Trataré de explicar las principales líneas y hechos, sabiendo que, por otra parte, no voy a ser objetivo porque he sido testigo, protagonista y, en cierta medida, agente de esa historia. Será una visión subjetiva y tendré que hacer elecciones, pero en nombre del testimonio pido disculpas, de antemano, si la visión resulta personal.
Las raíces de Elhuyar deben buscarse a finales de los años 60. Aquella época fue muy enriquecedora en la vida sociopolítica de Euskal Herria. El franquismo llevaba 25 años en el poder. La expresión política, social y cultural estaba muy limitada y controlada y debía jugarse dentro de las estrictas normas marcadas por el régimen. Una muestra de la situación puede ser que, por haber elegido entre otros muchos, las canciones de los festivales de canto deban pasar a la censura previa.
En ese ambiente se estaban produciendo grandes cambios en la sociedad vasca. Por un lado, una generación que no sufrió directamente el impacto de la guerra civil, que cuestionaba la desesperación de la generación anterior, adquirió protagonismo social. Por otro lado, el mundo de la cultura estaba en pleno apogeo y se establecieron nuevas premisas en las artes plásticas, la literatura, la canción y el desarrollo lingüístico.
La generación joven tenía planteamientos innovadores respecto al estatus del euskera. El euskera no era una lengua de uso exclusivo en casa, en compañía o en la iglesia, sino una herramienta que debía utilizarse en todos los ámbitos de la comunicación humana. Parafraseando la frase de Etxepare, el euskera tenía que salir del rincón de la casa a la plaza, con todas las consecuencias. Es la década en la que el euskara batua, la revitalización de las ikastolas, el movimiento de euskaldunización y alfabetización, Euskal Kultur Taldea (EKT), etc.
En uno de estos EKT tuvo su origen Elhuyar Kultur Elkartea, de la Escuela de Ingenieros Industriales de San Sebastián. El ambiente de la escuela (tolerancias por parte de la dirección para temas vascos, altos porcentajes de euskaldunes, etc.) y la fuerte identidad e inquietud de algunos de sus alumnos y alumnas propiciaron un ambiente vasco sólido y eficaz. Como consecuencia de ello, estos estudiantes de ingeniería se encargaron de compaginar la ciencia con el euskera.
La forma de canalizar eficazmente estas inquietudes y preocupaciones se llevó a cabo en torno al mes de febrero de 1972, cuando tres antiguos alumnos de la escuela (Luis Mari Bandres, Jesus Mari Goñi y Andoni Sagarna) y dos alumnos (Juanjo Gabiña y Mikel Zalbide) comenzaron las reuniones con el objetivo de difundir el euskera al mundo de la ciencia. El grupo Elhuyar nació y desde entonces tuvo una cita cada sábado a las cuatro y media de la tarde en el Círculo de San Ignacio de San Sebastián.
Elhuyar obtuvo el apoyo de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y durante años fue su rama, a pesar de su total autonomía y de que la Asociación nunca pidió cuentas.
El grupo fundador de ingenieros se abrió rápidamente y a las reuniones de Elhuyar acudieron ingenieros técnicos (como Iñaki Azkune Mendia, de gran peso en la historia del grupo), arquitectos, informáticos (Harluxet tarrak), más ingenieros (Félix Azpiroz, Xabier Larrea y Kepa Zalbide), estudiantes de química (1976), médicos (1977) y economistas (1978). Elhuyar era un equipo multidisciplinar para finales de los 70.
El grupo tenía en aquella época dos características principales: por un lado, la apertura y, por otro, la recogida de miembros cada sábado por la tarde. Las reuniones del sábado dieron fuerza al grupo. No había personas liberadas para trabajar y los miembros del equipo realizaban los trabajos acordados por el equipo fuera de sus tareas habituales. En las reuniones del sábado se decidió qué, quién y cómo hacerlo y, por decirlo de alguna manera, se hacía una planificación estratégica. Sin embargo, en estas reuniones los debates terminológicos y lingüísticos tuvieron un gran peso en aquellos primeros años. Una de ellas es el recuerdo de mi primer día en Elhuyar.
Las reuniones, además, eran abiertas: podían participar todas aquellas personas que estaban dispuestas a trabajar para unir el euskera y la ciencia; no necesitaban otros méritos o ponentes. En ese ambiente, las reuniones garantizaron la cohesión y la sostenibilidad de Elhuyar, y por qué no reconocerlo, los siguientes txikiteos también tuvieron cierta sensación de grupo. Por lo tanto, no había una persona definida como miembro del grupo y la participación habitual en las reuniones de los sábados convertía a una persona en miembro de Elhuyar. El primer listado oficial de miembros de Elhuyar aparece en la memoria de 1977 y en él aparecen 17 personas como formadores y 20 como colaboradores.
Desde sus inicios, Elhuyar ha tendido a colaborar con otras instituciones. En aquellos primeros años se pueden citar, entre otros, los trabajos realizados en el impulso de la Universidad Vasca de Verano, la participación en la comisión del Diccionario de Matemáticas de Euskaltzaindia o el vocabulario arquitectónico elaborado con el Colegio Oficial de Arquitectos.
Los trabajos iniciales de Elhuyar se basan en la formación de la lengua y de las personas (tanto escritoras como lectoras). En el ámbito del euskera y de la ciencia casi todo estaba por hacer y pocas excepciones fueron las que antes de los años 70 escribieron en euskera sobre temas científicos, a excepción de Gabirel Jauregi. Los primeros trabajos fueron la preparación de libros de texto y diccionarios para las ikastolas. Luego vino la revista Elhuyar (1974).
Cabe destacar la Colección de Palabras para la Ciencia y la Técnica, elaborada en el campo de la Lexicografía en 1976, 1977 y 1978, aunque hoy en día sólo se nos olvida. El equipo dedicó un montón de horas a ello, poco después, que no han tenido una explotación demasiado adecuada. Con el análisis y vaciado de la tradición escrita vasca se consiguió completar un fichero de 50.000 palabras relacionadas con la ciencia y la tecnología. En todas las fichas se aportaba el término euskera y su contrapartida al castellano. El diccionario se introdujo en soporte informático (la aplicación informática a la lexicografía fue pionera) y aunque hubo intención de publicarlo, finalmente se puso a disposición de Euskaltzaindia el material.
A medida que se incrementa el volumen de trabajo del grupo, se vio que Elhuyar debía trabajar de alguna manera el camino de la profesionalidad. Este paso se dio en 1977. Con una jornada de medio día se pusieron a trabajar dos personas, una en el grupo de didáctica de las matemáticas y otra como administrativa. Esta última fue nuestra actual responsable de administración, María Luisa Aizpuru. Sin embargo, el trabajo militante del equipo siguió siendo fundamental. En 1984 se cuantificó el trabajo militante del grupo. 24.000.000 de pesetas. En el presupuesto de la zona el valor del trabajo de los miembros no profesionales fue de 7.500.000 pesetas.
El primer balance de efectivo documentado es del mismo año. En ella aparecen entradas de 1.043.000 ptas. y salidas de 1.061.000 ptas., con los patrocinadores principales del grupo, además de los suscriptores, Caja Laboral, Caja Gipuzkoa, Caja Laboral y Banco Industrial de Gipuzkoa. En los gastos, el coste de la revista superó la mitad del total.
Diccionarios, libros de texto y revista no bastaban para conjugar el euskera con el mundo de la ciencia, si los profesionales que posteriormente debían utilizar estas herramientas no eran capaces de desarrollar su labor en euskera. Se sabe que en algunas ikastolas de entonces se enseñaban temas científicos en castellano, ya que, a pesar de que el profesor era euskaldun, su asignatura no era capaz de trabajar en euskera, por realizar todos los estudios en castellano. Para hacer frente a este problema y euskaldunizar a los profesionales en su ámbito, Elhuyar organizó en 1979 los primeros cursos de formación especializados dirigidos al profesorado de ciencias. Fueron cuatro y se les denominó Cursos de Alfabetización Técnica.
El año 1980 fue un año de cambio. Tras abandonar el Círculo de San Ignacio y una breve estancia en los locales de los franciscanos de Atotxa, Elhuyar estableció su primera sede en la calle Garibai 23 de San Sebastián. Asimismo, en la reunión de fin de año se tomaron importantes decisiones que tuvieron un gran impacto a largo plazo: Designar un responsable de la gestión de la revista Elhuyar, dar los primeros pasos para dotar al grupo de personalidad jurídica propia, crear un equipo permanente que se ocupe de los problemas que plantea el día a día del grupo y dar más espacio a los textos de enseñanza secundaria en la producción de textos. Algunas de estas decisiones tuvieron efectos inmediatos. En 1981 se renovaron los contenidos y estructura de la revista y Elhuyar se convirtió en una asociación cultural de carácter jurídico propio.
A medida que las actividades fueron creciendo, el número de profesionales de Elhuyar fue creciendo y su peso en los presupuestos de la entidad. En 1984 Elhuyar contó con siete liberados: uno para tareas administrativas, dos para trabajos mecanográficos y cuatro para revistas y textos. Esto supuso que el grupo adquiriera una mayor sede y Elhuyar pasó de la calle Garibai a la calle Urbieta 7.
El incremento de profesionales en el equipo supuso un cambio significativo en la forma de trabajar. El cambio no fue brusco, se produjo casi sin darse cuenta durante años. La plantilla y el grupo operativo creado en 1980, formado principalmente por personas que no eran profesionales del grupo, comenzaron a gobernar la trayectoria del grupo. Posteriormente, a finales de la década de los 80, el equipo profesional asumió prácticamente la totalidad de su gestión.
En 1984 el Gobierno Vasco otorgó a Elhuyar el Reconocimiento de Utilidad Pública. Nunca hemos sabido el verdadero valor útil de esta denominación. Ese mismo año adquirimos el primer ordenador en Elhuyar, puesto Rank-Xerox 8012 para el trabajo de textos y gráficos, por 3.000.000 de pesetas. la que costó la zona. En 1986 compramos el primer Macintosha. Sin embargo, su valor útil no tardó en ser consciente.
Por otro lado, en 1984 se llegó a un acuerdo con la editorial Elkar para la publicación conjunta de libros de texto. El objetivo del convenio, además de fomentar la colaboración, fue reducir las inversiones que Elhuyar debe realizar para la edición de libros. El acuerdo nos ha resultado muy positivo, porque nos ha permitido publicar muchos libros de texto que quedarían en el cajón letargo.
1985 fue un año de muchas novedades. Se decidió reforzar el complemento divulgativo de la revista Elhuyar. Para ello se dividió en dos: Elhuyar, dedicada íntegramente a la divulgación científica. Elhuyar Zientzia eta Teknika eta ikerketa. La nueva revista era bimestral y se parecía a una revista divulgativa estándar en formato y apariencia. El número 0 se presentó en la feria de Durango. Posteriormente, en 1989, Elhuyar se convirtió en una revista mensual. Ciencia y Técnica. La nueva revista tuvo una excelente acogida y a corto plazo duplicamos el número de suscriptores, pasando de cerca de 700 a 1.400.
En el mundo de los materiales de enseñanza comenzamos a trabajar en dos nuevos campos: la creación de vídeo (producción de un vídeo llamado Robótica) y los programas de educación para el ordenador.
Sin embargo, la mayor novedad que supuso el año 1985 fue la relativa a la euskaldunización/alfabetización. Fue una innovación de largo alcance. De hecho, pensamos que existían caminos sin rozar. Se pensó en que las Alfabetizaciones Técnicas que se impartían para formar al profesorado en euskera se extendieran al mundo empresarial y ofrecieran a los trabajadores una formación específica para desarrollar su trabajo en euskera. Los dos primeros cursos se impartieron en la Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián y en el Ayuntamiento de San Sebastián. En los próximos años se impartieron numerosos cursos y se trabajaron conjuntamente los proyectos MOPI y LAKET. La principal consecuencia de esta iniciativa fue la creación de una visión innovadora del euskera y de la pareja empresarial, tanto en los responsables políticos como en las empresas: el euskera necesita un tratamiento específico en el mundo empresarial. En este sentido, se firmó un convenio de seis años de duración con el Gobierno Vasco para fomentar el uso del euskera en las empresas (1991-1996). A través de este acuerdo hemos adquirido una metodología específica y una experiencia profunda. Por tanto, uno de los principales ámbitos de actuación de Elhuyar en el futuro es trabajar en el mundo laboral los servicios en euskera.
El primer vestigio del Diccionario Enciclopédico, que luego fue tan cansado y contento, se encuentra en el anexo de la memoria de 1988, a la que se adjunta el primer borrador del proyecto. Después de buscar subvenciones a lo largo de 1989, en 1990 comenzó la redacción del Diccionario Enciclopédico.
A finales de los años 80, debido al gran volumen de actividades de Elhuyar, se nos quedó una pequeña sede en la calle Urbieta de San Sebastián, tanto a nivel local como de infraestructura. Tras analizar diversas alternativas, en 1990 adquirimos un local de unos 400 m 2 en el polígono industrial de Asteasuain en Usurbil.
Los hechos y los logros de esta década, quizá muy próximos, los tenemos para golpear con un punto de frialdad, pero no se puede negar que Elhuyar ha crecido mucho tanto haciendo como trabajando.
Enumeremos brevemente los trabajos y actividades más relevantes de los últimos años para renovar la memoria: Creación de Eusenor (1991), Diccionario Enciclopédico (1993), Euskera-Castellano/Gastellano-Vasco Hiztegia (1996), primer CD-ROM en euskera Ezagutu Gipuzkoa (1994), Servicio ZETIAZ (1994), Microplanificación de CAF (1995), Premios de Divulgación Científica CAF-Elhuyar (1994) y Servicios de comunicación (1995).
Miramos 25 años. Tenemos historia. Hemos realizado aportaciones a Euskalgintza. Elhuyar se ha consolidado como empresa cultural dentro de la actividad cultural vasca. Pero la situación no es sencilla. Se puede decir que se encuentra en un cruce. Será necesario tomar grandes decisiones que garanticen la viabilidad de nuestro proyecto. En ese sentido, los responsables políticos de Elhuyar tenemos la máxima responsabilidad, pero no es por ello menor, ya que sus decisiones o la falta de decisiones van a facilitar el futuro de Elhuyar y de otras instituciones vascas.