Además de ser una enfermedad cíclica (que aparece y desaparece según la época del año), el XXI puede ser una depresión. Uno de los problemas más graves del siglo XX. Así, la Organización Mundial de la Salud ha considerado la depresión como el problema de salud más frecuente del año 2000.
Teniendo en cuenta lo anterior, los expertos en salud mental quieren hacer un esfuerzo importante para conocer en profundidad las manifestaciones depresivas y poder así luchar contra las causas que provocan estos signos.
La cuestión puede ser realmente alarmante. Según la Sociedad Valenciana de Psiquiatría, 250 millones de personas en todo el mundo están deprimidas, de las que 2,5 millones se encuentran en España. Según el libro blanco presentado en mayo de este año en Bilbao por el Gabinete de Investigaciones Sociológicas, Bernad Krieft, sobre la calidad asistencial de la depresión, el 18% de los vascos sufrirá una depresión que obligue a acudir al médico a lo largo de su vida. En otras palabras, uno de cada 5 pacientes que pasan por la consulta del médico de asistencia primaria tiene un cuadro depresivo (cifra que nos da una idea clara de la magnitud de la enfermedad en nuestra sociedad).
A pesar de las múltiples depresiones que existen, en general puede decirse que se trata de una situación de desánimo o de caída profunda, que puede durar algunas horas o incluso meses, dependiendo del estado personal del paciente, dependiendo de las causas que lo motiven. A lo largo de nuestra vida pasamos más de una vez momentos como este (vemos todo oscuro, no tenemos ánimo para nada, etc.) Y nos quedamos como una tristeza incomprensible, que nos puede llegar a cerrar en nuestro interior y a entablar relaciones con el exterior. Tal vez pasemos inmediatamente esta situación y volveremos a la normalidad, pero ojo, puede ser un cuadro de depresión. Si situaciones similares se repiten sin motivo aparente o persisten durante más tiempo de lo normal, hay motivos para preocuparse y puede que sea conveniente acudir al médico.
Las razones pueden ser muy diferentes:
La persona deprimida no puede ocultar melancolía o tristeza, ni siquiera ante personas desconocidas. Normalmente la depresión aparece con la mayoría de los síntomas siguientes:
Normalmente las mujeres son más bulbosas ante la depresión, y para explicarlo se destaca la importancia del entorno social y familiar, ya que las mujeres en general tienen menos relaciones sociales que los hombres. Pero las mujeres que tienen la oportunidad de salir de su ambiente familiar (por ejemplo, las que trabajan fuera de casa) no se libran de las garras de la depresión.
En la actualidad también se tiene en cuenta otro grupo de edad a la hora de establecer el diagnóstico de la depresión, que sorprendentemente está formado por niños. Factores que pueden provocar depresión en la infancia, como la existencia de antecedentes familiares de enfermedad mental o suicidio, la pérdida de alguno de los padres, la separación de los padres, el abandono de los niños, etc.
Como muestra de la creciente importancia que tienen los pacientes de esta edad, las multinacionales farmacéuticas están tocando y estudiando los efectos que el uso de medicamentos antidepresivos puede causar en los niños. Y como curiosidad, me gustaría decir que el BRORAC, el antidepresivo más vendido del mundo, va a tener, sin lugar a dudas, un delicioso sabor de menta para que pueda gustar a los niños.
A pesar de que la enfermedad es muy frecuente, y a pesar de que su efecto e incidencia va en aumento, todavía son pocos los que acuden al médico por este motivo. Sin embargo, los especialistas coinciden en que es muy importante tomar la enfermedad a tiempo y no cuando ha dado manifestaciones significativas.
A pesar de que se ha avanzado mucho en el tratamiento de la depresión, tal y como señaló el Dr. Gutierrez, Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Santiago de Vitoria-Gasteiz en el acto de presentación del Libro Blanco mencionado anteriormente, “todavía no hemos hecho más que empezar a comprender el funcionamiento del cerebro”, por lo que aún no conocemos plenamente los factores causantes de esta patología.
La falta de coordinación entre los médicos de asistencia primaria (médicos del hogar o cabecera) y los especialistas en psiquiatría es otro de los errores o lagunas graves en este punto, lo que hace imposible o muy difícil el tratamiento integral del paciente. Debido a esta lejanía o descoordinación, muchas veces el médico de familia no envía a sus pacientes al especialista, y ellos mismos se encargarán del control del tratamiento. Y por ese camino hay que ver las críticas realizadas por el Dr. Gutierrez, ya que muchos de los pacientes deprimidos son tratados con ansiolíticos (por ejemplo, con medicamentos como el TRANXILIM o el ORFIDAL) por parte de los médicos de la red primaria, que a menudo tienen riesgo de dependencia física en pacientes que no tienen ansiedad.
En el tratamiento, por tanto, es imprescindible un diagnóstico adecuado ya que hay que tener muy en cuenta otros síntomas o situaciones que pueden acompañar a la depresión, como la ansiedad. Según el doctor Gutiérrez, sólo una de cada tres depresiones medias se diagnostica, pero la mitad (50%) de ellas es recuperada en un plazo de seis meses o un año. El resto se vuelven crónicos y normalmente son más difíciles de curar.