En las mujeres europeas la media del primer mes es de unos doce años y medio. Pero, por supuesto, hay grandes diferencias entre unos casos y otros. Los expertos consideran que son muchas las razones que hacen que la pubertad se produzca antes o después. Por ejemplo, los factores genéticos son muy importantes, ya que hay genes que determinan cuándo se pondrá en marcha el reloj de la pubertad. Los chicos, por ejemplo, comienzan los cambios de la pubertad como su padre. Las chicas, por su parte, pueden ser muy parecidas a las de su madre en cuanto al comienzo de la regla, pudiendo tener el último mes en fechas similares.
Pero, además de la genética, parece que hay más factores que hacen que la pubertad se ponga en marcha antes o después. Por ejemplo, en países con un clima más cálido y luminoso la pubertad empieza antes que en otros países. Los países que rodean el ecuador son los que presentan más horas de sol y temperaturas más cálidas.
La endocrinóloga infantil del Hospital de Cruces, Amaia Vela, considera que en los últimos tiempos existe una tendencia al avance de la pubertad por agentes externos, señalando dos factores como responsables de esta tendencia.
La primera de las causas podría ser la contaminación química ambiental. De hecho, algunos estudios indican que ciertos compuestos químicos influyen en el crecimiento, comportamiento, reproducción y función inmunitaria de los organismos, ya que interfieren con el sistema endocrino. Estos compuestos se han denominado disruptores endocrinos: alquilfenoles (procedentes de detergentes y cosméticos domésticos), pesticidas, plastificantes, derivados del petróleo o hormonas sintéticas. Algunos de ellos pueden ser responsables de que el comienzo de la pubertad femenina vaya progresando poco a poco. Sin embargo, es difícil conseguir resultados claros y definitivos, ya que las sustancias químicas que intervienen son muy numerosas y el impacto químico que sufren los jóvenes cambia constantemente.
El segundo factor puede ser la alimentación y, más concretamente, la obesidad. De hecho, parece que ganar peso pone en marcha el reloj y pone en marcha el mecanismo hormonal que provoca cambios físicos.
Por este motivo, el sobrepeso puede adelantar considerablemente la regla de las chicas. "Las chicas gorditas --sobre todo si alcanzan muy rápido los 45 kilos- pueden tener el primer mes para cumplir nueve años, es decir, pueden llegar a madurar fisiológicamente tres años antes o antes que las chicas de peso normal", explica Basilio Moreno Esteban, jefe de endocrinología clínica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. De hecho, "antes se pensaba que la grasa era una mera reserva, pero ahora se ve que es un órgano endocrino que genera varias hormonas", explica Amaia Vela.
Es por ello que los niños que en el embarazo alcanzan menos peso de lo normal pueden empezar la pubertad antes. "Estos niños pueden ganar peso rápidamente al principio, es decir, que pueden tener una toma de peso demasiado rápida, y eso parece influir en el inicio temprano de la pubertad", explica Elizabeth Blardun, endocrinóloga infantil del Hospital de Zumarraga.
Un efecto similar se produce con los niños adoptados en los países en desarrollo: cuando la calidad de vida original y la situación del entorno no es buena, o cuando hay una desnutrición previa, y al cambiar a mejor, ganar peso provoca episodios tempranos de pubertad.
Pero también puede suceder lo contrario: una mala nutrición puede provocar un retraso en la pubertad. En la anorexia, por ejemplo, las chicas con problemas de alimentación pueden perder la regla si no ganan peso. Para poner en marcha la pubertad el reloj necesita un peso concreto, y es posible que estas chicas no lleguen a ese piso. Lo que pasa con los deportistas de élite es un efecto similar: la exigencia de un peso muy bajo hace que estas chicas puedan estar sin menstruaciones durante años. Hay ejemplos conocidos como la gimnasia rítmica.
Independientemente de los agentes implicados, se considera pubertad temprana la pubertad que empieza en las chicas antes de los 8 años y en los chicos antes de los 9. Los endocrinólogos infantiles consideran que estos casos deben ser analizados en la consulta para identificar el mecanismo que ha acelerado la pubertad de estas personas. Esto se debe a que, además de las causas externas mencionadas anteriormente, razones físicas o hormonales o de enfermedad pueden impedir que la persona pueda crecer correctamente y alcanzar la altura correspondiente.
Otro caso destacable es el de las chicas que inician la pubertad entre 8 y 9 años. En estas chicas la pubertad empieza bastante temprano, pero además el desarrollo de esta pubertad puede ser rápido. "Cuando las chicas van aceleradas, la pubertad todavía es muy pequeña psicológicamente y no están preparadas para ese cambio", comenta Blardi. En estos casos se utiliza la medicación para frenar el desarrollo pero sin frenar el crecimiento. Es decir, crecen igual y, mientras tanto, "las chicas alcanzan la madurez psicológica para afrontar el cambio", según Blarduni.
El tratamiento consiste en inyectar cada tres meses para frenar la producción de hormonas que producen estrógenos y volver a los niveles hormonales prepuberales. Así se frena el desarrollo de la pubertad. Pero el tratamiento no es ahora: se aplica desde hace más de 30 años y, según los estudios realizados, no parece que tenga efectos negativos a largo plazo en los pacientes. De hecho, tras varios años después de terminar el tratamiento --18-22 años- las chicas han sido estudiadas para ver si tenían una función hormonal adecuada. También se han realizado densitometrías óseas para medir la cantidad de calcio en los huesos. "Los resultados han sido absolutamente normales. Es decir, su función reproductiva y toda la función biológica estaba bien", afirma Blardi.
Por ejemplo, Elizabeth Blardi considera importante que los padres respondan con confianza y espontaneidad a los cambios que perciben los niños. "Ante cualquier cambio físico, los padres tienden a pensar que la regla está ahí, pero no es así. A los 8 años pueden empezar los primeros cambios en las chicas, pero a partir de ahí para ser menstrual pueden pasar dos o seis años. Es decir, hay mucho margen". En este proceso, además, muchas veces más que los padres, son los niños los que aceptan sus cambios con la máxima normalidad y de forma natural.