Entre los jóvenes, el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares es mucho menor para la mujer que para el hombre. Sin embargo, a partir de la menopausia, la mujer pierde poco a poco la protección cardiovascular que le proporcionan los estrógenos, con lo que a los 10 años la diferencia entre sexos desaparece de forma total.
Por tanto, si eres mujer y quieres mantener tu corazón joven y saludable, sigue estos consejos.
El estilo de vida saludable reduce significativamente (en algunos casos hasta casi la mitad) la incidencia y los riesgos de estas enfermedades. Sin embargo, en los últimos años las enfermedades cardiovasculares han aumentado considerablemente en las mujeres debido en parte a los malos hábitos (tabaco, alcohol, estrés).
Fumar aumenta en cinco ocasiones el riesgo de sufrir un infarto o un ictus cerebral. La nicotina contrae las arterias, favorece la formación de coáculos y reduce la irrigación sanguínea del corazón, disminuyendo así el aporte de oxígeno al músculo del corazón. El tabaco también aumenta el riesgo de hipertensión, más aún si además de fumar, la mujer toma anticonceptivos orales, este método aumenta
riesgo de trombosis venosa por producción. Por ello, las mujeres deben elegir, seguir fumando o tomar la píldora, sobre todo a partir de los 35 años.
El vino, si se toma con moderación, puede ser beneficioso. Sin embargo, no hay que olvidar que el consumo excesivo de alcohol es muy perjudicial para el sistema cardiovascular, ya que el alcohol aumenta la presión arterial y engorda.
Además, ingerir la misma cantidad de alcohol hace más daño a la mujer que al hombre. Por eso, la mujer no debería beber más de un vaso de vino o cerveza al día.
No se trata de hacer sacrificios terribles, sino de hacer algunos cambios en nuestra vida. Nuestro corazón nos lo agradecerá.
Las grasas saturadas de origen animal (carnes grasas, vísceras, embutidos, mantequilla...) son los mayores enemigos de tu corazón. Sin embargo, las grasas vegetales que se utilizan en muchos alimentos elaborados (bollería, productos de pastelería, snacks, etc.) son también muy perjudiciales, ya que se alteran industrialmente para que los alimentos duren más tiempo.
Además de prescindir totalmente de los alimentos grasos, es necesario aumentar el consumo de pescado azul (salmón, sardinas, chicharro, bonito...) por contener ácidos grasos omega 3 que protegen el corazón y las arterias. En la dieta diaria hay que comer más alimentos procedentes de las plantas (fruta, verdura, legumbres, cocinados sin grasa) y más cereales integrales.
Las mujeres de todas las edades deberían dedicar al menos media hora al día para realizar algún ejercicio físico: caminar, montar en bicicleta, nadar, bailar, algo de gimnasia… cualquier ejercicio sirve para que el corazón tenga que bombear más sangre. El deporte limpia las arterias y además es un buen camino para bajar el colesterol y la presión arterial.
Determinadas circunstancias, si no se controlan y cuidan adecuadamente, pueden perjudicar la salud.
El sobrepeso produce alteraciones hormonales y metabólicas dañinas para el corazón, sobre todo cuando se acumula grasa sobrante (en este caso, mayor riesgo de infarto). Si la vuelta de la cintura es mayor de 88 cm, en el caso de la mujer,
intervalo de riesgo
Dentro, especialmente si es mayor de 45 años.
Cuando el colesterol 'malo' (colesterol LDL) se acumula en las arterias, se forman coádulos que dificultan la circulación de la sangre. Las personas con enfermedad cardiaca deben tener en cuenta los siguientes valores:
- Colesterol total: 150-180 mg/dl.
- Colesterol 'bueno' (HDL): a mayor cifra mejor. Mínimo 35 mg/dl.
- Colesterol 'malo' (LDL). Siempre por debajo de 100 mg/dl.
La excesiva presión en la sangre obliga a bombear el corazón con más fuerza, lo que provoca la fatiga muscular del corazón. Las medidas o valores ideales son la máxima cifra de presión 120 mm Hg y la mínima 80 mm Hg. El ejercicio físico, la reducción de grasas y la eliminación de la sal son las medidas básicas para controlar el problema.