Mariano Barbacid: "las campañas educativas pueden tener más influencia que la investigación".

La mayoría de los científicos en general son poco conocidos. Si llegan, la fama les llega después de morir. Sin embargo, hay excepciones. El madrileño Mariano Barbacid es uno de ellos, investigador del cáncer. Cansado del escaso sistema de investigación español, abandonó Estados Unidos. A la hora de trabajar allí, tuvo la suerte de tener éxito en su investigación. Ahora vuelve a España en la dirección del Centro de Investigación Oncológica de España. Por el momento parece que está satisfecho, pero si se le cambian las condiciones laborales, se marcará de nuevo.
Mariano Barbacid es un prestigioso investigador del cáncer
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Cuando hablamos de cáncer, ¿hay que hablar de una sola enfermedad o de un grupo de enfermedades?

Hoy podemos decir, sin duda, que el cáncer no es la única enfermedad, sino el conjunto de enfermedades que tienen la misma característica: sobre todo la acumulación de defectos en los genes que deben cumplir el control de la reproducción y la muerte celular. En el cáncer nos encontramos con casos muy curiosos, en los que algunos tumores presentan un comportamiento clínicamente muy similar y unas características anatomopatológicas muy similares, pueden tener un carácter patogenético completamente diferente. Esto demuestra que el desarrollo clínico de los tumores y su respuesta al tratamiento puede ser muy variada.

Lleva muchos años investigando el cáncer. ¿Qué ha cambiado durante todo este tiempo en la investigación?¿Se ha avanzado algo?

Desde el año 1974 estoy trabajando en la investigación oncológica básica y desde esta perspectiva puedo decirle que en el último cuarto de siglo hemos tenido una verdadera revolución en el conocimiento del cáncer, ya sabemos lo que es y cómo se produce, lo que hay que agradecer al descubrimiento del mecanismo molecular que termina con los procesos neoplásicos. La actual revolución en la genómica y en la proteómica afecta de forma muy positiva a la investigación básica, aunque poco ha cambiado en la forma de hacer el trabajo diario.

Además, existe un gran interés en el desarrollo de la investigación traslacional, es decir, en la transferencia inmediata de todos estos hallazgos al mundo del enfermo cancerígeno, con el fin de mejorar el diagnóstico de la enfermedad y mejorar los tratamientos existentes.

Has puesto en marcha y eres director del Centro de Investigación Oncológica de España, ¿qué investigaréis allí? Y en el mundo, ¿qué líneas de investigación están abiertas?

Sólo podré responder a la primera pregunta porque si nos centráramos en la segunda, superaría fácilmente los límites del tiempo y del lugar de esta conversación. Sin embargo, si es necesario, puedo responder que se trata de atacar el cáncer por todas las partes posibles y que todas estas agresiones son válidas si cumplen el mínimo rigor científico.

En el Centro de Investigación Oncológica de España se realizará una investigación básica y aplicada, pero siempre previa a la investigación clínica, ya que nuestro centro no ofrecerá ayuda a los pacientes. En la investigación básica se abordarán temas de oncología molecular, sobre todo la investigación de los mecanismos moleculares del cáncer y la identificación de genes modificadores que afectan a nuestra capacidad de padecer esta enfermedad. De acuerdo con nuestro Programa de Patología Molecular, las investigaciones aplicadas se centrarán en el diagnóstico molecular del cáncer; en breve comenzaremos a utilizar biochips para realizar estudios moleculares de tumores a gran escala. Esperamos tener 5.000 genes oncochados para la primavera. La segunda línea de investigación aplicada se orientará a la búsqueda de nuevos medicamentos, siguiendo los esquemas operativos de las empresas biotecnológicas líderes en Estados Unidos. Este programa se pondrá en marcha este año y esperamos que la industria farmacéutica sea un aliado.

¿Qué estrategia, camino… queda por investigar? ¿Cuál es, además de curar el cáncer, el mayor reto?

Las vías o estrategias seleccionadas en la investigación dependen del desarrollo tecnológico. Hace 15 años la secuencia de un gen de 5.000 bases era un gran reto. Hoy en día, sólo una persona puede hacerlo en pocas horas, de lo contrario no sería posible realizar una secuencia de genoma humano de 9.000 millones de bases. Si fuera necesario, el principal reto sería conocer el funcionamiento de los 50.000 genes que forman parte del ser humano y comprender mejor el mecanismo de este mal funcionamiento cancerígeno.

Últimamente se habla mucho de terapias genéticas. El origen del cáncer es propiamente genético, pero existen otros factores que pueden desencadenar el cáncer. ¿Qué es más importante, la posición de nuestros genes en el desarrollo del cáncer o la influencia de factores externos?

En primer lugar, he de decir que las terapias genéticas se han hecho muy populares en la sociedad, que gustan a la gente, pero que ya se han realizado más de 500 ensayos clínicos y ninguno ha dado resultados positivos. Esto no quiere decir que no merezca la pena seguir esforzándose porque, como he dicho antes, todos los esfuerzos son válidos desde el momento en que tienen el mínimo rigor científico; y, desde luego, el caso de la terapia genética es este. De toda la información razonable que tenemos hoy en día, no cabe duda de que el origen del cáncer es genético, es decir, el cáncer se debe a mutaciones, tanto por errores en nuestras células como por factores externos como el tabaco, el sol o algunas dietas. Obviamente, existen factores epigenéticos que tienen una gran influencia en los procesos neoplásicos, por eso queremos encontrar genes modificadores. Cualquier persona que quema tabaco provoca mutaciones en su ADN que, sin duda, activarán alguna de las genealogías relacionadas con el cáncer. Sin embargo, todos sabemos que fumar tabaco aumenta 1.000 veces las probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón, pero que no todos los fumadores tienen cáncer de pulmón. Este es otro de los grandes retos que tenemos por descubrir y resolver.

Los avances de la tecnología, las campañas de información… parecen contribuir. ¿Pero realmente sirven para algo?

Si se quiere reducir la incidencia del cáncer, las campañas de información son fundamentales. Cuando el cáncer se detecta antes de la metástasis, antes de que se ríe en nuestro cuerpo, las posibilidades de curación, sobre todo con cirugía, suelen ser muy altas. Por ello, sobre todo en el caso de tumores que pueden llegar fácilmente por el exterior del cuerpo, como los cánceres de piel, cabeza de pecho, testículos o próstata, la educación puede tener una gran importancia. De esta forma, la detección precoz reducirá las probabilidades de metástasis y permitirá eliminar los órganos afectados antes de que se produzcan efectos todavía insubsanables.

Desde otro punto de vista, las campañas educativas pueden salvar miles de vidas, mucho más de las que la propia investigación y los tratamientos pueden salvar. Si la población, sobre todo la población joven, que todavía tiene tiempo de dejar el tabaco o de no empezar a fumar, realmente se percatara del peligro que supone esta costumbre, la incidencia del cáncer de pulmón, uno de los más letales, sería casi anecdótica. Desgraciadamente, el cáncer tarda más de 30 años en aparecer y todavía hay mucha gente que no reconoce que mata el tabaco.

Los medios de comunicación informan en más de una ocasión de los remedios milagrosos y de los cócteles de medicamentos -pero solos en animales- que frenan o frenan la enfermedad. ¿Qué te parece todo esto?

Aquí hay que hacer una separación muy clara. Una cosa son las que tú llamas remedios milagrosos o anecdóticos, y otra las investigaciones que se realizan con animales, entre otras cosas porque es una obligación ineludible de tratar a los seres humanos. Como bien dices, la experiencia nos ha demostrado que la curación de los tumores de los animales es mucho más fácil que la curación de los seres humanos. De hecho, de los diez nuevos productos que actualmente se incluyen en los ensayos clínicos del cáncer, sólo se permite uno para su posterior donación a humanos, sin tener en cuenta los ensayos clínicos que se realizan en el campo de la terapia genética antes mencionado. Pero este proceso es imprescindible y hay que seguir luchando para poder mejorarlo.

De hecho, esta es una de las líneas de investigación que actualmente se está llevando a cabo en el Centro de Investigación Oncológica de España, mediante la manipulación genética, el nuevo y mejor desarrollo de los sistemas de modelización animal, lo que permitirá predecir mejor los ensayos clínicos con animales y aumentar así la posibilidad de medicamentos antitumorales de utilidad humana.

Sé que a los investigadores no les gusta responder a este tipo de preguntas, pero sí hacerlo como periodistas. Por lo tanto, ahí va: ¿cuánto tiempo y por qué camino llegará la solución al cáncer?

Los científicos no debemos caer en la pregunta de la aventura de adelantar plazos, y menos en un tema tan importante como la curación del cáncer. No obstante, me atreveré a decir que en el futuro, como ha sucedido hasta ahora, los avances se producirán paso a paso y con ciertos tipos de tumores. Al responder a su primera pregunta, le he dicho que el cáncer puede ser similar a enfermedades infecciosas con alto contenido en etiología, por lo que sería malo pensar que sólo se curará un medicamento. También ganaremos la batalla al cáncer o, al menos, convertiremos al cáncer en una enfermedad crónica con bajas tasas de mortalidad, con la ayuda de todos. La propia sociedad debe contribuir a la reducción de los riesgos a los que está expuesta, a la reducción de la combustión de tabaco y a la exposición a rayos ultravioleta. Por su parte, los médicos también lo pondrán, ofreciendo una atención integral a los pacientes para facilitar y agilizar la detección de tumores. Y por último, los investigadores, mejor entendidos de la enfermedad, para así diseñar medicamentos mejores y más eficaces.

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