Jardinería verde-verde

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

Las primeras pistas de jardinería son las de los jardines de Mesopotamia y Egipto. Desde aquellos tiempos ha evolucionado de forma continua. Cada cultura ha entendido este arte a su manera: los musulmanes trataban de reflejar el paraíso que aparece en el Corán, los chinos trataban de imitar la naturaleza en los jardines... En los jardines actuales de Euskal Herria destaca la tradición europea. Pero hay nuevas tendencias, entre las que destaca la jardinería ambiental.

La jardinería ambiental se diferencia de la tradicional por su importancia para el medio ambiente. La jardinería ambiental trata de minimizar el impacto negativo de la jardinería tradicional sobre el medio ambiente, asumiendo funciones que no contempla.

De hecho, en la jardinería tradicional, los jardines se diseñan con fines estéticos y de ocio. Pero no se trata de un beneficio para el medio ambiente, aspecto que muchas veces se descarta por completo. Por ello, a veces se utilizan demasiados fertilizantes minerales y pesticidas, y con frecuencia se plantan plantas de riego en lugar de las más adaptadas al entorno. La introducción de especies foráneas tiene además el peligro de que algunas de ellas sean invasoras.

Beneficios de las zonas verdes en las ciudades

La jardinería ambiental trata de reducir los efectos nocivos de la jardinería convencional y reforzar el efecto beneficioso de las zonas verdes. Y es que cualquier jardín tiene un efecto beneficioso en la ciudad.

En el estudio realizado en el Hyde Park en 1962, quedó patente que las zonas verdes reducen la contaminación del aire.

En 1962 se llevó a cabo un estudio en el Hyde Park de Londres, en el que se constató que el aire que atravesaba el parque tenía un 25% menos de contaminantes, es decir, el parque actuaba como filtro de contaminación. En investigaciones posteriores se han obtenido resultados similares, demostrando ahora la capacidad de almacenamiento, absorción y transformación de contaminantes.

Las zonas verdes con grandes árboles son más eficientes en la limpieza del aire. La superficie de las hojas de los árboles es cien veces mayor que la de la copa. Esto permite detectar muchos contaminantes en el aire. Algunos de estos contaminantes, principalmente el polvo y las partículas sólidas, permanecen en las hojas. Cuando llueve pasan al suelo y éste los absorbe.

Además, en el suelo hay microorganismos que convierten el monóxido de carbono en dióxido de carbono.

Por otro lado, los árboles absorben contaminantes como el ozono y el dióxido de azufre, abundantes en las ciudades, así como metales pesados como el cadmio y el plomo.

Además de la contaminación del aire, los jardines reducen la contaminación acústica. Las hojas de los árboles y arbustos reducen el ruido, sobre todo sonidos de baja frecuencia. Es por ello que se utilizan como pantallas acústicas en los márgenes de las carreteras.

Los árboles de los parques limpian el aire y refrescan el ambiente.

Las zonas verdes también inciden en el clima local. Por ejemplo, los árboles absorben el calor y la radiación solar, por lo que en verano pueden estar 6 ºC menos bajo los árboles que en las calles de la ciudad. Además, el agua transpirada por los árboles aumenta la humedad relativa, aumentando la sensación de frescura. Cuando llueve, por el contrario, la fuerza de la pedrera queda atenuada por las hojas y se produce de forma similar con el viento: en una superficie entre 10-15 de la altura de la planta, la velocidad del viento disminuye a la mitad.

Cuidando el medio ambiente

Para preservar el medio ambiente se utilizan pesticidas de uso común en agricultura ecológica en jardinería ambiental. Sin embargo, antes de utilizar estos productos, el jardinero utiliza diversas técnicas para prevenir enfermedades y plagas.

Por un lado, se recomienda que los suelos se encuentren en buen estado y adaptados a las especies vegetales, evitando así la aparición de enfermedades. Por supuesto, las plantas también deben ser apropiadas para el clima y el entorno.

Las zonas verdes también sirven para protegerse del ruido.
A. Galarraga

Además, a mayor número de especies diferentes, mayor dificultad para la extensión de enfermedades y plagas. No obstante, en el caso de que alguna planta enferme, se procederá a retirar la parte o la totalidad de la planta afectada y a su quema para evitar la contaminación del resto. Y es conveniente desinfectar los utensilios utilizados en la poda de una planta antes de su utilización con otra. Todo esto se llama lucha cultural.

Por otro lado, se utiliza también la lucha biológica. Consiste en el uso de especies que sean parásitas o depredadoras para controlar los organismos causantes de las plagas. Por ejemplo, la mariquita se alimenta de piojos vegetales adultos y larvas, y la araña atrapa muchos insectos, entre ellos piojos vegetales.

Las plantas también actúan contra las plagas: los cítricos, el lavanda, el romero y otras plantas aromáticas ahuyentan a los insectos y el saúco separa a los topos. Por su parte, las plantas y la hiedra con un fácil acceso al néctar atraen insectos que controlan organismos nocivos.

Con estas medidas se evita el uso de pesticidas. También es importante establecer sistemas de gestión adecuada del agua, así como seleccionar plantas que no requieran riego continuo. De este modo, no se gasta tanto agua como en jardines tradicionales.

La naturaleza como ejemplo

Las arañas son muy útiles para el control de los organismos causantes de plagas.

En los diseños de muchos jardines tradicionales predominan las líneas rectas y las figuras geométricas. Las ciudades también son así: calles rectas, casas cuadradas... En la naturaleza hay muchas formas diferentes y nada es tan regular, a la vez que las formas de la naturaleza guardan armonía y equilibrio.

En jardinería ambiental se toma la naturaleza como modelo y se rompe la rigidez geométrica de los jardines tradicionales para lograr un efecto natural. Así, la superficie terrestre no es plana, sino con pendientes y curvas. Los caminos son inclinados y se juega con plantas de diferente tamaño y altura. Las plantas se forman en el tramo de roca y las propias piedras salen del suelo, no están apoyadas sobre el mismo. Las charcas, en lugar de ser de hormigón, se diseñan para su aspecto natural, teniendo en cuenta materiales, fondo, márgenes y vegetación acuática. Los chorros de agua se sustituyen por saltos de agua... El objetivo es evitar elementos no naturales y conseguir un aspecto armónico y natural.

Para que la zona verde esté integrada en el entorno, este tipo de jardinería intenta imitar a la comunidad vegetal local.

Para que la zona verde esté integrada en el entorno, procuran utilizar especies autóctonas e imitar a la comunidad vegetal de alrededor. Sin embargo, en el pasado se introdujeron numerosas especies foráneas siguiendo el ejemplo de los jardines británicos, que ahora están perfectamente adaptadas al clima y al entorno, crecen más rápido que las autóctonas y son más baratas.

Las comunidades vegetales más significativas del País Vasco son los encinares, robledales, hayedos y pinares. Su implantación en los jardines no es fácil, pero para algunos ciudadanos son la representación más cercana del entorno natural del lugar. Por tanto, la jardinería ambiental desempeña también una función pedagógica.

¡Ven a la protección del jardín!

La utilización de plantas autóctonas en los jardines también es beneficiosa para la fauna. De hecho, muchos invertebrados se alimentan de plantas autóctonas, que atraen a otros animales. Al tratarse de una situación natural, estos invertebrados no se convierten en plagas. Por el contrario, el riesgo de plagas con especies foráneas es mucho mayor, ya que son muy pocas las especies que atacan a los invertebrados que pueden venir con plantas foráneas, y por su rápido crecimiento, los depredadores no pueden controlarlos.

También se pueden diseñar zonas verdes como refugio de animales, con espacios adecuados para ellos.

Además, las frutas de las plantas autóctonas son comestibles en la mayoría de los casos y comen aves y roedores.

Una de las formas de proliferación de animales en la zona verde es dotarles de alojamientos especiales. Los carboneros, las amilotxas, los cintura pájaros, los garrapos y otros pájaros viven en los agujeros de los árboles, pero en los árboles de parques y jardines no hay muchos agujeros. Para crear espacios adecuados para los pájaros se pueden instalar cajas de pájaros. No es un beneficio inútil: estos pájaros comen insectos y ayudan a controlar las plagas.

Cuanto más grandes son las zonas verdes, más posibilidades se dan a los animales más grandes para crecer en ellas. Las lagartijas, sátichos, ratones y ardillas se reproducen más si tienen espacio suficiente, y sus predadores, claro está, si tienen acceso a la zona verde. Para ello se pueden construir pasarelas de conexión con el exterior de la ciudad.

Muchas veces es imposible hacer todas estas cosas. El aforo es limitado y en la mayoría de los ayuntamientos todavía se observa más el coste que el medio ambiente. Sin embargo, cada vez son más los jardineros que tienen en cuenta las bases de la jardinería ambiental y las aplican en la medida de lo posible. En consecuencia, es más frecuente la creación de parques de aspecto natural y la presencia de especies vegetales comunes en los bosques autóctonos en los parques. En beneficio del medio ambiente y de la ciudadanía.

Cuatro culturas, cuatro jardines

A lo largo de la historia se han realizado jardines de diferentes estilos adaptados al lugar y la época. En los jardines de hoy, al menos en parte, se perciben efectos tanto de uno como de otro.

Quizá los más extraños sean de estilo oriental. Los jardines de Japón son el ejemplo de este estilo: buscan el equilibrio de fuerzas y están muy relacionados con la ceremonia del té. El lugar ideal para llenar este rito es el jardín, por lo que son lugares muy tranquilos y con piedras que invitan a los visitantes a quedarse y disfrutar del paisaje.

En los jardines islámicos intentan imaginar el paraíso que se mencionaba en el Corán. Para escapar del desierto, el calor y la arena, buscan humedad y sombra. Para ello cuentan con árboles y canales.

En los jardines de estilo francés se cuida mucho la geometría. Los árboles están en hileras y los caminos están bien delimitados y tienen gran importancia tanto los juegos creados con agua como las esculturas.

Sin embargo, los jardines ingleses son los que más han influido en la jardinería de aquí. En este estilo se mira a la naturaleza y, coincidiendo con la época del romanticismo, los jardines albergan pequeños bosques, cuevas, colinas artificiales, rincones llenos de flores... También otorgan especial importancia a las especies foráneas, creando lugares apropiados para la implantación de especies exóticas.

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