El nido de Kukua: una competición continua

¿Quién no conoce el canto del cuco, el adivino de la primavera? Sin labios, es la canción más conocida del mundo de las aves y está representada por la mayoría de las lenguas: kuku, cuco, cuckoo, coucou, coqu, kuckuk. Son muchos los refranes, cuentos, relatos y, cómo no, relojes que se han creado alrededor de este ave. La mayoría de la gente conoce el canto y sabe lo que es un parásito, pero pocos conocen el aspecto del ave.

Para la ciencia, por el contrario, han sido desconocidas algunas de las características del cupo, mientras que otras han sido repletas de especulación, a menudo debido a las convicciones populares mencionadas. Vamos a ver, por tanto, la naturaleza de este ave tan popular y, al mismo tiempo, poco conocida.

Parásito nido

Todo ser vivo tiene que afrontar la reproducción para completar su ciclo de vida y la complejidad de sus estrategias reproductivas en la naturaleza es enorme. Uno de los más sorprendentes es el nido parásito. Desde que Aristóteles, hace 2.300 años, describiera la tendencia parásita del cupo, se ha investigado mucho sobre este tema y hoy en día se conoce muy bien el mecanismo de este comportamiento. Sin embargo, los factores que han contribuido a esta estrategia a lo largo de la evolución, la eficacia y las causas de este comportamiento, no son suficientemente estudiados, presentando lagunas significativas desde el punto de vista de la ecología evolutiva.

El principal problema de muchos seres son otros vivos (depredadores, parásitos, etc.) y han evolucionado para afrontarlos. El depredador también ha evolucionado, entrando en una continua competencia armamentística. Así, muchas características son consecuencia directa de una coevolución, es decir, adaptaciones que se han desarrollado para superar los obstáculos y dificultades que un grupo de seres, otro, le ha puesto. Es en este contexto donde debemos situar la confrontación evolutiva que ha tenido y tiene el cuco y sus hosteleros. Por un lado, tenemos las estrategias que el cuco ha utilizado para engañar al hostelero y, por otro, las adaptaciones que los hosteleros han desarrollado para hacer frente al fraude del cupo.

A pesar de que mucha gente ha creído que el único hostelero del cupo es el txantxangorri, en Europa se conocen más de 100 hosteleros.
A. Elosegi

Las kuku hembras dejan los huevos miméticos (muy similares en tamaño, color y forma a la del huésped) en el nido de alguna otra especie, y son ellas las encargadas de su elaboración. A pesar de que mucha gente ha considerado que el único hostelero del cupo es el txantxangorri, en toda Europa se conocen más de 100 hosteleros; en Euskal Herria, los hosteleros más comunes que sufren este descarado pardillo son: Txepetxa ( Troglodytes troglodytes ), petirrojo ( Erithacus rubecula ), carricero común ( Acrocephalus scirpaceus ), carracín de carrichaca ( Acrocephalus arundinaceus), alfarería blanca ( Motacilla alba ), tatenálama ( Tochantus). La elección de los hosteleros no es aleatoria; todos son 2-3 veces más pequeños que el cuco y son insectívoros. La medida del huésped, como veremos más adelante, está relacionada con los huevos de la cuba y por supuesto la presencia de insectívoros con la alimentación del txito de cuco.

En la selección de hosteleros, el desarrollo del chitaje es de vital importancia. El cuco siempre irá al nido tras la puesta del huésped. Pero si el alojamiento está muy adelantado, rompe el nido obligando al huésped a construir un nido nuevo y a poner más huevos. De hecho, en los chites más avanzados, los pollitos del huésped nacerían antes y al nacer el cuco los demás estarían hendidos; en esta situación, el cuquecillo no necesitaría alimento debido a la competencia de los nido.

Cuando los chaqueteros están demasiado avanzados, el cuco rompe los nidos, ya que el cuco necesita unos huevos más nuevos para que el cuchijo nazca antes que el del huésped.
A. Elosegi

Por lo tanto, la época de la compasión del cupo está condicionada por el chitazo de los hosteleros. Los cucos pequeños suelen estar vigilados, cuidan a los hosteleros y a menudo observan cómo construyen el nido. Si los hosteleros se dan cuenta de ello, atacan el cupo. Las hembras de cuco aprovechan la ausencia de los nidificantes para desovar el huevo, pudiendo realizar esta acción en diez segundos. Se ponen cada dos días, normalmente un huevo por nido y de 8 a 15 huevos cada uno. Antes de depositar el huevo en el nido del huésped, roban un huevo del huésped, igualando así el nido.

Este robo de huevos ha generado falsas convicciones. Se ha pensado que el cuco pone los huevos cerca del nido del huésped, los toma en el pico y los deja dentro del nido. Esta creencia se ha utilizado para explicar los parásitos que se producen en los nidos de entrada estrecha o complicada. El cuco realiza siempre directamente sobre el nido del huésped y para ello dispone de varias adaptaciones: patas largas y fuertes, para sujetar y colocar el nido del huésped, la cloaca también es alargada y la cáscara gruesa del huevo, en los nidos cerrados donde el cuco no entra bien, los huevos de puesta superior no se rompen fácilmente.

El cuco que parasita el petirrojo pone como este huevo con sus cicatrices.
A. Elosegi

Cada kuku hembra sólo puede poner un tipo de huevo, por lo que sólo tendrá el huésped correspondiente. En consecuencia, encontraremos diferentes linajes de hembra basados en la forma y el color de los huevos. De este modo, una hembra cucú pone los huevos en forma de huésped que la crió. Por ejemplo, si un cuco ha nacido en el nido de la txantxangorri, éste también pondrá huevos como la txantxangorri y no podrá poner huevos en el nido de la txepetxea, ya que esto lo reconocería. A través de los experimentos, aunque esto está demostrado, no se investigan las consecuencias genéticas de este fenómeno.

Se cree que el mecanismo genético que condiciona las características de los huevos sólo lo lleva la hembra, por lo que los machos no producen cambios en las características del huevo en el cruce: existen linajes de hembra diferentes y los machos garantizan la unidad de la especie.

El cuco pone un poco más grande que este huevo de arcilla. Deja su huevo en el nido y roba uno de sus arcillas, igualando el nido.
A. Elosegi

En general, los hosteleros no admiten huevos extraños en los nidos y expulsan a los que son distintos de sus huevos. Esta discriminación de los hosteleros ha sido la presión evolutiva que ha impulsado los huevos miméticos, ya que sólo los de aspecto de los huevos del huésped podrán engañar al huésped. En cualquier caso, esta no ha sido la única razón, porque la competencia entre cucos también ha favorecido este mimetismo. Si a un nido con huevo de cuco se aproxima un segundo cuco, lo más rentable será, por supuesto, la expulsión del huevo del cuco y no del huésped. El primer txito nacerá del huevo del primer cuco, que eliminará todos los huevos que encuentre.

El mimetismo del huevo se basa en dos características: el color y la talla. En general, el color suele ser muy parecido al huevo del huésped, según el caso, con su propio pintar. Pero el mimetismo tampoco se da en todos los casos. Estas excepciones pueden ser muy significativas y tenemos un buen ejemplo, el caso del tuntún. El tuntún pone huevos azules y el cuco que lo parasita es blanquecino. Por lo tanto, si el huevo mimético ha favorecido la discriminación de los hosteleros, ¿cómo explicar esta falta de mimetismo?

El tuntún pone huevos azules, mientras que el cuco que parasita es blanco, aunque el tuntún ahogará honestamente el huevo del cuco por considerarlo suyo.
A. Elosegi

En diferentes estudios realizados con tuntu (en el nido con huevos de diferentes colores y formas) se ha demostrado que el tuntún admite todos los huevos de cualquier color y tamaño. Y no, el tuntu no es ciego, pero parece que el tuntún es un nuevo huésped del cuco y que aún no “aprende” a rechazar los huevos. Para confirmar esto, se puede realizar otro tipo de investigación: observar cómo se comportan ante el huevo de la cuba, algunos txokos, aunque no son los hosteleros del cupo. De hecho, algunas aves que no son hostales muestran un mayor grado de discriminación que el hostal común.

Por ejemplo, el pájaro mosca gris ( Muscicapa striata ), al poner el huevo de la cuba, lo separa con facilidad, y en la actualidad no se incluye en la lista de huéspedes del cupo. Siguiendo el mismo criterio que hemos utilizado para explicar el fenómeno del tuntún, podemos decir que el pájaro mosca gris, en su día, fue parásito del cuco y que en la competición había superado el cuco.

El huevo del cuco es muy pequeño en relación a su cuerpo (proporcionalmente tres veces menor que el del resto de pájaros), siendo algo mayor que el del huésped. En este caso también hay razones de mimetismo, pero hay otras: el cuco produce un gran número de huevos (8-15), lo que supone un gasto considerable. Por ello, gracias a los balances energéticos, la producción de huevos pequeños ha permitido aumentar su número. Y cuantos más huevos pongas, más crías, claro.

El kukukume nacerá tras el chitaje de 11-12 días, antes que los nidificantes (la mayoría de los hosteleros tienen un chitaje de 14-15 días) y monopolizará la atención y la comida de los padres. Parece ser que la incubación se inicia en el obsequio del cubo, y esa es la razón por la que nacía antes en el nido. Este adelanto es de vital importancia, ya que el cucachorro tendrá la oportunidad de sacar los huevos del huésped, eliminando así a los competidores.

Son pollos recién nacidos, silenciosos y ciegos, pero no tardan en empujar los huevos que tiene a su lado, poniéndolos a la cabeza, apretando las patas fuertes contra las paredes del nido y poniendo el huevo en la espalda, lanzan el huevo del nido. En 3-4 horas lanzará todos los huevos. Muchas veces los padres son testigos, pero no hacen ningún gesto para evitar el desastre. En algunos casos, el cucachorro, más que con huevos, se encuentra en el nido con pollos recién nacidos y en estos casos se ahoga.

Cuando se ha convertido en dueño del nido, todos los insectos traídos por los padres serán para él y en pocos días superará su tamaño. Se convierte en un espectáculo único, subiendo la txepetxa sobre la cabeza del kukukume y descubriendo cómo le ofrece la comida, orgulloso de su supuesta cría.

A pesar de que el resto de las aves le golpean la oruga de pino, le gusta el cuco. Antes de comer le da a la oruga fuertes sacudidas para que lance el contenido intestinal.
A. Elosegi

A las 4-5 semanas, el chito se va acercando a las ramas próximas, con vuelos cortos, aunque se alimenten de los alimentos que les traen los padres. Una o dos semanas después abandona completamente el nido y comienza a preparar el largo viaje a África, donde ingerirá gran cantidad de grasa. Para el segundo año son capaces de reproducir los cucos.

El mimetismo de los huevos es muy preciso, mientras que el kukukume no se parece a los chitos de los hosteleros. ¿Por qué se muestran tan prudentes a la hora de aceptar huevos extraños y, por el contrario, están dispuestos a criar cualquier pollito, aunque sea totalmente diferente y mucho más grande que ellos?

Podría pensarse que el huésped separa el huevo del cuco, comparándolo con los suyos, y con los chitos, no lo puede hacer porque sólo está el cuquero. Pero esto no es así, ya que se ha visto que los chites mixtos (los chitos del cuco y del huésped) crecen sin problemas. Por lo tanto, al no existir discriminación respecto al chito, la selección natural no ha impulsado el txito mimético.

Aunque no todos los autores están de acuerdo, parece que la principal causa de esta falta de discriminación es la rentabilidad típica de la naturaleza: el desarrollo de un mecanismo de separación de los huevos extraños por parte de la selección natural resulta ventajoso, ya que el huésped está a tiempo de expulsar el huevo y de salvar la incubación; o como en otros casos, abandonar el nido y construir un nuevo para sacar adelante el txitaldia. Por el contrario, el desarrollo de mecanismos para aprender a diferenciar el chito de cuco puede servir para muy poco, ya que ya es tarde para iniciar un nuevo chitazo. Por eso, los hosteleros no incuban ningún huevo, pero el primer chito que ven delante suele comer por si acaso.

A pesar del riesgo de marearse en el túnel del tiempo al analizar la evolución, muchas veces es imprescindible sumergirse en él, ya que algunos comportamientos y adaptaciones sólo así se pueden entender. Y además, como hemos visto, no tenemos que ir muy lejos a analizar comportamientos extraños, porque tenemos que investigar las causas de muchas conductas que ocurren en nuestro entorno.

Documento de identidad de Kukua

El cuco ( Cuculus canorus ) es como una paloma modal. Cola muy larga de unos 13-15 cm. Cabeza relativamente pequeña y alas afiladas. Los adultos suelen tener cabeza, pecho y respaldo gris-azules. El vientre es blanquecino, con líneas transversales marrones y estrechas. Las alas y la cola son las partes más oscuras del cuerpo, ya que son casi negras. La cola está decorada con tipos blancos. El macho y la hembra son muy similares y ocasionalmente se pueden encontrar cucles hembras muy pardas.

Los juveniles son rojizos o grises. Cuando vuela se parece mucho al gavilán ( Accipiter nisus ). En el suelo tiene una torpe marcha y cuando canta cambia la silueta habitual, ya que baja la cabeza, cierra las alas, levanta la cola y la hace muy ancha. El famoso canto es el de la marra (kuku), que tiene un canto más bajo, más bajo y más desconocido.

Los escarabajos grandes, a pesar de ser capturados tras espiarles en los miradores, también se muerden las plantas, ahuyentando los insectos y facilitando la comida.
J. Larrañaga

El cupo tiene una amplia distribución geográfica. Incuba casi por toda Europa y Asia, excepto en tundra y desiertos. Inverna en el sur de África. Su distribución geográfica en África no es muy conocida, pero parece que la mayoría se concentra en Namibia y Sudáfrica. En Euskal Herria tenemos una especie típica en la época del Txitaldi.

En cuanto a su lugar de residencia no presenta grandes exigencias y aparece prácticamente en todas partes, salvo en montes desnudos, zonas forestales muy extensas, islas oceánicas y zonas muy urbanizadas. No obstante, está condicionada por el valor principal que requiere el establecimiento del hábitat, es decir, por el uso hostelero. A la hora de comer descienden a los prados, pero no les gustan los prados muy extensos, por lo que los hábitats más comunes son los bosques intercalados con los simples.

Como hemos mencionado, el cuco es una ave migratoria que inverna en África. Esto abrió la creencia de que el cuco se convertía en gaviota en invierno, como decía Aristóteles: “kokkus metaballei ex ierakos” y esta creencia todavía se mantiene en varias localidades. Por otra parte, con motivo de esta migración anual, Azkue, en el antiguo euskera, decía que, “una vez al año”, se decía “de cuco a cuco”.

El viaje al Sur se inicia en las proximidades de Agosto y los adultos llegan antes que los jóvenes. En África permanecen hasta Abril. En primavera llegan hasta Abril-Mayo, primero machos y después hembras y jóvenes de un año. Este largo viaje lo realizan de noche y en pequeños grupos. Los jóvenes de un año, en general, vuelven a los alrededores del lugar donde nacieron y los adultos también tienen una gran fidelidad a las zonas de chiteo anuales.

Le gustan los escarabajos y las orugas para comer, incluidos los peludos y venenosos de las otras aves. También puede comer arañas, gusanos, bazos, roedores, ranas y rapes jóvenes, huevos de aves y chikis. Aunque la mayoría de las veces buscan forraje, solitario y colocado en los miradores, en el suelo también se ha visto agitando las plantas con las alas, ahuyentando los insectos y obteniendo el alimento con facilidad. Antes de su ingestión, dota a las hierbas peludas y venenosas de fuertes sacudidas para que lancen el contenido intestinal. Para hacer frente a los venenosos pelos de las orugas, tienen el paparo moldeado, ya que de vez en cuando los tejidos mucosos del lugar se mudan y los pelos son expulsados al vómito.

La elección de los reproductores y su relación no se conoce muy bien, pero parece que las hembras se equiparan cada año con más de un macho y además cada año con varios macho. No obstante, dado que el ratio sexual (proporción ar:hembra) de la mayoría de las poblaciones analizadas es de 1:1, no se descarta la existencia de otro tipo de equiparación. En primavera, cuando los machos llegan a las zonas de chitaje, se fijan los territorios mediante canciones. Después, con la llegada de las hembras, las canciones se van amortiguando; más adelante, cuando se acerca la época de la raqueta, volvemos a cantar. Por último, a finales de verano se cortan las canciones, aunque todavía hay días en los que el cuco se mueve entre nosotros.

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