La línea tiene una longitud de 6.680 km. La implantación del cable comenzó en Tuckerton de Nueva Yersey. La compañía americana ATT (American Telephone and Telegraph) ha sido la que ha instalado la mayor parte del cableado, 5.855 km. El coste de este trabajo ha sido de 250 millones de dólares. La asociación británica Standard Telephones and Cables establecerá los últimos 520 km desde la estación de conexión que se sumergirá hasta la localidad de Widemouth, para lo que gastará 52 millones de dólares. El ramal desde la estación de conexión hasta el Penmarch de Bretaña será establecido por la empresa francesa CIT Alcatel con 310 km de cable y 33 millones de dólares. Los de ATT serán los encargados de que los tres sistemas de 25 años de vida sean compatibles.
El cable TAT-8 está formado por dos pares de cables de fibra óptica atravesados por un rayo láser de 1,3 micras. Dado que la velocidad de transmisión de datos utilizada es de 296 Mbps, la transmisión total de los diez números del diccionario enciclopédico Larousse podría realizar en torno a doce segundos. Por otro lado, se instalarán repetidores a lo largo de toda la línea, es decir, dispositivos que reciban la señal del cable y generan la misma pero sin ruido y con mayor potencia. La distancia entre repetidores es de 57,5 km. En los finales de la línea, los detectores de fotones convertirán los impulsos luminosos en impulsos eléctricos para que posteriormente los mismos formen vídeos o señales sonoras analógicas.
El primer cable transatlántico fue la línea telegráfica que se estableció entre Terranova e Irlanda en 1858. Pero hasta 1956 la transmisión de llamadas telefónicas se hacía por radio. Fue entonces cuando se estableció el primer cable transatlántico utilizado para telefonía, el TAT-1. Unía Estados Unidos con Escocia y su capacidad era de 52 conversaciones telefónicas a la vez. Desde entonces el número de cables marinos ha ido creciendo de forma ininterrumpida.
La idea de las transmisiones ópticas es antigua, pero sólo se hizo práctica tras la invención del láser. Uno de los principales problemas que hubo que resolver en el desarrollo de este sistema de comunicaciones fue el del soporte de la transmisión, ya que el aire no era nada adecuado debido a las pérdidas de señal que generaba. En 1970 quedó demostrado que la fibra óptica de vidrio era el mejor soporte.
Las fibras ópticas tienen varias ventajas: los sistemas de transmisión utilizados por los cables de cobre requieren un repetidor de kilómetro y medio para reforzar la señal, mientras que las fibras ópticas requieren de un repetidor de 50 kilómetros cada uno, como se ha comentado anteriormente. Por otra parte, la fibra óptica no conduce electricidad, por lo que no sufre interferencias electrostáticas que disminuyan la calidad de las transmisiones. Estas interferencias hacen que en los cables de cobre actuales el nivel de ruido (es decir, la tensión eléctrica no señal) sea relativamente alto.
Actualmente se produce un retraso de medio segundo en los enlaces de satélite de las transmisiones trasatlánticas, que suponen el 60% del total, generando un eco incómodo en las comunicaciones de voz. Estos retrasos se deben, lógicamente, a la estructura del propio sistema. La señal debe viajar hasta un satélite alejado de la Tierra a 36.000 km y volver de nuevo con medio segundo. Las fibras ópticas no presentan este tipo de fallos y además son mucho más difíciles de espiar que los cables de cobre y los satélites, lo que es una característica de gran importancia para los bancos y gobiernos.
Sin embargo, las empresas americanas poseedoras de satélites no ceden con facilidad y reconocen que los satélites están por mucho tiempo. El argumento más duro de los partidarios de los satélites en este debate es la fragilidad del cable de fibra óptica. Puede ocurrir que se rompa el cable óptico y se tarda unos 6 meses en localizar la rotura y repararla. Hace dos años los de ATT descubrieron que los cables ópticos emiten una señal que atrae a los tiburones, y en más de una ocasión éstos han amarillento y roto el cable. Después los ingenieros del ATT cubren el calva con otra capa más dura.
Hay otro problema. Su fragilidad obliga a dejar el cable óptico en el fondo del mar con precisión y lentitud. En la implantación del TAT-8, los primeros 1830 kilómetros de la zona americana han sido bastante difíciles, ya que la plataforma continental no es muy estable. El cable por lo tanto ha sido enterrado 60 cm mediante el robot. Para el camino que quedaba, el robot ha excavado una zanja para alojar el cable y después se ha tapado con remolinos de agua marina. El abandono del cable se ha realizado a una velocidad media de 10 km/h.
En 1991 se instalará un nuevo cable transatlántico denominado TAT-9. Costará 400 millones de dólares y tendrá el doble de capacidad de transmisión del TAT-8. Pero antes, este año también se instalarán 16.000 km de cables de fibra óptica en el Pacífico para comunicarse entre California, Hawai, Guam, Islas Filipinas y Japón. Todo el proyecto costará unos l600 millones de dólares.
Como se ve, el éxito de los cables ópticos es espectacular y cada vez está adquiriendo mayor importancia entre los soportes de transmisión actuales.