En general, si el medicamento se toma con la comida y las bebidas, la absorción del medicamento se ralentiza, por lo que es mucho más difícil conseguir la concentración necesaria para curar en sangre. Por ejemplo, si se toman medicamentos L-dopa y penicilina cuando el estómago está lleno, quedan inactivos por el ácido clorhídrico del estómago. Otros medicamentos se absorben con mayor facilidad si el estómago está lleno, como la nitrofurantoína o la hidralacina.
Los nutrientes que pueden existir en el aparato digestivo influyen en la absorción del fármaco; por ejemplo, si la tetraciclina antimicrobiana se une al calcio, se forma una estructura no absorbible. Por tanto, la tetraciclina no debe tomarse junto con la leche, los lácteos o los complementos que contienen calcio. Algo parecido ocurre con los medicamentos tetraciclina, penicilamina, metilopo y tiroxina y el hierro, por lo que no deben tomarse a la vez.
A la hora de tomar antibióticos es muy importante cuidar el intestino. El antibiótico actúa sobre todas las bacterias intestinales, beneficiosas y nocivas, eliminando todas. Para recuperar lo antes posible las bacterias favorables, es de gran ayuda tomar alimentos con bifidobacterias.
Otros fármacos actúan sobre la membrana intestinal, afectando a la absorción de muchos nutrientes. Entre ellos se encuentran los laxantes y antiinflamatorios. Por otro lado, los laxantes aceleran el movimiento intestinal y los nutrientes pasan menos tiempo en el intestino, lo que dificulta su absorción. Esto afecta principalmente a las vitaminas A y D y a los minerales de calcio y fósforo.
Por otro lado, existen medicamentos que ayudan a la eliminación de nutrientes y, si se consumen durante mucho tiempo, existe el riesgo de que se produzca una carencia de estos nutrientes. Por ejemplo, si se toma a menudo, la aspirina puede causar carencias en vitamina C, potasio y hierro. Para prevenir la carencia, a quienes consumen mucha aspirina les conviene tomar frutas y verduras ricas en vitamina C y potasio.
Los corticoides también influyen en el equilibrio de líquidos y electrolitos y en el nivel de vitamina D. Por ello, conviene tomar alimentos con vitamina D. En los tratamientos prolongados también se debe prestar atención al calcio, ya que la vitamina D es necesaria para absorber el calcio.
Los diuréticos también dificultan la absorción del calcio en el riñón. Asimismo, contribuyen a la eliminación de los minerales de potasio, sodio, magnesio y zinc, con el riesgo de que su consumo prolongado ocasione carencias.
Los antiácidos reducen la absorción de ácido fólico y hierro, así como los medicamentos que reducen los niveles de colesterol en sangre. Estos, además, dificultan la absorción de las vitaminas A, D, K y B12.
El efecto de los fármacos no sólo se detecta en la absorción, sino que a veces influye en el metabolismo de los nutrientes. Por ejemplo, algunos medicamentos utilizados para curar la artitrisa afectan al metabolismo del ácido fólico. El medicamento utilizado para curar la tuberculosis, la isocianida, se une a la vitamina B6 y puede causar su carencia. En ambos casos, conviene tomar más comida con estas vitaminas en las comidas que no tomemos. El ácido fólico lo tienen principalmente las verduras verdes, la fruta y los frutos secos, y la vitamina B6 principalmente la carne, las legumbres y el aguacate.
En otras ocasiones puede ocurrir que el médico diga que no se deben tomar ciertos alimentos con ciertos medicamentos. El objetivo es aumentar el efecto del fármaco. Con medicamentos para evitar la coagulación de la sangre, por ejemplo, no se deben tomar alimentos ricos en vitamina K: familiares de la col, perejil, espinacas... La vitamina K contribuye a la coagulación de la sangre.
Además de todo esto, hay que tener en cuenta que muchos medicamentos influyen en la idea de comer. Los antihistamínicos y la cortisona aumentan la sensación de hambre y el metilfenado hace lo contrario. Por otro lado, uno de los principales grupos de riesgo de desnutrición lo constituyen los pacientes cancerígenos, que a menudo sufren náuseas y vómitos como consecuencia del tratamiento. En la actualidad se están realizando pruebas con estos pacientes mediante dietas compuestas por alimentos de poco color y olor, que esperan tener menos náuseas y vómitos para no empeorar el estado nutricional de los pacientes.