El llanto es el único medio que tiene el recién nacido para comunicarse con su madre, la persona que cuida al niño. El recién nacido sano llora diariamente durante las primeras semanas de su vida alrededor de una hora. Para la sexta semana las horas de llanto son dos a diario, aunque algunos niños pueden llegar a cuatro horas, por lo que no dejan de ser normales.
Pero el niño encuentra inmediatamente otros sistemas de comunicación con las personas que le rodean: sonrisas ocasionales, primeras “sesiones” con su voz. Y como ha buscado alternativas de comunicación, hará menos gritos y llantos hasta que se olvide de llorar casi en la duodécima semana (con 3 meses).
Los padres no deberían preocuparse demasiado al oír que su hijo está llorando, ya que el llanto no es más que un lenguaje o lenguaje que hay que interpretar correctamente.
Numerosos estudios han demostrado que el niño pequeño (y en adelante hablaré del recién nacido, el lactante en la lactancia) no llora injustificadamente. El lenguaje del llanto, al igual que el resto de las lenguas, está compuesto por diversas “palabras”. Y el sonido, el ritmo, la intensidad o el tono del llanto son diferentes para cada “palabra”. Estas son las características que nos ayudarán a comprender y conocer el mensaje.
El siguiente paso consiste en comprender el significado particular de cada llanto. ¿Y cómo se puede conseguir? Por supuesto, después de muchas sesiones, porque un niño llora de manera diferente para enviar mensajes diferentes (y cuando responda correctamente a su mensaje dejará de llorar).
La madre, por lo tanto, tendrá que oír a su bebé cuando llore, observando el tipo de lloro que tiene y tratando de recordar cuándo lo hizo.
Si llega a esta situación, la madre le ofrecerá la atención y atención que le pide a su hijo. Si el niño se relaja, significa que su madre ha aprendido el lenguaje del niño. Pero dentro de la particular “química” que surge entre la madre y el niño, hay que distinguir tres tipos de “palabras” en el lenguaje del niño que aún no ha completado el mes.
A medida que avanzan las semanas, el lenguaje del llanto se va enriqueciendo. Poco a poco el niño siente nuevas sensaciones y encuentra “nuevas palabras” para comunicar sus necesidades a su madre o a las personas que le rodean.
A partir del cuarto mes el niño puede llorar de doce formas diferentes. Y todas estas llantas son identificables por los padres si se atiende al niño con la debida diligencia. De este modo, el padre o la madre podrán conocer inmediatamente si el niño está hambriento, cansado o incómodo en una postura o si está molestado por el sonido (o el ruido) que proviene de la televisión encendida en la habitación contigua. Si está aburrido, o porque lo han dejado solo o porque la oscuridad les asusta, aprenderán con facilidad lo que significan los gritos y llantos del niño.
Cada niño tiene su propio lenguaje. Y sus llantos son diferentes, diferentes de los de otros niños. En este punto, y dado que cada niño/a tiene sus propias características, los padres y madres deberán conseguir que aprenda e identifique el lenguaje de su hijo/a a partir de la experiencia.
En una reciente investigación llevada a cabo en Estados Unidos, un grupo de psicólogos ha analizado el llanto de recién nacidos y lactantes, y se ha podido comprobar que hay una serie de características básicas comunes a la hora de llorar. La investigación ha puesto de manifiesto que el llanto por cansancio tiene un esquema determinado y lo mismo ocurre con el llanto por dolor físico.
El llanto por cansancio, por ejemplo, es fácilmente perceptible: al principio es débil, pero la intensidad aumenta, vuelve a descender y vuelve a empezar después de respirar los recién nacidos, en forma de crescendo, que se calma lentamente.
El llanto por el dolor es mucho más complicado. Tras una larga espera, el niño mantiene la respiración, respirando y realizando un breve descanso. A continuación se queja de nuevo, empezando por el mismo instinto. Si el dolor no desaparece, llorará y no se silenciará hasta que se agote.
Si hemos comprobado que el niño no tiene hambre, que está seco, que no tiene ninguna molestia y que no detecta síntomas de enfermedades, y aun así sigue llorando, necesitamos un método eficaz para solucionar esta situación. Se recomienda adoptar una estrategia y usarla durante mucho tiempo para que el niño “aprenda” (en lugar de cambiar constantemente de táctica). Algunos terapeutas utilizan movimientos rítmicos o repetidos para que el recién nacido se relaje.
Motivo | ¿Cómo aparece? | ¿Qué hay que hacer? |
Hambre |
Crisis de llanto, rítmicas, cortas, cada vez más duras, que acaban en un gran llanto de dolor. |
Procura que el niño no llegue demasiado nervioso tras las comidas. Que él marque de alguna manera los horarios de comida. En caso de amamantamiento, evitar horarios excesivamente rígidos y aumentar la frecuencia durante más tiempo. |
Dolor físico, (cólicos, dolor de oídos, ...) |
La primera es la afición fuerte, la larga y después una pausa larga, como si el niño aguante la respiración. A continuación otra preocupación preocupante. El niño tiene la boca muy abierta, la lengüeta inclinada y estira las manos y los pies hacia arriba. |
Observa el cuerpo del niño. A ver si el niño tiene algún juguete, la ropa demasiado apretada o un tejido demasiado rudo. Si el dolor parece duro y persiste el llanto, acudir al médico. |
Soledad, aburrimiento (niños de 3 o más meses) |
Los sonidos iniciales de "canto" se convierten en protestas o en invenciones. Llantos, no parece muy veraces y con ellos se oyen ruidos de garganta y molestias. |
Coge al niño en brazos, dale un pequeño paseo o te ofrece algún juguete. Siéntate al niño para que se mire a su alrededor y se entretenga. |
Frío o calor |
Cuando el niño se queda frío o vibrado. La piel, los labios, las manos y los pies, sobre todo, se azulean. |
Protege al niño del frío y también del contacto con cosas frías. Cubramos con un edredón ligero sin demasiado peso. En el segundo caso se deberá controlar la temperatura y evitar que el niño tenga demasiada ropa. |
Sed (cuando hace mucho calor o el niño lleva demasiada ropa) |
El llanto nos indica que hay hambre, pero la comida no sacia. El problema puede derivarse de la deshidratación si la temperatura es elevada debido a la época del año o si la habitación está demasiado caliente. |
Demos agua. Utilizar humectador de agua fría en la habitación del niño. Que la temperatura ambiente no sea demasiado alta. |
Hiperestimulación de la fatiga. |
Además de la irritabilidad, periódicamente los aienes. El niño puede llevar las manos a los oídos, tiene una mirada difuminada, los párpados enrojecidos o aumentados, tiende a alejar a las personas mayores de su lado y a llorar para calmar la tensión de vez en cuando. |
Por la tarde no agitar demasiado al niño ofreciendo estímulos excesivos o con una actividad física excesiva. Que los juegos también sean más tranquilos. Durante la tarde un paseo relajará mucho al niño. |