Las templadas condiciones climáticas de la zona de Pagoeta hacen posible que las plantas de ambientes incompatibles en sí mismas puedan convivir sin ningún problema. Durante todo el año la temperatura baja por debajo de cero aproximadamente una docena de días y en verano tampoco sube demasiado. Con cerca de 4.500 árboles y arbustos de todo el mundo en el jardín botánico de Iturraran, uno de los jardines más ricos en especies de un gran espacio, sus colecciones de robles y arces se encuentran entre las dos o tres mejores colecciones mundiales.
El jardín, hoy tan rico, partió de una afición de Paco Garin, responsable de la gestión del parque de Pagoeta, en el invierno de 1986. El equipo del parque decidió plantar unos árboles ornamentales en los alrededores del recién adquirido caserío Iturraran, árboles de gran colorido en otoño: arces, puentes, etc.
Empezaron con pequeñas plantaciones de este tipo, pero Garin tenía una gran afición a los árboles y poco a poco fueron plantando árboles y arbustos traídos de un lugar y otro alrededor del caserío que ahora es centro de interpretación y acogida de Iturraran. También se empezaron a hacer colecciones de ciertos tipos de árboles, como el roble, el más pesado, el líquido, etc.
Nada más darse cuenta, tenían plantas suficientes para hacer un pequeño jardín, y a ello se dedicaron. El jardín se dividió en ocho zonas, a cada una de las cuales se le asignó un tipo de árbol principal: zona de robles, de ágiles, de mimosas, de plantas mediterráneas, de olmos y nogales, de rosáceos (cerezos, manzanos, etc.) y palmeras, brezos y coníferas.
En un principio era muy fácil seguir esta distribución, pero las colecciones eran cada vez más grandes, y el origen de las plantas de cada tipo y las exigencias crecieron. Vieron que era imposible poner en común todo tipo de plantas. Por ejemplo, tenían definida una zona específica para los robles. Pero cuando trajeron los robles tropicales se dieron cuenta de que no podían colocarse junto a los demás, ya que la zona de robles estaba orientada al norte y los robles tropicales no podían vivir en esas condiciones. De este modo, estos robles se colocaron en el calendario. En la actualidad, por tanto, en cada zona del jardín predomina un tipo de vegetación, pero entre ellas podemos ver otro tipo de plantas.
A veces tardan mucho en buscar el lugar más apropiado para una determinada planta y no sólo porque las condiciones climáticas de Iturraran son diferentes a las de la residencia original de las plantas. Las características del suelo que lo rodean también influyen en la supervivencia de las plantas, ya que cada planta está adaptada a vivir en un suelo con unas características determinadas.
Sin embargo, en muchas ocasiones, la adaptabilidad de una planta depende de su capacidad de adaptación y resistencia. Así, algunas plantas se han adaptado rápidamente a las condiciones de Iturraran, a pesar de que provengan de un clima que no tiene nada que ver con el de aquí.
El jardín cuenta ya con cerca de 4.500 especies de plantas que se prevé ampliar. En la medida en que es coleccionista, el objetivo de Garin --o bastante - es completar las principales colecciones del jardín. Por ejemplo, le gustaría reunir todas las especies de roble del mundo. En total hay quinientas especies de robles que han conseguido reunir ya la mitad.
Las plantas son recolectadas por diversas vías. Por un lado, en sus viajes por el mundo buscan y recogen semillas de árboles; por otro, también las obtienen de viveros especiales para coleccionistas, que intercambian semillas y plantas con otros coleccionistas del mundo. Además, durante un fin de semana del año, se celebra en Iturraran una feria de plantas especiales. Cualquiera puede comprar plantas que no venden en tiendas y viveros tradicionales. Claro, los de Iturraran también aprovechan eso. Este año la feria se celebrará el último fin de semana de abril, por lo que todavía estás a tiempo, lector, ¡para acercarte!
El clima no es el único factor limitante del bienestar de las plantas. El jardín se encuentra en el propio parque natural de Pagoeta, donde las plantas conviven con sus bosques de corzos, jabalíes, conejos, etc. El jardín, en principio, está vallado, pero hay zonas en las que hay huecos y, además, en ocasiones, se accede por debajo de la barrera.
Cuando están en el jardín hacen lo que tienen que hacer, como por ejemplo comer nuevos brotes de plantas. Además, los corzos, por ejemplo, eliminan los trozos de corteza de los árboles durante el celo para marcar el territorio. Cuando entran en el jardín, van a marcar el territorio y van a los árboles más raros. Y los jabalíes se vuelcan en zonas de plantas recién plantadas.
Sin embargo, en Iturraran saben que están en el centro de un entorno natural y que no pueden hacer nada en contra. Sin embargo, intentan evitarlos, por ejemplo, tienen más de un árbol rodeado de barreras.
También sufren la influencia de otros 'bosquetes', que ocasionalmente roban alguna de las plantas que acaban de traer. Garin sospecha que no será un coleccionista de plantas de la zona que visite el jardín y que, al ver una planta que le llama la atención, la lleve a su jardín.
Esto da mucha pena a Garin, por un lado, por la rareza de algunas plantas que roban y, por lo tanto, porque será casi imposible recuperar las mismas plantas, y por otro, porque no sabe en qué condiciones los ladrones les cuidarán, porque algunos incluso las sacan en un momento o época inapropiados.
A pesar de todas estas dificultades, en Iturraran se puede decir que tienen el jardín más rico de la zona. No saben hasta cuándo aumentarán, el límite será probablemente la superficie del jardín: Tienen 25 hectáreas cercadas y, de momento, sólo tienen entre 10 y 12 hectáreas de vegetación. Por lo tanto, seguirán creciendo y creciendo. Para el disfrute de los visitantes.