Desde la Edad Media hasta la Edad Moderna, los investigadores del grupo RESOPYR quieren conocer cómo los habitantes de los Pirineos explotaron sus recursos naturales. Para ello, al igual que para cualquier otro lugar y época, se han utilizado dos tipos de fuentes: por un lado, se han investigado los documentos de aquella época y, por otro, se han buscado y analizado las pistas. Así, poco a poco se han ido obteniendo las piezas y el puzzle está cada vez más completo.
Los investigadores no tienen una tarea fácil: muchos documentos están perdidos o muchas cosas no se han recogido en los documentos y las pistas no son tan abundantes como se esperaba. Además, son difíciles de interpretar y, en algunos casos, han tenido que crear la propia metodología de análisis de huellas, como por ejemplo el método de investigación de pastos a lo largo de la historia en Cataluña.
Sin embargo, está bastante claro cuáles eran las principales formas de explotación de los recursos naturales en aquellos tiempos: ganadería, explotación de la madera, fabricación y fabricación de cal, minería... Según lugares y épocas, una actividad u otra cobraba fuerza; por ejemplo, en tiempos de guerra predominaba el sector forestal, ya que el ejército necesitaba grandes troncos y rectos para fabricar barcos. En este caso, las almadías bajaban de los ríos tanto al Cantábrico como al Mediterráneo.
En otras épocas, sin embargo, el pastoreo ganaba más que la madera y entonces los bosques se quemaban para crear pastos para las ovejas. Allí donde había muchos minerales, se podía dedicar a la minería y, por supuesto, se aprovechaba. Todo ello con la caza, la pesca y los frutos que recogían.
En general, la ganadería ha sido la forma más sencilla de explotar la zona en que se han desarrollado las épocas y lugares, siendo por tanto la actividad principal durante siglos. Hay que tener en cuenta el XVI. Hasta el siglo XX en Europa no había patata ni maíz. Estas plantas se adaptan bien a las tierras de la montaña, mientras que los cereales no crecen bien. Por eso, con pocas excepciones, la agricultura no ha tenido fuerza en los Pirineos.
Los documentos también reflejan la importancia de la ganadería. Por ejemplo, hay constancia de la cantidad de cabezas de ganado que tenían en el monasterio de Leyre. A finales del siglo XX. Sin embargo, uno de los más ricos era el de Roncesvalles; el XII. En un documento del siglo XX se explica que tenían mil cerdos y ganado, y que los derechos de pastoreo llegaban hasta Aralar y a la costa guipuzcoana.
Por otro lado, los documentos indican que los ciudadanos no pagaban los impuestos en harinas, aceites o vinos, sino en capricho o vaca. En otros documentos se mencionan los derechos de pastoreo en determinados pastos o se especifica la obligación de pago por transhumancia en los caminos de trashumancia. De ahí se deduce hasta qué punto la vida de la gente de los Pirineos durante siglos se basó en la ganadería.
De hecho, sacaban de los animales casi todo lo que necesitaban para vivir: cuero, lana, carne, leche, queso... Estos productos eran la moneda que utilizaban para comprar vino, pan y aceite.
En función de la vegetación local, predominaba un tipo u otro de ganado. En algunas zonas predominaba un bosque cerrado de bellota, ideal para el cultivo de cerdos, vacas y yeguas. En otras ocasiones, los árboles forestales no daban frutos aprovechables para el ganado, por lo que se talaban los árboles, sobre todo si el bosque estaba cerca de un río que facilitaba el transporte. La madera se destinaba a la construcción o construcción naval y, en el lugar despejado, se creaba un prado. Estos lugares eran apropiados para el crecimiento de las ovejas.
Las decisiones político-económicas también influyeron en el tipo de ganado que crecían. Por ejemplo XIV-XV. Durante siglos, el pastoreo adquirió una gran fuerza en Castilla impulsada por el mercado internacional e interior. Las ovejas se convirtieron en ejes de la economía y se creó una poderosa asociación que controlaba el pastoreo, Mesta. Regulaba las rutas y fechas de la trashumancia. El objetivo era evitar problemas con los agricultores en las zonas de paso de ovejas.
En Aragón, por ejemplo, todo estaba bien definido. Con la primera nieve, el ganado debía descender hacia abajo, a los valles o, como en los documentos, a "España", y el día era el primero de noviembre. En primavera, el 16 de mayo el ganado ascendía a los pastos superiores.
A pesar de que la trashumancia ya existía, en aquella época condicionó totalmente la vida de muchos pueblos. Los rebaños del sur de España tenían que ir al norte en verano en busca de hierba. En los Pirineos se queman muchos bosques para crear pastos para las ovejas, y las órdenes se recogen en los archivos.
Sin embargo, se producían numerosas disputas en la obtención de praderas, como lo atestiguan los convenios de utilización de determinados pastos. En ocasiones, estos acuerdos eran internacionales, ya que se celebraban entre personas de ambos lados de la frontera.
Esta actividad se prolongó durante siglos, en algunos lugares con mayor importancia que en otros, y según las épocas, a veces con más fuerza y otras más débiles. Pero, tanto a través de los documentos como de las huellas, no cabe duda de que la ganadería tuvo un gran peso en la vida de la gente pirenaica.
La economía de subsistencia se basaba en la ganadería, pero también en la agricultura y la industria. Cada casa tenía su propia huerta rodeada de piedras para impedir la entrada del ganado. Fabricaban cereales --mijo, centeno y un poco de trigo - y vainas. Las tierras de montaña no son fértiles, lo que obligaba a quemar y roturar los bosques, pero la agricultura no ganaba mucho.
Pero no sólo actuaban sobre el terreno, sino también bajo tierra, donde había posibilidades. Así, en los Pirineos se encuentran varias minas. La abundancia de hierro en la Navarra Atlántica hizo que la actividad minera fuese importante y continuada. En los alrededores de las minas se desarrollaba la industria metalúrgica, como es el caso de la fábrica de armas de Orbaitzeta.
Otros minerales son menos abundantes. En Benasque, por ejemplo, la plata salía de la antigüedad; en Navarra también se extraía un poco de plata y cobre, pero era muy poco comparada con el hierro. Al tratarse de casos excepcionales no es fácil encontrar documentos y pistas sobre los mismos. Por ejemplo, para investigar la mina de plata de Urrobi, un informe realizado en 1340 por Paolo Girardi les ha servido de gran ayuda. Girardi era un maestro de minas florentino que, a petición del reino de Navarra, realizó un informe sobre sus minas. Eso sí, como él mismo reconoció, trabajó "sin manchar las manos". Finalmente, debido a la carestía de sus servicios, el rey de Navarra decidió resolver el contrato. Aparte de este informe, no hay mucha documentación.
En algunos casos, por tanto, es difícil sacar conclusiones. Sin embargo, no era dulce vivir en los Pirineos en aquellos siglos de la Edad Media a la Edad Moderna. Si todavía hoy no es fácil, en aquellos tiempos sólo tenían recursos naturales para sobrevivir, y los estudios demuestran que sacaban el máximo provecho a cada recurso: piedra, bosque, agua, campo… a la naturaleza.