Los que estamos alrededor de los 40 años cuando elegimos este oficio mal pagado, las cosas, aunque en la base eran similares, eran más difíciles. Y es que el periodismo no ha quedado al margen del enorme desarrollo científico y tecnológico de los últimos 25 años.
En la prensa escrita, aunque a veces se escribía a mano, –tanto con lápiz como con bolígrafo, y los más ambiciosos con pluma– la herramienta principal de trabajo era la máquina de escribir. En comparación con los ordenadores actuales, se trataba de una herramienta torpe, pero que cumplía bien la función de escribir, siempre en función de la habilidad del escritor. Los problemas más comunes eran el encadenamiento, terminación o deterioro de la cinta que transportaba la tinta, generalmente cuando había mucha prisa. En general, los periodistas escribían con más atención que hoy, ya que los errores a máquina no se resolvían tan fácilmente como los de ordenador. Sin embargo, a menudo llegaban papeles sucios a los que iban a hacer la maqueta.
A pesar de que al lado de los métodos de escritura a mano la máquina supuso un gran avance, la llegada del Tipp-Ex al mundo de las teclas ruidosas no puede decir que fuera una revolución, pero sí importante. Las manchas negras y azules desaparecieron en uno de los papeles y aparecieron blancas. Allí estaban las manchas, pero escondidas. Por tanto, se facilitó mucho el trabajo de los maquetistas de los medios escritos.
La forma de hacer la maqueta también ha cambiado muchísimo. El maquetista recoge textos trabajados en los ordenadores actuales en textos procesadores sin tocar papel. En la pantalla del ordenador lleva una pre-maqueta –plano– del periódico o revista. Coloca los textos recibidos, el tamaño de las letras, el tipo de letra, el color, el tratamiento y selección de las fotografías, los títulos, las líneas, las correcciones, los gráficos… todo ello en un ordenador. Sin moverse de su sitio envía la maqueta a las máquinas para que éstas puedan hacer copias.
Hace 20 años el proceso de realización de maquetas en medios escritos era más laborioso. Los periodistas o maquetistas, según la organización, tenían páginas vacías del periódico o revista. En ocasiones se trabajaba sobre qué y cuánto iban a tener previsto, y en función de ello se trabajaba el texto y el material gráfico, mientras que en otras se hacía un espacio en el periódico o en la revista en función de los materiales y su importancia. En ambos casos se realizaban maquetas que reflejaban el texto y los elementos gráficos.
Actualmente para decidir el tamaño de las letras o cambiar el tipo de letra basta con pulsar un par de teclas del ordenador. Entonces se utilizaba el tipómetro para saber cuántas líneas, de qué tamaño y de qué tipo de letra entrarían en la maqueta, y cuántas líneas en el texto simple de tantos caracteres.
El tipómetro es una regla especial para los medios de comunicación. Se utiliza para medir el tamaño de las letras. Mediante el tipómetro se conoce el número de caracteres, letras o tipos que se introducen en cada una de las líneas del periódico o revista de un determinado tamaño. Y, por tanto, haciendo una regla de tres simple, el escritor sabe cuántas líneas seguidas deberá escribir. También se utiliza para medir títulos, fotografías y módulos publicitarios. Aunque la regla de tres es simple, el sistema provoca bastante quebraderos de cabeza, ya que las matemáticas y la prosa –matemáticos y periodistas– históricamente no se han casado muy bien.
Lápiz
El lápiz es uno de los descubrimientos más interesantes y efectivos de la historia de la escritura. En el interior presenta una mezcla de grafitos y arcillas. La idea de unir esta mezcla en dos partes de madera es del estadounidense William Monroe, de 1812. Junto al resto de sistemas que utilizan líquidos, el lápiz tiene la ventaja de que es fácilmente eliminable.
Bolígrafo
La primera patente del bolígrafo se celebró en Hungría en 1938 de la mano de Ladislao Biro y bajo el nombre de Birome. Era un viro judío que en 1940 tuvo que huir de los alemanes. Llegó a Argentina y allí volvió a registrar su invento.
Biro colocó en el extremo de una pluma una bolita que deja huella de tinta a medida que giran.
Junto a los textos, las páginas de los medios escritos se llenaban de fotografías. En la base, no hay grandes diferencias entre el trabajo de los fotógrafos actuales y los de antes. Se saca la foto, se revela y se lleva a imprimir con todos los demás elementos. Pero en lo que respecta a los recursos, en el cuarto de siglo se ha producido una gran escalada.
Hace 25 años para hacer buenas fotos, además de hacer mucho, había que saber sacarlas. Cuidar la luz, poner el diafragma más abierto o cerrado, calcular la distancia, decidir el tiempo de exposición… la fotografía era un campo de trabajo reservado a artistas. Luego, además, las fotos se tenían que revelar, en tiempo récord, cómo y cómo en estas condiciones. Había una estrecha relación entre los fotógrafos y la sala oscura; líquidos de revelado, papel de fotografía, líquido para frenar el revelado, fijador, … eran materia prima para la mano de obra de los fotógrafos. A menudo, en las redacciones predominaba el nerviosismo hasta que el fotógrafo abría las puertas de la habitación oscura.
En aquella época, los periodistas que sólo sabíamos escribir supuestamente, hoy en día también hacemos buenas fotos. La experiencia tendrá que ver con ello, pero la razón principal ha sido el avance de la tecnología. De hecho, las cámaras fotográficas actuales, si no corren peligro de romperse, pueden ser utilizadas por los niños. Sólo hay que poner la cámara de forma automática, hacer el encuadre que uno quiera y pulsar el botón, el resto lo hace él mismo: enfocar el motivo, medir la luz, decidir el tiempo de exposición….
Las cámaras fotográficas digitales que han aparecido y se están desarrollando en los últimos años han cambiado, además, la forma de trabajar de los fotógrafos. Las habitaciones oscuras se llenan de telarañas. Se sacan fotos, se pasan al ordenador, si es necesario se dan los últimos toques con programas informáticos para tratar las imágenes, y una vez realizada la selección en pantalla, se envían directamente a imprimir las fotos a través del ordenador, sin tocar ni los negativos ni los papeles.
Cámara de fotos
En 1822 Joseph N. El inventor francés Niepce obtuvo la primera fotografía permanente. Sin embargo, no se adelantó demasiado hasta 1839. Ese mismo año, el francés Louis Jacques Mande Daguerre consiguió que la luz incidiera en una suspensión de sal de plata tal y como ella le había prescrito. La prueba salió bien, pero para completar el proceso se necesitaba media hora y era muy difícil hacer copias. En 1841 el británico William Henry Talbot superó el problema, ya que primero hizo negativos de las imágenes y luego inventó un sistema para hacer positivas en otros papeles.
A partir de ahí se comenzó a trabajar para acelerar el tiempo de impresión. En 1871 R.L. Maddox obtuvo las primeras placas secas estables, lo que redujo el tiempo de exposición y permitió la invención del obturador. Como consecuencia, las primeras cámaras de pequeño tamaño salieron al mercado en 1888, las cámaras Kodak. En 1907 se sacaron las primeras fotos en color y en 1947 las cámaras Polaroid.
En la actualidad, las cámaras digitales inventadas por investigaciones astronómicas están haciendo hueco en el mercado, pueden ser totalmente automáticas, se pueden ver imágenes inmediatamente, cargarlas en el ordenador, retocarlas, etc.
Y como hemos mencionado las cuentas de envío, se pueden ofrecer unas líneas al avance de los recursos disponibles para trasladar el material de un lugar a otro. Los que empezamos a trabajar en el nivel más bajo del periodismo, haciendo crónicas de su país, sabemos perfectamente el trabajo que ofrecía ver la crónica publicada para el día siguiente.
Muchas veces dictábamos crónicas por teléfono –a veces improvisándolas–, pero normalmente llegaban en autobús o en taxi a las redacciones de los periódicos. Yo, con mejor forma que ahora, de vez en cuando también los llevaba en bicicleta. Lógicamente, llamar por teléfono era más rápido, pero para quien tenía que recibir los textos escritos por el periodista era más cómodo recogerlos en papel que hacerlo por teléfono.
Cuando se inventó el fax concluyó que para los cronistas de los pueblos estaba a la altura del horario del autobús, pero no pensemos que el mismo entró inmediatamente. Al principio, al estar en librerías, fotocopiadoras e instituciones, los cronistas de los pueblos teníamos que ir a su horario. En la actualidad, está claro que la importancia del fax es cada vez menor, ya que el correo electrónico le ha quitado gran espacio, aunque lo que hay que enviar es el propio papel y el fax sigue siendo imprescindible.
Fax
El fax es un nuevo invento (año 1980) aunque la idea básica es XX. El alemán Arthur Korn lo puso a principios del siglo XX. Korner inventó el proceso denominado telefoto. Durante este proceso podía recoger en imágenes las señales enviadas por un cable. En 1980, RCA, Sharp y Xerox revisaron la idea y lanzaron el fax. Agrupó el servicio de correo y las comunicaciones telefónicas en una sola herramienta.
Teléfono
El 14 de febrero de 1876, Alexander Graham Bell solicitó la primera patente para un teléfono electromagnético, aunque según las últimas noticias, el verdadero inventor del teléfono fue el italiano Antonio Meucci. Sin embargo, las investigaciones ya habían comenzado mucho antes. Robert Hook anunció en 1667 que un hilo en tensión puede transmitir sonido. En 1820, el danés Hans Christian Órsted descubrió que las corrientes eléctricas afectaban a las agujas magnéticas.
Descubrió el electromagnetis. Aprovechando esto, veinte años después estaban en marcha los Morse Telégrafos. En 1878 se puso en marcha el primer servicio de telefonía mundial en la ciudad estadounidense de New Haven. Desde entonces, la red telefónica se extendió por todo el mundo, sustituyendo los postes cargados de cables iniciales por cables subterráneos y submarinos, hasta llegar a las tecnologías inalámbricas actuales gracias al avance de la tecnología.
Otro de los milagros tecnológicos que azotó y agilizó la labor de los periodistas fue la grabadora. Hasta llegar a nosotros, los periodistas vivíamos atados al lápiz o al bolígrafo y al papel. La libreta y el lápiz o el bolígrafo eran para los periodistas como un lápiz de oreja para los carpinteros, parte de nuestra prenda. Hoy en día no se puede decir que han desaparecido o están a punto de desaparecer, pero sí que se utilizan menos que hace unos años. Y es que una de las principales señas de identidad de los periodistas es –vamos a reconocerlo– la ira. Por lo tanto, en las ruedas de prensa, en las entrevistas… predominan las grabadoras.
También se llevan instrumentos de escritura a mano, por si acaso, pero cuando el ponente se da cuenta de que habla más rápido de lo que uno escribe, sólo sirven para simular o para llenar los papeles de dibujo. Por supuesto, las grabadoras de hace unos años no tienen mucho que ver con las actuales. Las noticias, por pequeño que sea, graban mucho mejor, permiten encontrar cosas concretas en la grabación con rapidez, duplican el tiempo de grabación de las cintas...
A pesar de la gran presencia de grabadoras en presentaciones, ruedas de prensa, reuniones de público, etc., son un error al lado de los teléfonos móviles.
En aquellos días en los que la realización de una llamada telefónica, es decir, la rapidez, era fundamental, los teléfonos no estaban tan disponibles. Había cabinas telefónicas, pero no en el lugar y en el momento que cada uno deseaba, y estaban ocupadas; había que pedir permiso en las instituciones para usar el teléfono local, los teléfonos que podían usarse sin pedir permiso podían llegar más rápido a sus compañeros... en resumen, los teléfonos móviles mejoraron la precaria situación laboral de los periodistas. O quizá no.
Este debate no es para estas líneas. El problema es que gracias a los teléfonos móviles la comunicación entre periodista, trabajo y compañeros es mucho más completa que antes. Y va a seguir siendo cada vez más completo, porque los teléfonos móviles, junto con tonterías como el cambio de muesca, tienen ahora más opciones efectivas, como el correo electrónico o el acceso a Internet.
Grabadora
En 1935 las empresas de Telefunken AEG y IG Farb fabricaron una banda de plástico cubierta por una película magnética. Era el origen de la grabadora, el magnetófono. La invención comenzó a utilizarse en Alemania, pero tras la Segunda Guerra Mundial, los aliados se apropiaron de algunos instrumentos alemanes, entre ellos los magnetófonos. Con ello se inició la producción comercial de grabadoras.
Y citando tanto el correo electrónico como el internet, aunque se ha mencionado indirectamente a lo largo del artículo, no se puede obviar el ordenador. Aunque los ordenadores tienen muchas posibilidades, llegaron a sustituir a la máquina de escribir en nuestra profesión. En este oficio se empezaron a utilizar como mero procesador de textos y, como ha quedado patente al hablar de la máquina de escribir, su aportación fue excelente. Posteriormente se les añadió el trabajo de hacer maquetas, realizar dibujos o infografías y tratar fotos.
Sin embargo, no penséis que con la llegada del ordenador se acabaron los quebraderos de cabeza de los maquetadores, ya que los ordenadores convencionales no estaban preparados para ello. Los ordenadores Macintosh fueron los encargados de dar respuesta a las necesidades de los diseñadores gráficos. Desde el punto de vista estético, los Mac eran diferentes porque tenían ratón y los PC no. Sin embargo, los ordenadores de aquel inicio eran muy lentos –poco capacitados– para las necesidades de los medios escritos, sobre todo para los casos en los que había que insertar imágenes. El cambio real se ha producido a medida que aumenta la capacidad y velocidad de los procesadores.
Máquina de escribir
La primera máquina de escribir fue realizada en Estados Unidos en 1829 por William Austin Bolsa. Los caracteres o letras se colocaban en una rueda y luego se presionaba sobre el papel. Era más lento que escribir a mano. En 1833 el francés Xabier Progin obtuvo la patente de una nueva máquina de escribir, con la novedad de que cada carácter se colocaba en una palanquilla. La aportación del rodillo de control de distancia entre líneas, interlineado, la realizó el estadounidense Charles Grover en 1843. En los años siguientes varios inventores intentaron construir máquinas en relieve para que las personas ciegas pudieran leer. Así, en 1856 se inventó una máquina que grababa letras en relieve, pero en lugar de grabar letras en una página se grababan en tiras de papel. Ese mismo año patentaron la máquina que tenía las letras en un soporte circular y las teclas como en los pianos. En 1873, en la planta de Remington and Sons de Nueva York, continuaron trabajando para fabricar máquinas de escribir.
Era el precursor de las máquinas de escribir modernas: el papel se colocaba en un rodillo, con la presión de las teclas se movía de derecha a izquierda, un salto de letra. Mediante una palanca, el rodillo se volvía a llevar a la derecha y se accionaba hacia arriba. Las letras estaban colocadas en un soporte circular. Cuando las letras golpeaban una cinta llena de tintas, ésta dibujaba el papel que había sobre el rodillo. Aquellas primeras máquinas de escribir, sólo escribían con obra maestra. En 1878, al idear el dispositivo que bajaba el rodillo y la tecla doble, se empezaron a escribir tanto en la estafa como en la minúscula. En la década de 1880, en Estados Unidos, aparecieron dos nuevos modelos de máquina de escribir, la máquina de rueda de Blickensderfer y la máquina de escribir de Hammond. En 1912 se sacaron las máquinas de escribir portátiles, a partir de 1925 se empezaron a utilizar las eléctricas... y en desarrollo han llegado a las máquinas de escribir actuales: las máquinas de escribir se han convertido a la vez en fotocopiadoras, ordenadores, fax e impresoras.
Ordenador
Ordenadores analógicos XX. Aparecieron en los primeros años del siglo XX. Estas máquinas basadas en ejes y cuchillas rotativas se utilizaban para realizar cálculos. Durante la Segunda Guerra Mundial un equipo de investigadores ingleses elaboró el primer ordenador digital electrónico, el ordenador Colossus. Comenzó a trabajar en diciembre de 1943. Tenía 1.500 válvulas y tubos de vacío. Posteriormente se fabricaron ordenadores más grandes, como el conocido ENIAC, con 18.000 válvulas. A finales de los años 50, con la invención del transsistor, surge la posibilidad de fabricar ordenadores más pequeños y de mayor capacidad.
A finales de la década de 1960 se inventó el circuito integrado, lo que dio lugar a la posibilidad de colocar en una misma placa varios transsistores. El microprocesador fue una realidad a mediados de la década de 1970, hasta que aparecieron los circuitos integrados, que permiten la colocación de múltiples transitarios en una misma placa. Fue entonces cuando empezaron a aparecer los ordenadores personales y fue entonces cuando empezó la influencia real de los ordenadores.
Todo lo mencionado y mucho más lo hacen los ordenadores de hoy en día, pero desde el punto de vista del periodismo escrito diario, la principal revolución ha sido Internet.
Con Internet se han igualado los accesos a las fuentes de información, se pueden realizar entrevistas on line, organizar videoconferencias, descargar fotos, romper embargos… todo con el ratón. Y en esta marcha, gracias a los sistemas que están desarrollando el conocimiento de la voz, ni siquiera se tendrá que utilizar el ratón y el teclado, el artículo se dictará al ordenador.
No sólo eso, la forma de trabajar de muchos periodistas con Internet ha cambiado radicalmente. Tener una buena agenda en un momento determinado, tener amigos de confianza y confidencialidad en determinados lugares, tener acceso a diferentes lugares… eran imprescindibles para un buen trabajo periodístico, más que ese trabajo enorme. Había que llamar por teléfono a las autoridades, con algún detalle con sus secretarios, con los deportistas se tenía que hacer un tupust en el parque, aparecía en el restaurante donde el conocido iba todos los días, preguntaba a éste, preguntaba al otro, pedía documentos para echar una mirada, había que pisar la calle… las relaciones personales eran muy importantes. Por su parte, la inpersonalización y la igualdad de la información, tanto para bien como para mal, dominan el XXI. A principios del siglo XX.
Hoy, evidentemente, las cosas son diferentes. Los periodistas a menudo llegan al trabajo a mediodía. Encienden el ordenador, hacen una lectura rápida del correo electrónico, miran y recogen aquello que les llama la atención. Después, en la reunión diaria deciden el tema, vuelven al ordenador, buscan información, reciben una foto u otra, hacen una llamada con el teléfono móvil… y, finalmente, comienzan a escribir. ¿Por fin? Desde que se inventó el ordenador portátil, muchos llevan el trabajo a casa. Es un avance. ¡Menos mal que a los que guardamos la característica principal de los periodistas, la desidia, nos quedan excusas como la ausencia de señales o baterías!
Teléfono móvil
Se inventó en la década de 1960, pero hasta 1979 no se puso en marcha el sistema de teléfonos móviles en Tokio. Sin embargo, hasta 1983, cuando Motorola entró en vigor en Estados Unidos, no se inició la era de los servicios de telefonía inalámbrica reales.
Internet
Internet es una red informática para la comunicación de ordenadores. El protocolo de Internet (IP) y el Protocolo de Control de la Transmisión se desarrollaron en 1973. Inicialmente, la red se llamaba ARPAnet y conectaba varias universidades, instituciones y laboratorios de investigación de Estados Unidos. La web comenzó a desarrollarse en 1989.