Hubble: el hombre detrás del telescopio

Rementeria Argote, Nagore

Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

El nombre de Hubble es conocido entre nosotros por ser el nombre del telescopio que la NASA tiene en órbita. El telescopio fue bautizado como el gran astrónomo Edwin Powel Hubble. Además de la Vía Láctea que hasta entonces se conocían y las Nubes de Magallanes, Hubble vio a Andrómeda como una galaxia el 30 de diciembre de 1924. Este descubrimiento fue el punto de partida de los debates sobre el tamaño y la edad del universo y poco a poco fue construyendo el concepto de espacio que tenemos en la actualidad.
Las fotografías tomadas por el Telescopio Hubble son publicadas al año, tras ser analizadas por los investigadores. (Foto: ANDÉN).

Para 1920 se conocían tres galaxias de miles de sistemas solares: la nuestra, la Vía Láctea y la Nube Grande y la Pequeña de Magallanes, las tres a simple vista. Pero además, había otra estructura que se podía ver a simple vista: Nebulosa de Andrómeda o nube de polvo. Por eso, uno de los mayores avances de la época fue descubrir que Andrómeda también era una galaxia.

Hubble tuvo la oportunidad de trabajar con los telescopios del Monte Wilson de California. Con estos telescopios, Hubble calculó que la galaxia de Andrómeda estaba muy lejos, más de dos millones de años luz. “Si estando tan lejos se ve a simple vista, es una señal de la grandeza de esa galaxia”, pensó. Así, supieron que Andrómeda era cuatro veces mayor que la Vía Láctea.

Edwin Powel Hubble.

Esto obligó a cambiar el concepto de la época del universo, reconociendo que, además de las que conocían, podían existir otras galaxias. Además, eso significaba que el universo era mayor de lo que pensaban.

Poco a poco, Hubble fue descubriendo galaxias más alejadas de la propia Andrómeda gracias a los grandes telescopios. A medida que mejoraban los telescopios se encontraban en el cielo más estructuras que antes no veían. Esto llevó a muchos astrónomos a pensar que el universo podía ser infinito, es decir, que no tenía fin.

El universo cada vez más grande

Es evidente que en aquella época se avanzó mucho la astronomía y la cosmología. Pues bien, uno de los avances más productivos fue el uso del efecto Doppler. Y es que así supieron que el universo se estaba expandiendo. Los astrónomos aprendieron a utilizar el efecto Doppler de la luz de las estrellas, ya que se puede saber si se acerca o se aleja a la Tierra en función de la evolución del color.

Imagen extraída del Telescopio Hubble: una galaxia binaria. (Foto: ANDÉN).

También Hubble se benefició del efecto Doppler y se dio cuenta de que cuanto más alejada está una galaxia, más se alejaba, es decir, la relación entre velocidad y distancia era lineal. Así, si la distancia a la galaxia A es el doble que a la B, A se aleja el doble de rápido que B. Trató de definir una constante que definiera esta relación: la constante de expansión del universo tan conocido o la constante de Hubble. “El color de luz de la estrella indica si esa estrella se aleja o se acerca, a qué velocidad va y a qué distancia está”, señalaba Hubble.

Gracias al efecto Doppler supieron que la mayoría de las estrellas que veían en el cielo se estaban alejando. Esto dio mucho que pensar a los astrónomos. Y es que, si retrocedemos en el tiempo, en algún tiempo se empieza a pensar que quizá todo el universo esté hecho. Al estar toda la materia de todo el Universo acumulada en un único punto, es imprescindible que en la Tierra existan condiciones (temperatura y presión) que no estén presentes.

Hubble vio a Andrómeda como una galaxia. (Foto superior: ANDÉN).

Además, algún día la materia fusionada comenzaría a dispersarse. Esto provocó que, por un lado, se plantease la teoría del Big Bang y otras hipótesis sobre la creación del universo, y por otro lado, se creyera que el universo tenía una edad. Calcularon la edad del universo a través de la velocidad de alejamiento de las galaxias.

Según estos cálculos, el universo nació hace dos mil millones de años. Este dato fue motivo de numerosas discusiones. De hecho, los geólogos tenían calculada la edad de la Tierra (tres mil millones de años) y, por supuesto, la Tierra no podía haber sido creada antes que el propio universo. Era evidente que unos y otros se equivocaron al hacer los cálculos.

El tiempo demostró que los geólogos tenían razón y los astrónomos más competentes tuvieron que reconocer que el universo era mucho más antiguo. En la actualidad, se estima que el universo tiene entre 10 y 20 mil millones de años, según la teoría del Big Bang. A medida que las técnicas mejoren, a medida que se vaya concretando la edad, nos acercaremos al momento del nacimiento del universo, pero nunca se podrá saber exactamente. Sin embargo, los astrónomos siguen mirando al cielo, buscando el origen de todo lo que nos rodea.

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