Cada año, desde 1996, se premia a la ciudad o pueblo más sostenible de Europa. Este premio es el resultado de una campaña aprobada en Aalborg en 1994, que se puso en marcha con el objetivo de fomentar la Agenda 21 y promover la sostenibilidad. Se reparte entre los municipios que han puesto en marcha la Agenda y este año han sido tres las ciudades premiadas: Heidelberg (Alemania), Ferrara (Italia) y Oslo (Noruega).
La verdad es que en toda Europa son muchos los pueblos y ciudades que han firmado la Agenda 21. Han apostado por la sostenibilidad, al menos lo han firmado. Pero no todos han empezado a diseñar el plan de sostenibilidad. Es más, son muy pocos los que han puesto en marcha el plan diseñado. Algunos de ellos son los galardonados con el premio a la ciudad o pueblo más sostenible de Europa y cada uno ha diseñado un plan adaptado a su ciudad:
En Heidelberg, por ejemplo, se ha hecho un gran esfuerzo para conseguir vías de diálogo estables con la ciudadanía. Han realizado cursos, reuniones y talleres con más de un centenar de entidades que han participado en la creación del Plan de Desarrollo del Transporte de la ciudad. Desde el inicio de la ejecución de la Agenda 21 en el año 2002, se han conseguido ya algunos cambios: la reducción de residuos industriales ha sido del 72% y la reducción de residuos domésticos del 42%. Además, se ha diseñado un plan para reducir el consumo energético en un 30% y se ha comenzado a fomentar el uso de producciones eléctricas más limpias.
La mayoría de las ciudades galardonadas con el Premio a la Ciudad más Sostenible de Europa buscan alternativas al transporte actual. Una de estas alternativas son los autobuses eléctricos.En Ferrara también se ha realizado un gran esfuerzo para diseñar un buen plan de transporte. Se ha subrayado la necesidad de utilizar autobuses híbridos con diesel y electricidad, especialmente para fomentar el uso de la bicicleta. Además, siendo el desarrollo sostenible responsabilidad de todos los ciudadanos, se han reunido de forma reiterada con el sector privado de la industria, con el que han creado asociaciones que trabajarán en la implantación de la agenda. Para su uso en el proceso de evaluación del desarrollo del Plan, Ferraran ha exigido una gran responsabilidad con el entorno y ha impuesto impuestos.
Oslo es una ciudad totalmente diferente. Está rodeado de bosques, colinas y fiordos. Dos tercios del suelo que rodea la ciudad son bosques, parques y lagos protegidos. Estas tierras albergan el 30% de las especies vegetales y animales de Noruega y han tenido que desarrollar un plan especial para proteger la biodiversidad urbana. Por ejemplo, ocho ríos atraviesan la ciudad y están haciendo un esfuerzo especial por no contaminarlas. De hecho, las estaciones hidroeléctricas son muy utilizadas y en un bajo nivel de emisión de gases urbanos se aprecia la utilización de estos métodos de generación no contaminantes. Otro dato significativo es que actualmente el 35% del transporte público es ferroviario y eléctrico.
El fomento del uso de la bicicleta se ha convertido en un elemento básico en la mayoría de las ciudades europeas para reducir los niveles de contaminación e impulsar la práctica deportiva.Hay otros ejemplos interesantes. En Hannover, por ejemplo, se están llevando a cabo numerosas acciones para impulsar la igualdad social. Quieren hacer un esfuerzo especial para reducir el nivel de pobreza, creando nuevos puestos de trabajo y asegurando que toda la población tenga cama para dormir. En el mismo sentido, se ha hecho eco de la dinámica demográfica, tratando de dar solución a los barrios superpoblados.
En Hannover también se están desarrollando programas para mejorar la salud humana. Tienen un objetivo claro: que la ciudadanía no entienda la salud como algo que se consigue a través de las intervenciones quirúrgicas. Han querido destacar la necesidad de prevenir enfermedades, por ejemplo, reduciendo la contaminación urbana. Han querido hacerles comprender que necesitan un entorno respetuoso con la salud humana, sin sustancias contaminantes que puedan existir en el aire, el agua, la comida, la tierra y otros componentes de los ecosistemas.
Si bien se han dado algunos pasos desde que se acordó la Agenda 21 en 1992 y se desarrollaron las Agendas Locales, la Agenda tiene un claro reto en su segunda década: llevar a cabo las estrategias y planes que se han desarrollado durante estos años.
Oslo cuenta con una biodiversidad especialmente sensible, para lo que ha desarrollado un plan especial. Gracias a ello ha obtenido el premio europeo.Por ello, el año pasado se celebró en Johannesburgo, Sudáfrica, la Cumbre de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, donde se acordó el lema de la segunda década de la Agenda 21: Acción Local 21. Cada ciudad impulsará la puesta en marcha del plan que ha desarrollado a la mayor brevedad posible, ya que la Agenda corre el riesgo de quedarse en palabras vacías.
Precisamente este mismo mes tendrá lugar en Atenas su asamblea general. “Acción Local 21: ICLEI ha nombrado “Implementación del Desarrollo Sostenible por parte de los Gobiernos Locales”.
La Conferencia analizará ejemplos prácticos de proyectos de sostenibilidad para intercambiar experiencias y analizar los mecanismos a articular para la ejecución continua de los planes de acción. Pero también trabajarán otras ideas. Por ejemplo, el problema que pocas veces se menciona: cómo afectan las agendas generales en las agendas locales y qué papel deberían jugar las acciones locales en las políticas generales del país.
Si bien en aquella primera reunión de Río de Janeiro se comprometió a apoyar a los países pobres, la inestabilidad política, la escasez de recursos tecnológicos y la gran migración del mundo rural a las ciudades han dificultado el desarrollo de la Agenda. En muchos de ellos, la economía está basada en la exportación de recursos naturales, lo que también hace difícil el desarrollo sostenible. Sin embargo, hay ejemplos interesantes.
En muchos países, el exceso de turismo impide el desarrollo sostenible. No hay que salir de Europa para encontrar ejemplos de este tipo.En el estado mexicano de Queretaro se puso en marcha el proyecto Sierra Gorda. Ha promovido y organizado miles de pequeñas actividades. La mejora de las redes de saneamiento y la educación han sido algunos de los objetivos y más de veintitrés mil personas han participado en las acciones. Han colaborado tanto con la mano de obra como con el dinero, obteniendo la capacidad económica suficiente para llevar a cabo los proyectos.
Pero las prioridades de la Agenda 21 son diferentes según países. Si en los países más pobres el bienestar social y la economía son las áreas más desfavorecidas, en los más ricos el medio ambiente es el mismo. En Australia, por ejemplo, el sobreturismo, la agricultura intensiva, la deforestación y la desertificación son los problemas más graves. Y la Oficina Australiana de Estadística ha desarrollado una estrategia especial para afrontar estos problemas sin pérdidas económicas, calculando las ventajas naturales y el valor económico concreto de los bosques, la tierra y el subsuelo. La estimación se ha basado en su utilidad a corto y largo plazo, pero descartando valores ambientales que no aportan dinero.
Entre 1992 y 1997 se establecen las bases conceptuales y se desarrollan los planes de las políticas sectoriales más relevantes. A partir de 1998 se ha diseñado y definido la Estrategia Catalana para el Desarrollo Sostenible, que se inicia ahora con la implementación estratégica. La propia Agenda 21 se ha convertido así en una estrategia global del Gobierno de Cataluña y en esta línea de desarrollo sostenible hemos fijado 10 objetivos principales: buen gobierno, cohesión e identidad social, economía y calidad de vida, producción y consumo, gestión de recursos, planificación del territorio, movilidad de mercancías y personas, lucha contra el cambio climático, conservación de la biodiversidad y cooperación y solidaridad. Queremos arraigar la cultura de la sostenibilidad en nuestro país y nos ha parecido fundamental el desarrollo económico, el bienestar de las personas y el cuidado del entorno.
Tenéis mucha experiencia en el desarrollo de la agenda. ¿Cuáles son las principales limitaciones que habéis encontrado?El nuestro es un modelo especial, ya que hemos trabajado dos niveles de acción complementarios: Una actuación a nivel municipal a través de la Agenda Local y otra más general y más amplia a través de la Agenda 21 de Cataluña. En este sentido, una de las mayores limitaciones que hemos encontrado en materia de desarrollo sostenible es nuestra escasa representación como país en organizaciones internacionales. Hemos tenido que hacer frente a ello porque creemos que los gobiernos regionales juegan un papel fundamental en este tema y deberían poder actuar al mismo nivel que los Estados y los Ayuntamientos en foros internacionales. Por ello, hemos impulsado, junto con Euskal Herria y otros países, la creación de una red internacional de regiones por la sostenibilidad.
Sin embargo, la mayor dificultad ha sido la combinación de tres ejes de desarrollo sostenible: económico, ambiental y social.La participación ciudadana es fundamental en este proceso. ¿En la práctica se ha convertido en un problema la dependencia de esta participación?
No, no tiene por qué ser un problema. Es más, creemos que esta participación es necesaria tanto en la definición como en el desarrollo del marco estratégico. Por tanto, es necesario reforzar la participación. Se debe dar la oportunidad de participar a todos los agentes.
En base a vuestra experiencia, ¿todavía es válido el modelo de Agenda 21?
En nuestro caso, al menos en Cataluña, nos ha servido y sigue siendo útil. La estrategia es totalmente abierta. Debe adaptarse en todo momento a la situación actual para asegurar siempre el bienestar de las nuevas generaciones.Sin embargo, pasar de la estrategia a la acción debería ser una prioridad absoluta a partir de ahora. Para ello se han creado programas como Acción 21.