Cuando se habla de serpientes, la mayoría de las veces se producen sentimientos de pánico, asco, emoción, etc. No voy a empezar aquí a buscar motivos ocultos de estos sentimientos, pero todos ellos hacen que el mundo de las serpientes sea a menudo desconocido para el callejero o para cualquier persona que viva en el caserío o en el monte.
Sin embargo, los aficionados a la herpetología saben perfectamente que las serpientes son probablemente los animales más maravillosos y elegantes del arte de nuestra fauna, y que en caso de que haya ocasión para ello se pueden dar largas horas de disfrute de sus movimientos y actividades.
La serpiente de escalera ( Elaphe scalaris) es una de las serpientes más bellas y esbeltas que se pueden ver en nuestro País. Se trata de una serpiente de larga longitud que, aunque normalmente suele rondar los 1 m, puede llegar hasta los 1,5 m, formando una quinta parte de su longitud total. La escamas dorsal tiene launas que forman 27 líneas en el centro del cuerpo (ver figura 2). Las escamas ventrales suelen ser anchas y su número oscila entre 200 y 220. Finalmente, la escamas subaudales, que se extienden desde el ano hacia atrás en la parte ventral, se organiza en dos filas de 48-68 ejemplares.
La cabeza de la serpiente de escalera es ancha y bien definida, en la que destacan dos escamas parietales anchas (ver figura 1). Además, la escamas frontales pronunciadas en forma de escudo presenta una punta apuntada hacia la parte trasera. A ambos lados se pueden ver los supraoculares (uno a cada lado) y dos prefrontales (más anchos que largos) y dos internasales. La escamas reavestral, más larga que ancha, es también destacable, ya que se alarga hacia atrás entre los internasales y llegando hasta la mitad de los mismos.
En cuanto a la coloración, los adultos presentan un lado dorsal pardo claro uniforme, con dos líneas longitudinales paralelas más oscuras a ambos lados de la línea media. En los ejemplares jóvenes estas dos líneas están unidas por numerosas líneas transversales, que representan una especie de escalera, y a esta serpiente le llega su nombre original. Por otra parte, a ambos lados de la cabeza, y desde el ojo hacia atrás y hacia fuera, tiene una marcada línea oscura. En cuanto a la cara ventral, en los adultos este suele ser blanco o amarillento, sin cicatrices. En los jóvenes, sin embargo, y de manera excepcional, se pueden ver cicatrices oscuras en algunos ejemplares.
La serpiente de escalera es un reptil terrestre y secadero, que funciona de día, y aunque normalmente vive en el suelo, muestra gran habilidad para ascender a árboles y puentes en busca de una pieza de caza o simplemente con ganas de tomar el sol. Y es que esta serpiente es súper soleante y puede estar durante horas disfrutando de los rayos calientes enviados por la amplia mano de astro.
Sus movimientos son rápidos y esbeltos, lo que nos convierte en un gran cazador. Entre sus piezas destacan los micromamíferos, pájaros y pollos, lagartijas y lagartos jóvenes, que son sacrificados por la industria antes de su ingestión. También es muy agresivo y no tiene ninguna duda de que muerda con la mayor agresividad si tiene sospechas de estar en peligro. Sin embargo, la serpiente de escalera no tiene veneno y sus mordeduras no tienen ninguna consecuencia grave, pero a menudo pueden ser suficientes para ahuyentar al agresor.
El celo se produce a finales de primavera, entre mayo y junio. Tres o cuatro semanas después de la fecundación, la hembra pondrá entre 6 y 24 huevos en un agujero o bajo la piedra del suelo. Estos huevos tienen una estructura rugosa y amarillenta de 2 x 5 cm. Los fuegos nacidos a finales de verano tendrán una longitud de 20 cm al mundo y desde ese mismo momento serán capaces de vivir sin necesidad de ayuda. Aunque durante los primeros meses se cazarán saltamontes e insectos similares, a medida que van creciendo se irán descubriendo especies cada vez más grandes, llegando progresivamente a ser tan cazadores como sus padres.
Pero la serpiente de escalera no sólo es cazadora sino también presa, y no sólo por el águila culebrera u otros depredadores. Y es que la carne de esta serpiente es considerada por los seres humanos como un alimento preciado, y aunque ahora no es muy habitual, antiguamente se comía. Por otro lado, en algunos pueblos de la Ribera se ha atribuido la capacidad de curar las grasas de la serpiente de escalera, que se utiliza como materia prima en los remedios para formar heridas.
Este reptil se encuentra sobre todo en zonas pedregosas y secas con matorrales, pastizales, bosquetes aislados, setos entre áreas agrícolas, o en huecos murales, siempre fuera de ambientes húmedos y fríos y, por tanto, fuera de las zonas montañosas.
En cuanto a su distribución geográfica, la serpiente de escalera es una especie mediterránea situada en el sureste del Estado francés y residente en la Península Ibérica, aunque en este último, falta en las regiones húmedas septentrionales. En Euskal Herria también podemos encontrarla en la región mediterránea: En Álava en las inmediaciones del Ebro y en Navarra en la zona media y sur.
Sin embargo, esta serpiente nos está resultando cada vez más invisible debido a la regresión que sufre la especie. Las causas de este proceso de reducción pueden encontrarse en la violenta transformación del medio en el que se ubican sus hábitats. Y es que los campos agrícolas han sustituido la vegetación natural en la mayoría de los lugares, y por otro lado, la agricultura extensiva ha reducido el número de setos entre áreas y de pequeños bosques y matorrales, siendo cada vez más reducidas las zonas residenciales de esta elegante serpiente. Por lo tanto, y al igual que ocurre en otras especies, la protección de la serpiente de escalera exige de la zona, y de los setos, especialmente de los matorrales y de los bosques más pequeños.