A quienes conocieron la antigua Estación de Azpeitia en sus años de existencia no se les ocurrirá nada de lo que os explicaremos a continuación. El aspecto exterior de la estación sigue igual. Alguien podría decir que es demasiado “igualitario” y tendría razón. Las locomotoras de vapor, los vagones de mercancías, los relojes o las máquinas de control no se encuentran en las estaciones actuales, ni siquiera muy buscadas. La breve entrada y salida a la estación es un repaso a nuestra historia cercana y lejana, ya que la antigua Estación de Azpeitia es hoy el Museo Vasco del Ferrocarril.
El Museo Vasco del Ferrocarril nació hace 2 años con la colaboración del Gobierno Vasco. El objetivo principal ha sido recoger las huellas de los trenes que a lo largo de la historia han atravesado nuestro territorio y recogerlas en el museo. Completar las colecciones del museo no ha sido tarea fácil. En raras ocasiones se ha procedido al almacenamiento y conservación del material antiguo, por lo que las obras de renovación han sido largas y duras. Sin embargo, el esfuerzo realizado no ha quedado en nada y las exhibiciones que organiza actualmente el museo son una prueba de ello.
Juanjo Olaizola es ahora el responsable del Museo. Él mismo nos enseñó las piezas más espectaculares que hay en la estación, respondiendo con paciencia a las miles de preguntas que cualquier persona que no conocía la historia del tren haría.
Todas las posibilidades que ofrece el Museo Vasco del Ferrocarril pueden visitarse en la sede de la antigua Estación de Azpeitia. Por ejemplo, el dedicado a los relojes imprescindibles en las estaciones de tren es el más ruidoso. La colección “Jesús Minguez Aguado” ha conseguido recoger una de las series de relojes más importantes del mundo. Minguez, empleado de RENFE, es el resultado de su afición por la reparación y recogida de los relojes que quedaban fuera de servicio. Una buena vía para analizar la evolución de la cronometría en los últimos dos siglos, desde los relojes de péndulo hasta los relojes de impulso radiofónico. Para completar la gama de relojes de las estaciones, también se puede visitar una interesante colección de relojes de bolsillo, donde se escucha el disparatado tik-tak.
Sin embargo, la parte más espectacular del Museo es la que se puede visitar en la fábrica y el hangar. La colección de material móvil histórico está compuesta por cerca de cuarenta vehículos. A excepción del tranvía originario de Bélgica, el resto de las piezas de la colección han llegado a Azpeitia de compañías que han visitado Euskadi durante años. La mayoría, además, se encuentran lejos de ser un mero inspector y, previa solicitud, se pueden organizar itinerarios históricos, renovando las formas de viajar antiguo. Por ejemplo, desde la Antigua Estación hasta el Santuario de Loyola se ofrece la posibilidad de construir el camino mediante una locomotora de vapor.
Lo que os hemos explicado en estas líneas es sólo un recuerdo de la visita al Museo Vasco del Ferrocarril. El discurso de aquella tarde nos resultó más corto de lo deseado y quizás por eso estemos más deseados de lo que esperábamos.
Aurrera Nº 104 1-3-0-T Esta
locomotora de vapor fue construida por el ingeniero Nasmith Wilson en 1898 en Gran Bretaña para el estrecho ferrocarril entre Elgoibar y San Sebastián. En 1929 la electrificación se extendió por todo el ferrocarril, pero mientras tanto, esta actuó empujando a todo tipo de trenes. Hasta su jubilación en 1958 se utilizó en los caminos entre Durango y Elorrio. Posteriormente se utilizó para producir agua destilada en sus calderas.
Bizkargi 3. La
empresa suiza Bo-Bo Brown Boveri ha realizado para la Compañía Eusko Trenbideak en 1928. Se trata de una máquina eléctrica utilizada para el transporte de pasajeros y mercancías hasta los años 80.
101. Nº Bo-Bo