Si a algunos niños y adolescentes les pedimos que se representen sobre la Tierra, podemos decir que nos encontraríamos con cuatro modelos
Si pedimos a los que están estudiando en Bachillerato, los modelos no cambiarían mucho. Nos sorprende el paralelismo existente entre estas formas de entender y los diferentes momentos históricos de la sociedad.
De niño, cuando tienen alrededor de ocho años y todavía no han conseguido nada fuera del ámbito familiar y escolar, sus conceptos sobre el universo son muy precisos. La tierra es plana y se sitúan en el centro. Si representan a algún astro, el astro girará alrededor de ellos (la siguiente imagen explicaría una visión más avanzada: El sol pasa por la noche bajo la Tierra calentando los volcanes). Las estrellas vuelven a estar fijas y la Luna se mantiene por efecto del aire (Figura 1.1).
De lo que se ve se extrae una expresión, a veces mítica (fantasmas, etc.) y otras geométricas, pero siempre formas y cosas concretas son las que dan forma a la percepción. Son modelos válidos pero no generalizables.
En una segunda etapa, en torno a los diez años, los niños ya no dibujan un mundo llano sino esférico. Pero ellos se mantienen dentro de la Tierra (ver figura 1.2).
Más de doce y trece años se encuentran con el siguiente problema: Si la tierra es esférica y están sobre ella, ¿cómo no se aprenden y caen? Por otro lado, aunque admitan que hay más niños, nunca aceptan que estén de cabeza abajo
Cuando su madurez les permite hacer abstracciones, indican el campo gravitatorio y saben que una fuerza es la causa de que nadie caiga. Esto sucede en torno a los quince dieciséis años (figura 1.4).
En las clases de astronomía he utilizado toda la esfera para expresar las coordenadas del ecuador y la mitad, por encima de la línea del observador, para explicar los azimuts. La conclusión que he sacado trabajando con jóvenes de entre 14 y 16 años es que sólo entienden el horizonte, los puntos cardinales y la representación de los astros que aparecen sobre ellos.
Por lo tanto, ¿para qué si no han expresado todas las representaciones con sus propias ideas? Una forma de saberlo es organizar visitas. De esta manera, el propio alumno explicará lo que ha visto al resto de los alumnos. Sólo explicarán lo que han entendido de memoria y los resultados que se obtienen son realmente apasionantes.
Los alumnos no son envases vacíos para el vertido de los conocimientos que el profesor les propone. Parece más que una machacadora con hojas diferentes para triturar y perdona la comparación. Esto depende de su experiencia y de su estructura mental. De esta manera, cada alumno introducirá la patata que ofrece el profesor (nuevos conocimientos) de una manera muy diferente.
El papel del profesor consiste en descubrir los prejuicios que el alumno necesita para asimilar este nuevo conocimiento. Sólo de esta manera se puede llegar con éxito al objetivo propuesto.
Conviene pues, por encima de todo, mencionar los conocimientos que las distintas civilizaciones han tenido a lo largo de la historia sobre el universo:
Así pues, estamos en condiciones de introducir el tema que nos interesa. ¿Cómo enseñar astronomía? A la hora de enseñar, distinguiré y distinguiré tres momentos diferentes del desarrollo de la personalidad del niño/a/joven, sin abordar con precisión la edad.