Iluminación y composición

Nogeras, Itziar

Elhuyar Fundazioa

Foto tomada al amanecer.
J. Larrañaga

Volviendo a lo indicado en el artículo primero de esta sección, la cámara, a diferencia de los ojos, no distingue lo que es visual y lo que no es importante. Para que la fotografía tenga significado, debemos utilizar la composición y las normas de iluminación (y técnicas fotográficas). La cuchara está al rellenar con el tema. Y elegir el tema es dar importancia a algo diferenciando de las cosas del entorno. A las técnicas analizadas a lo largo de los 14 capítulos hasta la fecha, se añadirá una composición más relacionada con el aspecto artístico y unas normas básicas de iluminación que permitan obtener la mejor calidad posible en nuestros resultados.

Dirección de la luz

Los elementos básicos de la iluminación son la calidad y la dirección. La dirección cambia la forma y forma del objeto, resalta algunas superficies y elimina otras.

El que más destaca por su volumen y textura es la iluminación transversal; con la iluminación frontal (trasera de la cámara) se reduce la textura y profundidad del sujeto; el contraluz acentúa el contraste, reduce el detalle y elimina los volúmenes, crea ziluetas; y el resto (luz solar del mediodía) elimina los volúmenes y crea sombras muy notables bajo los ojos y la nariz en los retratos.

Imagen tomada al anochecer.
I. Nogeras

La hora y el tiempo tienen mucho que ver con la calidad y dirección de la luz. En la fotografía en color, sobre todo, la influencia de la posición y altura de la luz solar sobre el sujeto es muy importante. La luz natural cambia a lo largo del día y del año. La temperatura de color aumenta gradualmente con la altura del sol. Por ello, la luz del amanecer y del atardecer es rojiza; la luz cambia más rápidamente en ambos momentos. Las películas están adaptadas a la luz del mediodía.

Contraluz.
I. Nogeras

La dirección de la luz también cambia. En verano forma un arco más amplio que en invierno desde el punto de salida del sol hasta el punto de entrada. Así, en verano, sobre todo a mediodía, la luz es mucho más vertical y en invierno el ángulo de la luz es más tumbado.

El tiempo también influye, en los ambientes más templados, debido al vapor de agua de la atmósfera, la luz suele ser más difusa, lo que se nota especialmente en las horas de amanecer y de atardecer. El cielo azul genera a menudo sombras azules.


Calidad de la luz: luz fuerte y luz fuerte

J. Larrañaga

Sirve para ambientar las luces, llamar la atención sobre algo, cambiar las formas o reproducir la textura. En ocasiones se puede elegir la luz más adecuada (por ejemplo, esperando la hora más adecuada), mientras que en otras ocasiones tendremos que adaptarse a la que hay y sacarle el máximo partido. En el estudio, por el contrario, la iluminación está controlada y se utiliza de una manera u otra en función de su finalidad.

La luz fuerte proporciona bordes definidos con sombras fuertes y produce resultados de contrastes y ambiente dramático. Ideal para artículos con formas simples, colores brillantes y texturas lisas.

Con la luz de fuerza las sombras apenas se perciben (a veces ninguna), hace ver toda la forma del objeto y reduce el contraste entre luces y sombras, creando un ambiente más tranquilo (como se puede apreciar en la foto del niño de la derecha). Es apropiado para gaiconplicados (para los que las sombras pueden producir confusión) y para reproducir texturas toscas (como la de la foto del tronco).

Luz fuerte.
I. Nogeras

La calidad de la luz viene determinada por la dirección de los rayos de la fuente de luz: la llegada de los rayos en una sola dirección (por ejemplo, el sol del cielo limpio o un flash) produce una luz potente; si se disipa la luz (por ejemplo, reflejándola a través de las nubes o en alguna superficie), los rayos toman direcciones diferentes y es la fuerza.

Encuadre: enfoque

La mayoría de las cámaras tienen visor a nivel de ojo y lo más habitual es utilizar este enfoque. Sin embargo, cambiando de perspectiva se pueden obtener resultados muy interesantes. Las fotografías pueden ser de arriba a abajo (foto del bosque), de abajo a arriba (de la montaña) o de cerca (foto de la niña y el niño). Los de abajo a arriba son dramáticos, ya que desde abajo se incrementa el tamaño y la sensación de fuerza. Como el punto de vista descendente lleva al observador a mirar la escena con superioridad, la altura de los objetos disminuye y a menudo predomina el sentimiento de tranquilidad.

Luz Fuerte.
I. Nogeras

El cambio de distancia también es un recurso útil. Para poder obtener una visión interna, por ejemplo, es necesario acercarse al objeto rellenando con él el cuadro completo. De esta forma se simplifica la imagen, dejando al sujeto fuera del entorno. Aumentando la distancia, incluimos el tema en el entorno, es decir, lo relacionamos con otros centros de interés de menor importancia. La distancia permite introducir elementos que permitan resaltar la perspectiva y la distancia.

Encuadre: formato

I. Nogeras

Los formatos de las fotografías pueden ser tanto rectangulares como cuadrados. El más extendido es el rectángulo de 24x36 mm (formato de 35 mm). Acotado por esta zona, a nosotros nos queda decidir dónde y cómo cortarla. Existe la posibilidad de utilizar este formato horizontal o verticalmente, lo que, como se puede apreciar en los ejemplos, tiene una gran influencia en la composición. El formato horizontal (o para paisajes) crea sensación de tranquilidad y espacio. La vertical (o retrato) refleja la fuerza.

Composición: “regla de los tercios”

I. Nogeras

La disposición de los elementos de la figura, así como la ubicación del elemento principal en el cuadro, tiene una gran influencia en el equilibrio compositivo. Muchos fotógrafos sitúan el área de interés en un tercio del cuadro, que puede verse en las tres fotos de la derecha (montaña, niños y ciudad). La “regla de los tercios” permite equilibrar los elementos de la imagen. Esta regla es muy útil en muchas ocasiones y es de gran ayuda tomarla como punto de partida, pero eso no quiere decir que nos tengamos que atar muy bien, porque ha sido concebida para romper como todas las normas. Incluso situando el objeto en el centro se pueden obtener buenos resultados (ver foto de la flor).

J. Larrañaga

Otra forma de ambientar o equilibrar la imagen (por ejemplo en los paisajes) es colocando ante el objeto principal algo que la enmarque (algún árbol, animal, roca o similar). En la imagen del monte Anboto, la segunda desde arriba, se ha realizado mediante un arbusto situado en la parte delantera derecha, concretamente en el tercio inferior derecha.

Formato vertical
J. Larrañaga
Formato horizontal
J. Larrañaga
J. Larrañaga
I. Nogeras
I. Nogeras
I. Nogeras
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