Nuevas enfermedades de los anfibios

Paz Leiza, Leire

Biologoa

BOLUE Ingurumen Ikerketak

Los anfibios constituyen uno de los grupos animales más amenazados del mundo. La transformación y destrucción de sus hábitats les ha llevado a sobrevivir en zonas restringidas protegidas. Pero tampoco están seguros de que el cambio climático, el aumento de los rayos ultravioleta por el agujero de la capa de ozono, la lluvia ácida y una nueva y peligrosa amenaza, las nuevas enfermedades, juegan también en zonas protegidas. Y han traído a todos los rincones del planeta la extinción de poblaciones y especies.
Nuevas enfermedades de los anfibios
01/04/2008 | Paz Leiza, Leire | Bióloga del Observatorio Herpetológico de la Sociedad de Ciencias Aranzadi
Rana catesbeiana atrapada en los campos (Francia). Esta rana se ha convertido en un importante vector de kitridu.
(Foto: X. Rubio)

Las nuevas enfermedades son aquellas que han surgido recientemente o que han aumentado notablemente su área de influencia en los últimos años. En el caso de los anfibios, estas enfermedades tienen un origen vírico o fúngico, y aunque de momento apenas sabemos nada sobre ellas, parece que el vector que se está extendiendo por todo el mundo a gran velocidad es el ser humano.

Los virus que afectan a los anfibios son muy persistentes y se contaminan con gran facilidad. Aparecen principalmente en zonas degradadas donde se acumulan anfibios reproductores. La sintomatología de la enfermedad es complicada, y aunque muchos individuos mueren sin signos externos significativos, otros experimentan hemorragias locales, úlceras cutáneas y necrosis agudas en los órganos internos. Además, en algunos casos, las infecciones secundarias causadas por bacterias producen el síndrome de la pierna roja, con llamativas pérdidas de sangre y enrojecimiento. Algunos de estos virus también afectan a los peces, por lo que muchas veces los virus llegan al medio natural con repoblaciones de peces.

Hongo asesino

Tubos de descarga de kitridu perforando la piel de un sapo corredor ( Bufo calamita ).
(Foto: J. Bosch)

Los virus no son, sin embargo, los únicos responsables de las extinciones masivas de anfibios; los datos actuales apuntan a que algunos de los hongos encontrados recientemente constituyen una amenaza más grave. Batrachochytrium dendrobatidis es un hongo que afecta a los anfibios, una especie de quitridio. El grupo de Kitridu, conocido desde hace tiempo en todo el mundo, se encuentra en cualquier zona. Por su sensibilidad a la contaminación, se localizan principalmente en zonas bien conservadas. Hasta hace poco sólo se conocían como parásitos de plantas, algas, protistas e invertebrados, pero esta nueva especie resulta mortal para los anfibios.

Las poblaciones de anfibios afectadas suelen desaparecer en pocos meses, siguiendo el patrón de expansión de enfermedades infecciosas. Todavía no se conoce la causa de la muerte de los animales infectados, pero sí el desarrollo de la enfermedad, la quitridiomicosis. Cuando los zoosporas (esporas móviles con flagelo) entran en contacto con los anfibios, se fijan en la queratina de su piel y, en pocos días, desarrollan esporangios maduros que crean nuevos zoosporas. Los zoospers se liberan mediante un tubo de descarga que perfora la piel del animal contaminado. De este modo, la enfermedad sólo se desarrolla en la piel y no afecta a los órganos internos, aunque no presenta síntomas externos significativos. Los adultos, al tener la queratina en toda su superficie, entran en contacto con el hongo y mueren inmediatamente. Por otra parte, las larvas sólo tienen la queratina alrededor de la boca, por lo que mueren cuando metamorfosis, cuando la queratina se extiende por toda la superficie.

Los adultos muertos no son muy fáciles de encontrar, pero las metamorfosis recientes se encuentran muertas alrededor de los pozos. Una vez que los anfibios han abandonado los pozos, el entorno aparece completo, sin que se aprecie ningún cambio. Pero el hongo queda alrededor como saprófito y contamina a nuevos individuos que quieren recolonizar el lugar.

Txantxiku común ( Alytes obstetricans ), metamorfosis y quitridiomicosis, muerto en el Parque Natural de Peñalara (Madrid). Como se puede observar, no hay ningún síntoma que demuestre el autor de la muerte. En el parque natural de Peñalara apareció el primer caso de quitridiomicosis europeo. Aunque podría pensarse lo contrario, el estado de conservación de este lugar es único.
(Foto: J. Bosch)

La quitridiomicosis fue detectada en los años 80 en Australia y Centroamérica y está ya extendida por todo el mundo. En 1997 apareció en el Parque Natural de Peñalara en Madrid el primer caso de Europa, en el que los chanchullos comunes ( Alytes obstetricans ) casi se extinguieron. Desde entonces, hemos conocido otras muertes masivas, todas ellas en alta montaña, donde las temperaturas frescas hacen posible el desarrollo del hongo. Dentro del Observatorio de Herpetología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el pasado año realizamos un estudio sobre el mismo en varios parques naturales de Euskadi y en zonas de gran importancia para los anfibios, y hemos llegado a la conclusión de que existe un hongo causante de la quitridiomicosis.

Todavía no sabemos cuándo afecta el hongo y por qué es tan mortal. Es posible que el hongo haya estado siempre en contacto con los anfibios y que ahora éstos hayan debilitado el sistema inmunitario. O puede que haya aumentado la virulencia del hongo por alteración del medio ambiente y ahora sea mortal para los anfibios. Sin embargo, los últimos datos apuntan a que parece que el hongo ha entrado recientemente en zonas contaminadas. Y como la enfermedad está apareciendo muy rápido en muchos lugares del mundo, queda claro que el hombre es el responsable de esa dispersión. Los animales contaminados se han encontrado en muchos lugares: tiendas de animales domésticos, laboratorios e incluso ranas destinadas al consumo humano.

¿Qué podemos hacer?

De izquierda a derecha: txantxiku zuria ( Alytes obstetricans ), sapo común ( Bufo bufo ) y arrabio ( Salamandra salamandra ). Las tres especies han sufrido un declive en la península ibérica debido a la quitridiomicosis.
(Foto: I. Sanz; A. Gosá; I. Garin)

Al igual que cualquier otra enfermedad contagiosa, la forma más importante de combatir las nuevas enfermedades que afectan a los anfibios, y probablemente la más eficaz, es evitar su propagación. Para ello se procurará minimizar el contacto con los anfibios, evitar los movimientos no naturales entre lugares alejados y, sobre todo, evitar la entrada de plantas o animales en los medios naturales. De la misma manera, puede resultar de gran ayuda comunicar los animales muertos encontrados. Y en cuanto a los profesionales que trabajan con anfibios, para que no se conviertan en vectores involuntarios de la enfermedad, cada vez que se desplacen de un lugar a otro deberían desinfectar todo el material.

Las dos caras de la quitridiomicosis
Aunque los kitridios son muy letales para los anfibios de algunas especies, los de otras no parecen causar daños, convirtiéndose en portadores de la enfermedad.
Por un lado, dos ejemplos de especies que han sufrido una extinción repentina como consecuencia de la quitridiomicosis:
- El sapo dorado de Costa Rica ( Bufo periglenes ): aquel sapo de vivos colores que vivía en la Reserva Bosque Nuboso de Monteverde, no ha vuelto a verse desde 1989, aunque dos años antes era la especie más representativa de la reserva.
- Rana gástrica de Australia ( Rheobatrachus silus ): fue descubierta en algunas montañas del sureste en 1973. Al ver que el desarrollo de las larvas se producía en el estómago de su madre, fue muy investigado por la idea de que podía ser un descubrimiento interesante para la medicina hasta convertirse en el anfibio más conocido de Australia. Desgraciadamente, desapareció en 1984, tras la muerte sin proliferación de ejemplares cautivados.
Y por otro, dos ejemplos más de especies resistentes a la quitridiomicosis:
- Xenopus laevis de Sudáfrica: Fue utilizada en los años 30 para la realización de tests de embarazo y en la década de 1970 se extendió a todos los laboratorios del mundo, utilizándose en la actualidad como modelo de biología de desarrollo. Según la hipótesis que sitúa el origen de Kitridu en África, los ejemplares fugados de los laboratorios serían los responsables de la salida del hongo de África.
- Rana Catesbeiana de Norteamérica: su gran tamaño permite el crecimiento y transporte para consumo humano. Es por ello que se ha extendido al entorno en diferentes lugares del mundo y, en la actualidad, es uno de los vectores más importantes de kitrisus.

Más información:
www.aranzadi-herpetologia.com
www.sosanfibios.org
Paz Leiza, Leire
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