Desde el punto de vista geomorfológico, la existencia de una rasa intermareal es propia. En la costa cantábrica, y también en Europa, la gran explanada se encuentra en muy pocos lugares: tiene entre cuatro y cinco kilómetros hacia el mar adentro. Al fondo se alzan los acantilados.
La rasa intermareal es el resultado de la erosión que provocan las olas contra los acantilados. Los materiales blandos y duros alternan en las capas verticales de los acantilados, los cuales son fácilmente erosionables por el oleaje y los más duros protegen a los blandos bajo el nivel de la marea. Esta protección no es total y parece que el mar ha golpeado las estrías en la explanada.
La dinámica de los acantilados de Zumaia es muy activa, es decir, las olas erosionan rápidamente el acantilado. A Hilario le gustaría medir la velocidad de retroceso de los acantilados, que ahora no tienen datos, pero cree que el acantilado puede retroceder más de un centímetro por año.
Existen indicios de que el retroceso es muy rápido. Por ejemplo, entre Deba y Zumaia, en cuatro zonas, los arroyos que llegan a la costa deben saltar para llegar al mar. Normalmente los valles de los arroyos se encuentran en la costa en millas de mar, de lo contrario se puede apreciar que el acantilado retrocede a una velocidad superior a la que el arroyo desborda el valle. Y eso es lo que ocurre en Algorri.
En esta gran rasa intermareal habitan numerosas especies como cangrejos, lapas, mejillones, anémonas, algas, etc. Se trata de animales y plantas singulares que deben ser capaces de afrontar condiciones muy difíciles. De hecho, en marea alta, a poca profundidad pero bajo el mar, y una vez bajada la marea, se quedan en las charcas. La temperatura y la salinidad del agua son, por tanto, variables y, además, se genera una competencia entre los que permanecen juntos en el pozo y cada especie debe desarrollar su estrategia de protección para avanzar. Por todo ello, son interesantes los seres vivos de las rasas intermareales, y los de Algorri no son una excepción.
En cualquier caso, los acantilados de Zumaia son especialmente interesantes desde el punto de vista del registro geológico. En un tramo de ocho kilómetros los acantilados no tienen cortes. De la más antigua, es decir, de Deba a las más recientes, hacia Getaria, se recoge toda la historia de hace más de 100 millones de años hasta hace 50 millones de años, a través de páginas. En palabras de Hilario, "en estos casos lo habitual es que algún capítulo haya desaparecido, pero aquí no falta ninguna página".
Es un libro muy grueso y, como ocurre con los libros gruesos, "no todos los capítulos tienen el mismo interés, unos son más significativos que otros". Y en esos ocho kilómetros se recogen dos grandes momentos de la historia de la Tierra, ambos en Zumaia. De otra manera, en su conjunto, el libro merece la atención de los geólogos, que aportan una gran cantidad de información útil: las variaciones climáticas, la creación de los Pirineos, la vida que había en cada época...
En aquellos tiempos el clima era más cálido que en la actualidad, y se formó un gran arrecife de coral en el punto final de la plataforma. Sus testigos son las sierras calizas que atraviesan el País Vasco de este a oeste: Gorbeia, Anboto, Aizkorri...
Desde el arrecife hacia el mar se acumulaban materiales erosionados en capas horizontales. Ese es el flysch. Posteriormente, al aproximarse la placa tectónica y eurasiática ibérica, se fueron formando los Pirineos de Este a Oeste, y gracias a esas fuerzas, las capas antes horizontales se convirtieron en verticales. Así se ven hoy en los acantilados de Zumaia.
En estas capas, antes horizontales y ahora verticales, es evidente la alternancia de dos tipos de materiales. Algunas capas son duras y las intermedias más blandas que ellas, por eso están más desgastadas. La dureza, por supuesto, está relacionada con la composición de los sedimentos en el momento de su formación.
En los sedimentos se hallaban las conchas de animales marinos (foraminíferos planctónicos y bentónicos, y nanofósiles de cal) y las arcillas puestas a tierra. De ahí están todas las capas, que son duras o blandas en función de su proporción: cuando predominan las conchas de los animales se forma una capa dura de caliza, mientras que cuando la mayoría es arcilla se forma una capa blanda, una marga.
Es fácil relacionar una y otra con la influencia del clima. Así, cuando el clima era seco y cálido, se formaban capas calizas y, cuando llovía mucho, la tupa. Por lo tanto, se puede analizar el ciclo climático por capas. Parece que la rotación de las rocas de Zumaia coincide con la teoría de Milankovitch.
El astrofísico Milankovitch propuso una teoría para explicar los ciclos climáticos de la Tierra y dentro de ella las glaciaciones. En su opinión, la inclinación del eje de la Tierra y la excentricidad de la órbita son claves para comprender cómo se alternan los períodos cálidos y fríos y por qué se producen las glaciaciones cíclicamente. Pues bien, las capas de Algorri se alternan tal y como lo anuncia la teoría de Milankovitch.
Además de calizas y margas, en Algorri existe otro tipo de roca: la turbidita. La turbidita es una capa de arena, la arenisca. De hecho, las arenas acumuladas en la plataforma se vertían ocasionalmente aleatoriamente al mar. En un proceso de acumulación natural lento se intercalan, por tanto, turbiditas espontáneamente.
Asier Hilario advierte que las turbiditas no se distribuyen regularmente. "Comienzan a aparecer hace unos 60 millones de años y, con el paso del tiempo (hacia Getaria, por tanto), cada vez son más frecuentes y mayores. Esto se relaciona con la creación de los Pirineos".
"Los Pirineos empezaron a levantarse en la zona de Cataluña. Al igual que todas las nuevas cadenas montañosas, el Pirineo sufrió una fuerte erosión inicial y los sedimentos erosionados se acumularon en las cuencas circundantes, como plataformas cercanas a Ordesa. Por otra parte, el continuo empuje de la placa ibérica generaba una situación cada vez más inestable en estas plataformas, provocando terremotos y aumentando la pendiente del talud. Como consecuencia de ello, los vertidos de arena aumentaron, tanto en magnitud como en frecuencia. Así, los paleocorrontes medidos en las turbiditas de Algorri provienen en la mayoría de los casos del este".
Por último, hay lugares mucho más margosos de lo habitual. Aparecen de forma intermitente y aunque se mantiene la alternancia entre caliza y marga, la proporción de margas es muy superior a la normal. Al parecer, las zonas margosas se relacionan con el hundimiento del mar. De vez en cuando el nivel del mar disminuía y los arroyos, para llegar al nivel del mar, erosionaban fuertemente el cauce, por lo que llegaban muchos más sedimentos que antes.
Los fósiles permiten obtener otro tipo de información. Las rocas de Algorri albergan macrofósiles, amonitas e inocerámidos, así como microfosiles, foraminíferos. Son los que forman las rocas y, de paso, aportan la información más interesante. Debido a que son muy sensibles a la temperatura del agua, dan información relevante del lugar donde se encuentran.
Sin embargo, entre los fósiles, Hilario cree que los restos fosilizados son los más valiosos de Algorri. Parece que en el mundo hay muy pocos lugares en los que abundan los fósiles de las huellas de los seres vivos del fondo marino. Por eso son importantes. Además, estas pistas permiten deducir cómo eran los seres vivos que los originaron, cómo vivían, qué comportamiento tenían...
Por otra parte, en la zona de Deba existen estructuras aparentemente fósiles, pero no fósiles sino minerales. Son como una pelota y se llaman septarea. Se formaron en el Cretácico inferior (los acantilados más antiguos) y están sumergidos en una roca detrítica, en una marga muy oscura. Los septares son de tamaño igual o mayor que un huevo y se liberan fácilmente de la marga. Si se abre, en su interior aparece un bonito dibujo en blanco.
Parece ser que las arcillas del fondo marino se formaron al compactarse en forma de bola. Hilario reconoce que no saben por qué se compactaron, pero saben cómo surgió el dibujo: "al compactarse, por presión, las bolas se agrietaron interiormente. Con el tiempo las rendijas se llenaron de carbonato cálcico, por lo que los dibujos están hechos de calcita".
Las características mencionadas hasta ahora se pueden ver en otros lugares de la costa vasca o cantábrica. ¿Qué hace entonces tan especial Algorri? Hilario tiene claro: Además de ver perfectamente toda esta información general, en Algorrin se ven más claramente que en ningún sitio la frontera entre el Cretácico y el Terciario (límite K/T) y el Paleoceno y el Eoceno (P/E). Ambas están perfectamente visibles, la asistencia es muy sencilla y la distancia entre ellas es pequeña. "Para los geólogos, un gran chollo".
El límite K/T es de 65 millones de años. En Zumaia se encuentra en la base de la punta de Aitzgorri. Se trata de un lugar muy bonito y cuyo valor geológico lo hace aún más atractivo. Está relacionado con la pérdida de dinosaurios.
En realidad, el límite K/T es una capa oscura de arcilla. En la arcilla se encuentra el iridio, a una concentración mucho mayor de lo normal y unas microesferulas. Las microesferas poseen unas estructuras llamadas espinelas ricas en níquel y, en determinados lugares, carbonera. En cuanto a los fósiles, cabe destacar la desaparición de amonitas del registro, así como la mayor parte de los foraminíferos planctónicos y nanofósiles de cal. En concreto, los foraminíferos disminuyen un 99% y la diversidad un 54%, mientras que el número de nanofosiles disminuye un 85% y la diversidad un 25%. Esta extinción coincide con la del dinosaurio.
Según Hilario, "ha habido extinciones masivas mucho más duras que ella en la Tierra, como en el Permiano, pero de alguna manera, la más famosa, porque los dinosaurios eran fascinantes y, probablemente, también es la más reciente". En cualquier caso, la limitación K/T es especial para los paleontólogos y, según la teoría más aceptada, la colisión de un asteroide y las consecuencias de la colisión marcaron la distinción entre Cretácico y Terciario.
Hay muchas evidencias a favor de la teoría. El cráter creado por este asteroide se encuentra en Yucatán y las huellas se perciben en todo el mundo. En Zumaia están a la vista. Por ejemplo, liberó el iridio a la atmósfera y la capa que se formó una vez precipitada se ve muy clara en Aitzgorri. Las microesferulas son gotas pequeñas liberadas en impacto que se enfrían en la atmósfera y quedan atrapadas en la capa al caer al agua. Las salpicaduras que cayeron a tierra en lugar de caer al agua provocaron incendios, y de ello se deriva el hollín.
Además de en Zumaia, en Sopelana y Hendaia también se aprecia el límite K/T en el País Vasco, pero en Zumaia hay capas anteriores y posteriores sin interrupción, además de la frontera P/E entre el Paleoceno y el Eoceno. Hilario considera que este límite es aún más importante que el límite K/T.
El límite P/E, situado a la entrada de la playa de Itzurun, tiene entre 54 y 55 millones de años y forma parte de una arcilla roja de 1-1,5 metros de anchura. Especial por sus diferencias geoquímicas, isotópicas y paleontológicas con respecto a las capas anteriores. En concreto, su contenido en carbonato cálcico es prácticamente nulo, los isótopos C13 y C18 disminuyen notablemente y, entre otras cosas, desaparecen los microforaminíferos bentónicos que sobrepasaron los límites K/T.
Estos cambios coincidieron con un cambio climático acelerado, supuestamente asociado al vertido de metano de fondo marino. Sin embargo, hubo un período de calor que dio lugar a la división entre el Paleoceno y el Eoceno.
También existen algunas limitaciones dentro del Paleoceno. Son de categoría inferior a los límites K/T y P/E, ya que son tiempos dentro del Paleoceno (Danés, Selandese y Thanetiense), pero bien diferenciados en Zumaia. Por ello, Asier Hilario y miembros de la estratigrafía de la UPV/EHU trabajan para que las fronteras oficiales del Paleoceno sean de Zumaia.
Está claro que la costa entre Deba y Zumaia es un tesoro, no sólo para geólogos y biólogos, sino para cualquier persona. El Gobierno Vasco designará el próximo año como Biotopo Protegido para evitar daños al Tesoro. Además, se tratará de declarar como patrimonio geológico aquellos tramos de mayor interés geológico.