La ganadería ecológica es un modelo productivo alineado con el entorno. Este modelo se adapta al entorno local, por lo que no tiene las mismas características en uno u otro lugar. Pero siempre se basa en la relación e interacción del ganado con el suelo.
Los animales toman la comida del suelo, a la vez que fertilizan y enriquecen el suelo mediante el excremento. El objetivo es garantizar la fertilidad de la tierra y preservar la biodiversidad.
Los ganaderos observan no sólo la tierra sino también el agua. Uno de los problemas de la ganadería intensiva es la depuración de las aguas residuales. En el País Vasco, debido al tipo de suelo y a la abundancia de lluvias, es fácil que las deyecciones contaminen las aguas subterráneas. Para evitarlo, en la ganadería ecológica está bien definida la cantidad de ejemplares que puede ocupar una zona.
El número máximo de cabezas de ganado por hectárea es de dos o una docena de ovejas. Con ello se pretende garantizar que los animales tengan comida suficiente y además no contaminen el agua. Además de las deyecciones de los animales, los fertilizantes químicos también contaminan el agua, pero en la ganadería ecológica no se pueden utilizar fertilizantes químicos.
Otro aspecto fundamental de la ganadería ecológica es el bienestar animal. Esto significa que el animal debe satisfacer las necesidades fisiológicas. Por un lado, cada animal debe tener espacio suficiente, ya que de lo contrario se genera estrés. Por otro lado, es importante respetar la naturaleza de cada especie y posibilitar su comportamiento natural. Es decir, si el animal es solitario, tiene que poder andar solo y el de vivir en grupo si es gregario.
Además, el animal debe estar alimentado por necesidades fisiológicas; si es un animal forrajero, debe comer forraje y si es granívoro, el grano. Y por supuesto, no hay que comer carne si no hay que comer carnicero. En otro caso, la comida no debe tener restos de sustancias químicas y, si es posible, el ganadero debe producir en sus tierras, con lo que se cierra el ciclo. Si tiene que comprar comida o grano, debe ser de agricultura ecológica.
Dado que el objetivo es obtener productos sin restos de sustancias químicas, los animales de la ganadería ecológica no reciben hormonas, estimulantes del crecimiento y del apetito, ni medicamentos. Las vacunas sólo se pueden administrar en caso de riesgo de plagas y así lo ha ordenado el gobierno.
Si los animales enferman, las farmacias se sustituyen por otras terapias: homeopatía, aromaterapia y fitoterapia. Sara Lorda es la responsable de la producción ganadera de la Asociación de Agricultura Ecológica de Gipuzkoa Biolur, veterinaria homeopática. Según él, los animales criados en este modelo raramente enferman porque tienen todas las condiciones para una buena salud. No obstante, en caso de enfermedad y riesgo para la vida del animal, se puede realizar un tratamiento farmacológico dos veces al año.
De lo contrario, la homeopatía y las terapias naturales dan buenos resultados. Por ejemplo, el propio animal utiliza la fitoterapia de forma espontánea. Por instinto toma una planta que le beneficia y se cura sin intervención veterinaria.
Por otra parte, en la ganadería ecológica crecen razas autóctonas, adaptadas a la zona y con menos problemas de salud que otras. Además, los ganaderos tratan de respetar la fisiología del animal; por ejemplo, se permite que los terneros y corderos tomen leche materna hasta el momento en que abandonan el pecho, no se admite la sincronización de celos por métodos no naturales, ni la transferencia o transformación genética de embriones.
El mayor problema veterinario son los parásitos, sobre todo en ovejas y cabras. Los parásitos que afectan al hígado son típicos, como la fascista hepática, y a las cabras les afecta muchísimo un nematodo, el estronero.
Sara Lorda indica que para evitar los parásitos es conveniente rotar las secciones para cortar el ciclo del parásito. Además, es preferible que los animales no pasten a primera hora de la mañana, ya que es entonces cuando salen las superficies parásitas. A medida que el sol va ganando fuerza, los parásitos se enterran y entonces es más difícil infectar al animal. Pero como los animales permanecen fuera el mayor tiempo posible, no es fácil no comer por la mañana.
Con todas estas medidas, los productos obtenidos en la ganadería ecológica son de la máxima calidad. Los ganaderos que optan por este modelo productivo se muestran satisfechos con los resultados y satisfechos con el buen crecimiento del ganado. Pero no todo es tan bueno. Esto se debe a que tienen grandes problemas en la comercialización de sus productos.
Es difícil llegar a los consumidores, y aún más difícil competir con el label y dejar claro a la gente qué diferencia hay entre uno y otro. Además, no les parece bien que la producción de label reciba tantas subvenciones públicas y tan pocas, teniendo en cuenta que produce productos de gran calidad.
Por tanto, las personas que se dedican a la ganadería ecológica demandan un mayor apoyo institucional tanto para la comercialización como para la separación y difusión de productos y, sobre todo, para la investigación. De hecho, consideran importante realizar investigaciones para mejorar y demostrar que tienen características especiales.