La Tierra se caracteriza por los terremotos como parte de un conjunto de propiedades que lo hacen tal y como es. Sin tectónica, sin movimiento permanente de placas, el paisaje hubiera sido diferente y otros vivientes, e incluso la actividad geológica se considera una condición para el desarrollo de la propia vida. Esto ofrece poco consuelo a los afectados por la destrucción de un terremoto y, sin embargo, es importante mirar al mundo de vez en cuando con gran angular. Y es que el plano general que nos muestra dónde vivimos y de dónde venimos no resta importancia a las necesidades y retos que se nos presentan a la vista de la escala de nuestras vidas, sino al contrario. En este número nos hemos acercado con gran angular a los terremotos y hemos recogido el papel fundamental que la tectónica ha desempeñado en la talla de las características de las áreas residenciales. Sin embargo, no nos hemos olvidado de la pequeña escala y nos hemos sumergido en el artículo titulado “Qué, sí, cuándo, no” en el primero de la lista de tareas que tienen los sismólogos: predecir cuándo ocurrirán los terremotos. Conocen bastante bien dónde, cómo y por qué se producen los terremotos y, sin embargo, todavía no han podido desarrollar herramientas para predecir con fiabilidad cuándo ocurrirán. El sistema a resolver es un sistema multivariante y de gran complejidad, y el registro está lejos de estar completo. Por ejemplo, los propios sismólogos están sorprendidos por el número de terremotos recientes: Desde 1900 siete terremotos han sobrepasado la magnitud 8,8 y se han producido en los últimos seis años. A raíz de estos datos, en la reunión de abril de la Asociación Sismológica de EE.UU. también se habló de si se ha encendido una serie de grandes terremotos, aunque posteriormente se descartó la hipótesis. Y es que el conocimiento actual no da razón para ello, y es posible que sólo tenga un resultado aparente de estadística incompleta o de zoom estricto. Todos ellos son el conocimiento de la parte “Cuándo, no”. Sin embargo, no podemos dejar fuera del plano que gracias a la parte “Qué, sí” sabemos lo suficiente para tomar medidas preventivas y que, aunque no hemos desarrollado este aspecto en este número, es la variable que está en nuestras manos.