Microplásticos y salud

Joana Larreta Astola

Ozeanografoa eta Kimika Analitikoan doktorea

AZTI

Joserra Otegi Olaso

Ekologistak Martxan taldeko kidea eta EHUko Bilboko Ingeniaritza Eskolako irakaslea

Miren Cajaraville Bereziartua

Zelulen Biologiako katedraduna

EHU

El plástico es uno de los mejores inventos de nuestra sociedad. Ligero, flexible y muy económico. De este modo, es el material más adecuado tanto para la creación como para la recogida de todo. Hemos generado miles de millones de toneladas de plástico, de las cuales el 75% se han convertido en residuos. Por lo tanto, los beneficios del plástico se han convertido en un problema para convertir la gestión de los residuos plásticos en uno de los mayores problemas de nuestra sociedad. Ya se han incluido en todos los ecosistemas y está en discusión qué riesgos puede suponer su introducción a nivel celular. Mientras tanto, nuestro modelo de consumo no parece fácilmente modificable. ¿Cuál es la solución?

Para hablar de los plásticos y sus problemas, Elhuyar organizó un debate abierto en el Museo San Telmo. En las siguientes páginas se recogen los puntos de vista de los expertos en la mesa redonda y se pueden consultar las reflexiones del público en la web del proyecto Zientziakide. Los expertos son:

Joana Larreta Astola, oceanógrafa de AZTI y doctora en Química Analítica. Investiga en el Grupo de Gestión Ambiental de Mares y Costas.

Joserra Otegi Olaso, profesora de la Escuela de Ingeniería de Bilbao de la UPV y miembro de Ekologistak Martxan. Dentro del grupo trabaja en la Comisión de Residuos.

Miren Cajaraville Bereziartua, Catedrática de Biología Celular de la UPV y Jefa del Grupo de Investigación del Gobierno Vasco en Biología Celular en Toxicología Ambiental.

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Ed. Alba Alioth/Shutterstock.com

“Abordar la gestión de los residuos marinos”

Joana Larreta Astola

Oceanógrafo y Doctor en Química Analítica (AZTI)

En la actualidad, la sociedad está muy preocupada, entre otras cosas, por la presencia de los microplásticos en el medio, especialmente por su presencia en el mar y su influencia en los animales marinos y en la salud humana. Se trata de un tema de moda que está teniendo una gran repercusión en los medios de comunicación, a pesar de que durante décadas los plásticos están dispersos por el entorno. Los investigadores llevan años trabajando en este tema, y muchos estudios están enfocados a dar respuesta y solución a las cuestiones planteadas desde la sociedad y desde las instituciones. Sin embargo, son necesarias más investigaciones.

Datos del País Vasco

Sabemos que los plásticos están presentes en todos los mares y en grandes cantidades. El proyecto LIFE LEMA (https://www.lifelema.eu/es/) se ha encargado, entre otras cosas, de cuantificar la basura que se acumula en la costa vasca. Para ello, se ha monitorizado la basura que pasa por los ríos, se han aprovechado los barcos que recogen la basura de forma inteligente y se han elaborado modelos matemáticos para poder hacer previsiones. Es más, se han analizado los sistemas de contención de basuras al mar y se han desarrollado aplicaciones de alerta para las administraciones.

Los resultados han demostrado que la basura se acumula en filas en las aguas costeras, que tienen una longitud media de 1 km y que acumulan entre 60 y 92 kg, superando en primavera el verano. Hay que tener en cuenta que en primavera y verano circulan embarcaciones que “pescan” grandes cantidades de basura, lo que puede derivar en cierta medida en una menor cantidad en verano. Además, en la costa guipuzcoana se concentra menos que en la zona norte, debido a la influencia del río Aturri y de las corrientes que se generan en la costa norte. En cuanto a los microplásticos, en el estudio realizado sobre la superficie acuosa se ha observado que: Se acumulan entre 0,7 y 15.300 g/km2 y en la costa Norte 5 veces más que en Gipuzkoa.

¿De dónde viene el plástico?

Los datos muestran la necesidad de abordar de una vez por todas el tema de la gestión de residuos marinos. De hecho, una vez realizado el análisis en peso del origen de los plásticos, se ha comprobado que el 50% proviene de acciones que se realizan en el mar (pesca, transporte marítimo, turismo…) y que el origen de todo lo demás no puede ser bien conocido, ya que puede provenir de la tierra o ser marino.

Los productos más comunes que se pueden encontrar en la superficie marina costera son los pequeños trozos de plástico y las cuerdas, redes y boquillas utilizadas para la pesca. En un porcentaje menor, los productos plásticos de origen inidentificable, los contenedores de comida, las botellas y tapones, las bolsas de chucherías y los palitos.

La cuestión de los aditivos

En el LIFE LEMA se ha analizado lo que está en la superficie del mar, pero sabemos que en el fondo marino, sedimentos, arenas y marinos también aparecen plásticos y microplásticos. Su influencia es clara, sobre todo física, pero su incidencia en la contaminación química requiere de más estudios. Es necesario analizar el efecto químico de los aditivos que confieren a los plásticos la apariencia, forma y dureza para distintos usos.

Para poder comparar lo que aparece en otros lugares es necesario conseguir que los trabajos sean similares, ya que no existe un procedimiento común, ni para realizar muestreos, ni para realizar análisis de las muestras tomadas, ni para reflejar los resultados. La Estrategia Marina Europea describe lo que hay que analizar, pero no indica qué metodología utilizar y a nivel europeo existen dificultades a la hora de comparar los datos. Desde el punto de vista científico se está dando una solución a este vacío, pero los plásticos y microplásticos son un reto y tienen muchas líneas de investigación por el alto número de preguntas. Lo que está claro es que, en la medida en que los plásticos son contaminantes, se necesitan normativas claras y rigurosas en torno a ellos.

 

“Plásticos: reciclar no es la solución”

Joserra Otegi Olaso

Miembro de Ekologistak Martxan y profesor de la Escuela de Ingeniería de Bilbao de la UPV

Actualmente lanzamos al mar 22.000 toneladas de plástico al día. Para hacer una comparativa, el desastre del Prestige emitió en 2002 60.000 toneladas de fuel, cantidad que nosotros emitimos en dos o tres días.

Algunos de los microplásticos se producen intencionadamente como materia prima para la producción de productos plásticos. Pero la mayoría son consecuencia del deterioro de las piezas de plástico. Estas piezas de plástico terminan en aguas continentales o océanos y van degradándose. Suben por la cadena trófica hasta llegar al ser humano.

Se estima que desde que comenzamos a producir plástico hemos generado 8.300 millones de toneladas de plástico, de las cuales 6.300 millones de toneladas se han convertido en residuos. Es decir, hemos convertido la mayor parte de lo generado en residuos. ¿Pero por qué termina el plástico en el sistema de residuos? Los productores no se encargan de los residuos, pasando la propiedad del plástico del productor al consumidor. Finalmente, el usuario lo expulsa y pasa a ser una responsabilidad desinteresada de la sociedad.

Industria azucarera

Los residuos plásticos más utilizados son los embalajes de comida, botellas y bolsas. De hecho, los alimentos procesados son los que más plástico usan para su recolección, y la relación entre ambos es curiosa: el alto contenido en sal y azúcares de los alimentos preprocesados hace que, además de ser poco recomendado por los nutricionistas, su embalaje se convierta en una amenaza para la salud humana. Las industrias del azúcar y del plástico están en estrecha relación.

Por otro lado, el plástico “viaja bien”. Al ser barato y bueno para recoger y transportar cualquier cosa, genera un problema social: impulsa una producción industrial alejada del consumidor.

Desde el punto de vista del coste, sin embargo, no todo el ciclo de vida del plástico está correctamente calculado. Debería recoger el coste de recuperación tras su uso, tal y como defienden los programas de Responsabilidad Ancha del Productor. Si se hiciera esto, sería menos rentable.

El reciclaje reduce la conciencia

Reciclar no es la solución. La mayor parte del plástico no se puede reciclar, aunque las grandes embotelladoras se empeñan en hablar de la reciclabilidad del plástico, siendo rentable un porcentaje muy pequeño de lo reciclable. Además, de este pequeño tramo sólo se recupera una pequeña parte. Y eso no tiene forma de cambiar.

Depositar las botellas vacías en el contenedor amarillo da la sensación de haber cumplido nuestra parte de responsabilidad, pero realmente minimiza la conciencia del uso excesivo de los recursos naturales.

Si apostamos por que el plástico sea la única solución para nuestros problemas cotidianos y la utilizamos constantemente para transportar agua, vestirnos y proteger nuestros alimentos… también estamos apostando por encontrar plástico en nuestros alimentos, en nuestro agua y en el aire que respiramos.

Dificultar la producción de plástico

La Organización Mundial de la Salud considera que hay que investigar más sobre la contaminación química de los plásticos. Sin embargo, insiste en la necesidad de frenar el aumento de la contaminación del plástico que se está produciendo a nivel mundial. Y recomienda: “Habría que tomar medidas para una mejor gestión de los plásticos y, en la medida de lo posible, para reducir su uso. De hecho, aunque la exposición a microplásticos en el agua potable conlleve un bajo riesgo para la salud, estas acciones pueden aportar otros beneficios para el medio ambiente y el bienestar humano”.

El exceso de consumo está en la base de la sobreproducción de alimentos y ropa, así como de los plásticos que los acompañan. Nos hace irresponsables de las consecuencias de nuestros hábitos de consumo. Pero eso mismo genera desestructuración de las comunidades locales y permite aumentar las injusticias sociales.

Las organizaciones deben apostar por consumos más cercanos en el tiempo y en el espacio. Y que los productores sean realmente responsables de sus residuos. Creo que hay que complicar la producción de plástico. Y repensar los sistemas de gestión de residuos.

 

“Los micro y nanoplásticos pueden actuar como caballos de Troya”

Miren Cajaraville Bereziartua

Catedrático de Biología Celular (UPV)

La gran producción de plásticos de las últimas décadas ha superado totalmente nuestra capacidad de gestión de la basura plástica que generamos. La conclusión es bien conocida: la basura de plástico se ha depositado en medios terrestres y acuáticos de todo el mundo. Entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas de plástico llegan anualmente a los mares y océanos del mundo, convirtiéndose en vertederos gigantes. Todos hemos visto en los medios de comunicación imágenes espectaculares y conmovedoras de tortugas o peces atascados con redes pesqueras u otros grandes plásticos. Sin embargo, desgraciadamente, frente a estos efectos físicos directos de los grandes plásticos, los plásticos de pequeño tamaño, menos espectaculares, nos tienen que preocupar mucho más.

Micro y nanoescala

Los microplásticos son materiales plásticos menores de 5 mm, entre los que los menores de 100 nm reciben el nombre de nanoplásticos. La mayoría de los micro-plásticos y nanoplásticos se forman por rotura de plásticos mayores presentes en el medio. Otros, sin embargo, se producen directamente a este tamaño. Debido a su pequeño tamaño, pueden ser ingeridos por organismos diversos, capaces de penetrar en las células y causar daños. Esta capacidad depende del tipo de polímero, tamaño, forma, etc.

Microplásticos, caballo de Troya

A medida que suben las cadenas tróficas se produce la biomagnificación de microplásticos y nanoplásticos, que ya han aparecido en el ser humano. Es más, la alta relación superficie/volumen y la hidrofobicidad de los microplásticos y nanoplásticos permiten adsorber contaminantes orgánicos persistentes en el medio y aumentar su disponibilidad para los organismos. Por tanto, transportan contaminantes orgánicos persistentes actuando como caballos de Troya. También pueden ser transportadores de patógenos. Por otra parte, en la composición de los plásticos pueden aparecer, además del polímero principal, aditivos como productos ignífugos, plastificantes, agentes colorantes, estabilizadores de la luz ultravioleta y antioxidantes. Algunos de ellos son compuestos peligrosos que pueden liberarse al medio. Algunas personas pueden actuar como disruptores endocrinos, lo que supone un riesgo adicional para la salud de los ecosistemas y las personas.

¿Cómo realizar el seguimiento de los microplásticos?

Hasta hace poco, los efectos de los microplásticos y nanoplásticos sobre los organismos se han investigado principalmente a través de experimentos de laboratorio utilizando microplásticos y nanoplásticos esféricos comerciales. Uno de los retos a los que nos enfrentamos es comprender los efectos de los microplásticos y nanoplásticos presentes en el entorno, no sólo de las partículas esféricas, sino también de las fibras y otras formas. Es imprescindible analizar la capacidad de estos plásticos “reales” del medio para adsorber y liberar compuestos químicos peligrosos para comprender el daño que pueden causar en el medio. Por otro lado, si bien se ha avanzado en la tecnología de monitorización de microplásticos en el medio y en los organismos, otro reto importante es poder hacer un seguimiento de los nanoplásticos presentes en el medio y en los organismos, incluidos los humanos.

En general, es inevitable intensificar los esfuerzos para reducir la contaminación por plásticos, con el fin de evitar los impactos ambientales, sociales y económicos de esta contaminación y, en consecuencia, de nuestro bienestar. Para ello será necesario reducir drásticamente la producción de plásticos sostenibles y mejorar las estrategias de reutilización efectiva y a más largo plazo de la basura plástica, moviéndose hacia una economía circular de los plásticos. Asimismo, deberá promoverse el área de plásticos biodegradables en la medida en que tengan un menor riesgo para el medio. Pero además, para solucionar el problema de la contaminación de los plásticos será necesario llevar a cabo profundos cambios sociales y económicos a todos los niveles, desde lo local hasta lo global.

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