Contra la “inteligencia artificial”

Landabidea Urresti, Xabier

Aisia eta Giza Potentzialean doktorea. Deustuko Unibertsitateko Euskal Gaien Institutuko ikertzaile elkartua. UEUko Komunikazio sailburua.

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Ed. Anne Fehres and Luke Conroy & AI4Media/Better Images of AI/Hidden Labour of Internet Browsing/CC-BY 4.0

A menos que los últimos años estén escondidos en una cueva, todos sabemos lo que es la inteligencia artificial, que todo viene a cambiar y que es inevitable. En muy poco tiempo hemos construido un gran hype de consenso entre gritos entusiastas para captar esas “tecnologías” lo antes posible y unirnos a su “revolución”. La única y mejor opción es ceder a esa fuerza, tan inevitable como la gravedad y la muerte.

Si la situación fuera diferente, escribiría una columna de opinión con más matices, valorando las posibilidades y los riesgos, combinando la crítica y el elogio... Pero defenderé que, en la situación en que nos encontramos, nos toca ser absolutamente críticos con la representación de la inteligencia artificial, y propondré cinco razones para ello:

1.La inteligencia artificial no existe. Lo que se llama sí lo es, pero eso es mitología, no materialidad. Esta es la etiqueta que hemos aplicado a las diferentes tecnologías, técnicas, prácticas y disciplinas (que son de lo más interesantes y reales), pero, a día de hoy, AA, al igual que la ziritionea de los coches Volskwagen, es una gigantesca operación de marketing que no describe la realidad, que quiere crear.

AA es un robo. Ya hemos sido testigos de la mayor sesión de saqueo y privatización del poder y el capital simbólico de la historia. No es precisamente una fiebre de oro más (aunque la Corporación NVIDIA se enriquece vendiendo piquitos y palas digitales), este es el mayor robo de la historia, en el que las grandes corporaciones inmortales han devorado nuestros datos y (se dice rápido) toda la cultura humana. Es un “delito de piratería” de la SGAE que hace pensar a quienes recordamos las campañas en la relación entre corsarios y coronas.

3. La AA no es una herramienta (para nuestros objetivos). La ampliación de las capacidades de almacenamiento y computación de datos ha abierto nuevas posibilidades de aplicación de modelos probabilísticos en campos muy diferentes, desde la traducción automática hasta el aprendizaje de que los elefantes se llaman con nombre propio. Pero los que hemos llamado AA no son instrumentos neutros. Su objetivo es expoliar todo el entorno natural y simbólico y erradicar la plusvalía. Si son martillos, somos clavos.

4. AA es ese cuñado de la cena de Navidad. Ya sabes que no se calla todo. Más que nadie sabe de lo que es y ofrece soluciones sencillas para todos los males del mundo. No sabe nada, pero confía plenamente en sus capacidades. Google te dirá que Roma se fundó en 1870 y ChatGPT que el animal marino más rápido es el halcón grande, y te lo dirán con total confianza. Seguramente eso es lo que necesitábamos, una oleada de cuñados sintéticos que envenenarán a todo Internet.

5. AA es falso. No es solo que como generadores de texto e imagen no tienen sentido del significado o del referente (operan probabilísticamente en simples indicadores), no es solo un cuñado automático. Como caja opaca nos prometen el misterio y la magia, incluso la revelación y la salvación, de forma religiosa, y se nos dice continuamente que son tecnologías imposibles de entender. Como toda venida teleológica, por supuesto, tiene sus mesías, sus profetas y sus sectas. Pero, al fin y al cabo, estamos impulsando la superstición, no el conocimiento.

¿Hay algo interesante en lo que hemos llamado profundos estudios y estudios de máquinas? Por supuesto. Pero, en general, diría que la situación es muy preocupante y que nos han llevado a subir al tren para que no tengamos tiempo de preguntarnos dónde queremos ir o si queremos ir.

 

-> Algunas reflexiones sobre la inteligencia artificial: retos y consecuencias

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