Muchos árboles, pocos tipos

Los árboles más viejos del mundo están en peligro de extinción. Las coníferas fueron testigos de los dinosaurios y proliferaron y proliferaron desde entonces. En el mesozoico, las plantas con flores abandonaron grandes bosques y desaparecieron muchas especies de coníferas. En la actualidad, algunos tipos de coníferas sólo sobreviven mediante cultivo humano. La mayoría de las especies que quedan dependen de equilibrios ecológicos aislados y fácilmente fracturables, la mayoría en latitudes pequeñas y tropicales. Aunque los bosques del norte son grandes, son muy pocas las especies que los forman.

Por otro lado, las coníferas más antiguas presentan los crecimientos más lentos. Se intenta regenerar los ecosistemas de coníferas que se reducen, pero no es tarea fácil, como por ejemplo en la isla de Nueva Caledonia, en el Pacífico, viven 43 tipos de coníferas que no se encuentran en ningún otro lugar, en un suelo muy rico en metales y que se enfrentan a la competencia minera.

No obstante, desde el punto de vista comercial, la oferta de coníferas también es notable, como es el caso de la Muela del Pacífico (Taxus brevifolia), en la que se extrae un medicamento llamado taxol contra el cáncer.

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