Durante muchos años los niños han tomado aceite de hígado de bacalao con una cucharada de su madre. La mayoría de las veces el niño no sabía por qué lo cogía, pero a partir de ahora las personas adultas pueden empezar a tomarlo sabiendo para qué. Antes se debe comprobar si los efectos de un ensayo con ratas se producen también en las personas.
El equipo liderado por el científico Rene Groscolas en el centro del CNRS de Strasburgo ha comprobado que las ratas se adelgazan con la ayuda de la caña o el aceite de pescado. Tanto si la obesidad es genética como alimenticia, si el régimen de “sainez” se realiza durante cuatro semanas, los dos grupos de grasa presentes en el vientre del animal llegaron a la quinta parte, mientras que el resto permanecieron en la primera.
Ya se conocía que el aceite de pescado reducía las tasas de triglicéridos en sangre y el riesgo de sufrir un ataque al corazón era menor. Pero si el comportamiento en los animales se comprueba en el ser humano, seremos muchos los que tomaremos diariamente la dosis de aceite de hígado de bacalao. De esta manera nos adelgazaremos y de paso tomaremos el remedio contra la arteriosclerosis.