El estudio ha sido publicado en la revista PLOS ONE y, según Marín, su principal objetivo era “aclarar si había alguna relación entre estas dos especies y hasta qué punto la llegada del hombre moderno influyó en la desaparición de los neandertales, en la zona cantábrica”.
De hecho, la zona cantábrica es, en toda Europa, uno de los patrimonios arqueológicos más ricos de la transición entre los neandertales y el hombre moderno, desde el País Vasco hasta Asturias. Sin embargo, las dataciones de los yacimientos no eran exactas. Así, en este estudio se han realizado 51 dataciones en 13 yacimientos en los que vivieron ambas especies. Los vascos son: Axlor, Bolinkoba, Ekain, Amalda y Aitzbitarte III.
“Se han datado los huesos de los animales comidos por ambas especies. Con el método empleado, carbono 14 AMS ultrafiltrados, hemos descartado todos los restos de contaminación y hemos analizado las fechas mediante el modelo bayesiano, al igual que en la Cueva de Labeko Arrasate”, explica Marín. Esta metodología ha sido aplicada por primera vez en Europa en esta época. Esto ha permitido definir con garantías la cronología de la transición: “En este sentido, esta investigación ha marcado un hito”. Por ejemplo, se han dado cuenta de que algunos yacimientos estaban mal fechados, algunos incluso imputados a una especie equivocada. “Hemos encontrado restos de los últimos neandertales en la cueva de Amalda”, ha precisado.
A partir de ahí se han extraído conclusiones sobre el modo de vida y evolución de los dos grupos humanos. Entre otras cosas, Marín ha puesto de manifiesto la necesidad de investigar en profundidad las condiciones del lugar: “Sabemos que los neandertales tenían unas habilidades técnicas, organizativas y culturales muy ricas que transmitían de generación en generación, y este trabajo nos ha demostrado que no desaparecieron a la vez en toda Europa, sino en algunos lugares antes y en otros más tarde. En la zona cantábrica, los neandertales y los humanos modernos permanecieron poco tiempo juntos, por lo que debemos conocer las condiciones del lugar para esclarecer las claves de su desaparición”.
Por lo tanto, ya han comenzado a analizar las condiciones climáticas y ambientales de los últimos neandertales cantábricos. “Para ello, analizamos los isótopos estables de los huesos de los animales que comieron, ya que nos informan directamente de las condiciones en las que vivieron, y por tanto de los neandertales”, ha afirmado Marín.