Finalmente, en la revista Nature del 3 de mayo se ha publicado el primero de los experimentos realizados el año pasado con el mutado H5N1 y en breve se publicará el segundo de Science. Con la publicación de los trabajos se podría dar por finalizado el debate de los meses.
Todo comenzó en diciembre de 2011. El Gobierno de Estados Unidos --recomendado por el Consejo Asesor de Bioseguridad-- solicitó el 30 de diciembre que no se publicaran íntegramente los resultados de dos investigaciones realizadas con el virus de la gripe H5N1. En concreto, y en nombre de la seguridad, pidió a los autores y a las revistas Science y Nature que publicaran los resultados de sus investigaciones que retiren los detalles de la metodología de los artículos y que no difundan información suficiente para que los resultados puedan repetirse, para que no estuvieran en manos de potenciales bioterroristas.
En estas investigaciones, los dos grupos --uno del centro de investigación médica Erasmus de Rotterdam y otro de la Universidad Wisconsin-Madison de los Estados Unidos- han creado mutacionalmente en el laboratorio variantes de la gripe aviar H5N1 que han podido contaminar los hurones por las vías respiratorias. Los hurones son el mejor ejemplo para realizar estudios de gripe humana que se contagia a través de las vías respiratorias, por lo que los resultados son preocupantes: las variaciones han adquirido la capacidad a través de muy pocas mutaciones y indican que el virus H5N1 de las aves puede producir una pandemia de gripe en humanos mayor de lo previsto.
El Consejo Asesor de Bioseguridad recomendó que los trabajos no se publicaran en su totalidad al considerar que el acceso a todos los detalles del estudio era en detrimento de la bioseguridad. Según ellos, quienes debían saberlo tendrían conocimiento confidencial de los detalles, pero, por lo demás, los riesgos derivados de la divulgación de la información eran mayores que los beneficios.
La demanda fue considerada como una censura y un ataque a la libertad de investigar y compartir resultados, lo que dio lugar a un intenso debate. Tras el debate, los autores del estudio y otros investigadores sometieron sus investigaciones a una moratoria voluntaria de 60 días en enero de 2012, tal y como expresaron en una carta conjunta. Asimismo, solicitó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la organización de una reunión para tratar el asunto y así lo hizo. El congreso se celebró en febrero y contra el Consejo Asesor de Bioseguridad la OMS abogó por la publicación completa de las investigaciones. Concluyó que "el retraso en la publicación de las investigaciones y su completa publicación favorecería más la salud pública que la publicación urgente y parcial".
La declaración de la OMS provocó una inflexión en el debate y finalmente el Consejo Asesor de Bioseguridad de Estados Unidos se sumó a su recomendación. El pasado 28 de marzo se celebró en Washington la reunión extraordinaria de la comisión, rodeada de estrictas medidas de seguridad y confidencialidad, y al día siguiente de la reunión se comunicó que "ante la información adicional presentada por los investigadores", decidieron anular lo solicitado con tres meses de antelación.