Se han identificado en dos estudios diferentes un gen y un regulador de genes que pueden ser la clave para que el cerebro humano sea mayor que el resto de primates y mamíferos. Ambas actúan sobre el neoortex.
El neocortex se ocupa, entre otras cosas, de la conciencia, el razonamiento y el lenguaje; la expansión de esta parte del cerebro es uno de los cambios más importantes que se produjeron en la evolución de los seres humanos y las hominías. Pues bien, este cambio puede estar relacionado con un gen humano, según un trabajo publicado hoy en Science Express por un grupo de investigadores alemanes.
De entre los diferentes genes que se expresan en el neocortex humano, se ha analizado en primer lugar cuáles no están presentes en el ratón. Se encontraron 54 genes de los cuales destacaron uno: ARHGAP11B. Neandertales y denisoveses también lo tienen. Según los investigadores, se formó después de separar a los homínidos de la línea de chimpancés, con el doblaje parcial de otro gen. La influencia del gen en el neoortex se vio reflejada en los cerebros de ratón que se estaban desarrollando y provocó la proliferación de células del neoortex, lo que provocó un notable aumento del neoortex.
Por otro lado, investigadores de la Universidad de Duke (EE.UU.) han descubierto que un regulador de genes tiene un efecto similar sobre el cerebro humano, según ha publicado recientemente en la revista Current Biology. Los reguladores génicos son pequeñas secuencias de ADN que regulan la actividad de los genes. Buscaron reguladores en humanos y chimpancés que se expresan durante el desarrollo del cerebro, prestando atención a los que presentan mayores diferencias entre ambas especies. Y han visto que en el caso del regulador génico, conocido como HARE5, la variedad humana hace que se generen más neuronas en el neocortex.
Los experimentos realizados con embriones de ratón han demostrado que el regulador HARE5 humano se activa más rápido en el desarrollo que el de los chimpancés, y que sigue siendo más activo en el futuro. Los cerebros de los embriones de ratón que crecieron con el regulador humano aumentaron un 12%, concretamente el neocortex.