Desde que entramos a Europa, los hábitos de producción están cambiando o cambiando en muchos lugares. Este año ya tenemos un mercado prácticamente libre, con una clara influencia agrícola e industrial.
La creciente competencia obliga a ciertos sistemas productivos a optar por su desaparición o reconversión. En general, los temas de alta producción no se producirán más, ya que los costes de funcionamiento de nuestra estructura empresarial serán superiores a los de otras empresas similares en Europa.
Una de las soluciones que queda a la economía vasca es huir de la masificación. En este contexto hay que entender el “Label Vasco de Calidad Alimentaria” creado por el Gobierno Vasco. El objetivo de esta etiqueta es doble. Por un lado, se pretende proteger el trabajo de los productores, transmitiendo a los consumidores la calidad y origen de los productos. Por otro lado, se pretende controlar la calidad de los productos, desde el principio hasta el final, para que nadie pueda incurrir en falsedades.
El símbolo de esta etiqueta es la letra “K” de la palabra calidad y ya se han obtenido al menos dos productos, el cordero del País Vasco y la patata de Álava.