Hasta hace poco, para la reparación de una carretera, sobre el pavimento se colocaba otra capa de aglomerado asfáltico. Esta técnica se considera inadecuada en la actualidad, tras numerosas reparaciones y mediante la superposición de capas, al quedar el nivel de la carretera demasiado alto. Esto supone otros muchos problemas: la inestabilidad del firme, el entorpecimiento del cauce, la inadecuada altura de los arcenes de la carretera… Ahora, para este tipo de obras, se rasca la carretera, se retira la capa superior y se coloca una capa más fina para que no alcance mayor altura.
Hace diez años se colocaba una capa de 5-6 centímetros en la reparación del pavimento. Actualmente sólo se fija 2-3 centímetros y los resultados son iguales o mejores.
Esta nueva capa suele ser drenante. Este tipo de capas, además de la comodidad de conducción, aumentan la seguridad, sobre todo cuando llueve.
Antes se hacían mezclas cerradas para evitar filtraciones y alargar la duración del pavimento. No obstante, el uso de métodos nuevos y antiguos, la aplicación de una nueva capa sólo sirve en reparaciones sencillas y en innovaciones generales cada cuatro o cinco años. Cuando la carretera tiene veinte años, la capa básica también debe ser modificada, ya que esta base se desmantela debido a las infiltraciones de agua.