La revista Science, celebrada el pasado 22 de noviembre, dio a conocer una aportación a la historia: han conseguido detectar 28 neutrinos fuera del sistema solar en la Antártida. Los neutrinos están por todas partes (miles de millones nos atraviesan cada segundo), pero son eléctricamente neutros y apenas interactúan con el resto de la materia, por lo que su detección ha sido un gran reto tecnológico. La única señal de fuera del sistema solar se recibió en 1987 y desde entonces nada.
Entre mayo de 2010 y 2012 los investigadores han detectado 28 neutrinos en las señales recogidas en el centro de investigación IceCube: Se trata de neutrinos intermedios de energía entre 30 y 1000 TeV, es decir, fuera del Sistema Solar, ya que los rayos cósmicos producidos por la atmósfera tienen menos energía.
La noticia ha sido considerada "el punto de partida de la astronomía por neutrino" en la revista Science por el investigador de la Universidad de Hawai, John Manoa, quien en 1973 propuso la construcción de un detector similar en el océano. De hecho, la falta de interacción con el resto de la materia significa que no se desvían desde su nacimiento hasta el detector. Los astrónomos, por ejemplo, quieren saber dónde se producen los rayos cósmicos de alta energía, siguiendo los neutrinos hacia atrás.
El observatorio IceCube está formado por 276 personas procedentes de 12 países y 41 organizaciones. Detector, por su parte, más de 5.000 sensores de luz incorporados en el hielo hasta 1.450 y 2.450 metros de profundidad: 86 tubos verticales que cubren 1.000 metros cuadrados en total. El observatorio comenzó a trabajar en 2010 y ya se ha propuesto ampliar la cobertura de sensores.