En la Universidad de Wisconsin se ha encontrado una vía sencilla para la fabricación de biocombustible 2,5-dimetilfurano (DMF). Dicen que este biocarburante es mejor que el etanol porque tiene un mayor rendimiento energético (por unidad de volumen se obtiene un 40% más de energía del DMF), una menor afinidad por el agua y una menor facilidad de evaporación.
Anteriormente otros investigadores también han planteado el uso del DMF como combustible, pero en todos los esfuerzos se diseñaban procesos de fabricación muy costosos. El equipo de Wisconsin lo ha hecho con relativa facilidad, utilizando como materia prima la fructosa extraída de las plantas. De esta fructosa se ha obtenido un compuesto intermediario, 5-hidroximetilfurfural (HMF). En un segundo paso se ha convertido este compuesto en DMF, utilizando cobre y rutenio como catalizadores.
El objetivo fundamental de ambos procesos es eliminar los átomos de oxígeno del compuesto. Esto ha permitido que el producto final haya perdido su afinidad por el agua y haya aumentado su rendimiento energético.