Las sustancias CFC responsables del daño sufrido por la capa de ozono, también son un agente importante en el "efecto invernadero" que se está produciendo en la tierra.
Wolfrid Bach y Atul Dios, de la universidad alemana de Münster, han considerado imprescindible detener la producción de sustancias CFC para reducir el riesgo de efecto invernadero previsto para el año 2050.
James Lovelo fue el primer científico que descubrió que las sustancias CFC no permitían la transmisión de calor. En 1973 descubrió este fenómeno. El fuerte incremento de la producción de sustancias CFC durante los últimos 30 años ha permitido su almacenamiento en la atmósfera y, como se estima en este momento, su principal contribución al efecto invernadero asociado al CO2.
Aunque es difícil estimar el aumento de temperatura en la Tierra hasta el año 2050, el modelo formado por los investigadores Bach y Jain estima un incremento medio de 3,35ºC, pero si la producción de sustancias CFC se interrumpiera totalmente, el incremento sería de aproximadamente 1,7ºC.