Las fluctuaciones del estrecho de Bering, de 80 kilómetros entre Rusia y Alaska, han influido notablemente en el clima del hemisferio norte durante las estaciones de hielo, según un estudio realizado en el Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos. La aparición y desaparición del estrecho parece estar directamente relacionada con las fluctuaciones de la capa de hielo en las épocas de hielo.
El análisis de los sedimentos marinos de la zona y la utilización de modelos con superordenadores han dado una explicación de esta conexión. Se explica que cuando se inicia una era de hielo y se forman grandes capas de hielo, el estrecho de Bering desaparece. De hecho, en estas capas de hielo se concentra mucho agua y el nivel del mar desciende.
Pues bien, en esta situación se rompe el flujo de agua que suele estar desde el Pacífico hasta el Ártico, lo que hace que la entrada de agua al Ártico sea mucho mayor desde el Océano Atlántico. Debido a que el agua del Océano Atlántico es más salada y templada que la del Pacífico, el clima de la zona se templa, provocando el deshielo a orillas del Océano Ártico. Los deshielo elevan los niveles de agua del Océano Ártico y, a partir de un momento, reabre el estrecho de Bering. De este modo, el agua fría del Pacífico vuelve a entrar, enfría el clima y comienza de nuevo el proceso.