La nueva generación de baterías consigue estabilidad

Roa Zubia, Guillermo

Elhuyar Zientzia

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Ed. Eneas de Troya

Las baterías de litio-oxígeno han supuesto una gran esperanza en la industria del coche eléctrico, que acumula hasta diez veces más energía que las mejores existentes en el mercado (iones de litio). La principal dificultad es la estabilidad, ya que tras unos pocos ciclos de carga los materiales de la batería comienzan a degradarse. Algunos químicos de la Universidad St. Andrews de Escocia han encontrado que la solución está en los materiales.

El problema está en el cátodo de la batería. Es un electrodo de carbono donde se combinan el litio y el oxígeno a medida que se va usando y descargando la batería. Pero este proceso degrada el electrodo. Por ello, la solución es cambiar el material del electrodo. La gran idea de los químicos de St. Andrews es probar con nanopartículas de oro, ya que el oro no reacciona con el litio y el oxígeno. Y el electrodo que han formado, además, descompone el óxido de litio diez veces más rápido que el de carbono cuando se carga la batería.

La nueva batería ha dado muy buenos resultados. Tras 100 ciclos de carga, no se degrada y llega a suministrar el 95% de la energía que proporcionaba inicialmente. Sin embargo, todavía hay dificultades para poder utilizar el nuevo tipo de batería en los coches. Por ejemplo, los expertos afirman que el oro es demasiado caro y pesado para la fabricación de cátodos comerciales a base de oro, y es posible que con el tiempo otros materiales de la batería puedan producir degradación. Sin embargo, este trabajo ha demostrado que las baterías de litio-oxígeno pueden ser viables para dar un impulso a los coches eléctricos.

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