El método desarrollado por los investigadores combina el magnetismo y la superconductividad para cumplir una condición necesaria para codificar la información a escalas atómicas: mantener la característica del átomo en estado modificado durante largos periodos de tiempo para poder leer la información. En este caso, mediante la transformación del magnetismo, estado del spin del átomo, se ha estudiado en qué condiciones puede escribirse y leerse la información, en concreto, el comportamiento de ciertas moléculas magnéticas colocadas junto a la superficie de un superconductor.
En palabras de Pascual, uno de los problemas de la computación por spines es que el spin se mantiene en una posición muy corta: “La interacción con el entorno es tan grande que domina y el spin vuelve a su posición original. Si queremos acumular información de esta manera, es imprescindible que esa posición que nosotros le imponemos dure mucho tiempo”
Mediante este estudio, los investigadores han comprobado que la superconductividad “ayuda” al magnetismo y facilita los procesos de escritura y lectura. La mayor dificultad ha sido el magnetismo y la superconductividad a la vez. El átomo magnético elimina el comportamiento superconductor de la superficie. Para evitarlo se han recogido en envolventes orgánicas. “La superconductividad desaparece automáticamente al colocar los átomos sin ningún tipo de protección”, afirma nanoGUNE.
Superada esta dificultad, los experimentos han comprobado que el estado del spin de un átomo magnético situado junto a un superroale dura 10.000 veces más que el de un conductor normal. 10 ns es suficiente para ser “leído”. Los resultados del estudio han sido publicados en la revista Nature Physics.