Según el físico Joan Roederer, de la universidad de Fairbanks en Alaska, la región que rodea el polo norte puede definirse como un océano rodeado de tierras y es una enorme máquina biogeoquímica. Sus glaciares e icebergs ejercen una influencia decisiva sobre el nivel del mar y el permafrost del Ártico contiene 200 billones de toneladas de carbón (que actúa como trampa para los óxidos y metano de carbono (IV)).
Como es sabido, ambos gases desempeñan un papel innegable en el clima de la Tierra debido al efecto invernadero.
Según ha señalado Roederer, el Arqutico también trabaja como un embudo gigante y absorbe los resultados de la actividad típica del Sol hacia la atmósfera.
En la actualidad varias universidades de los EEUU y la agencia federal arcaica están preparando un amplio y profundo programa de análisis. Este programa se pretende extender también a otros países con intereses en el Ártico e iniciar una planificación internacional de investigación. Dentro del Programa Global Internacional de Biosfera de las Naciones Unidas se encuadraría el programa internacional de análisis del Ártico.