En primer lugar, he de citar al catedrático Ramón Cisterna Cancer. Empecé a trabajar con él y gracias a él llegué a amar Microbiología y sigo trabajando en ello. Además, aunque no es euskaldun, siempre ha impulsado la rama en euskera.
Por otra parte, en aquella época se acababa de encontrar la técnica PCR. De hecho, su inventor, Kary Mullel, recibió el premio Nobel en 1993. Y la verdad es que esta técnica supuso una gran revolución, ya que desde entonces podemos identificar muchos microorganismos patógenos de forma mucho más rápida y precisa. Por tanto, el PCR ha permitido avanzar mucho en el diagnóstico y nos ha permitido hacer un seguimiento del tratamiento: eficacia, generación de resistencias, etc.
En los últimos tiempos la secuenciación del genoma ha traído consigo la toma de conciencia de la importancia del microbioma. En definitiva, en nuestro cuerpo tenemos numerosas bacterias y virus, y ahora hemos empezado a identificarlos, a conocer su función y a analizar su relación con algunas alteraciones.
¡A ver! Yo quisiera que nosotros tengamos el control de los microorganismos. Y es que con las supuestamente controladas también vemos que mutan, que desarrollan resistencias, que no acertamos con los tratamientos… Me gustaría que volteara eso. Sé que los microorganismos no desaparecerán, siempre existirán. Y siempre habrá infecciones y enfermedades. Pero quiero que nosotros tengamos el control de los mismos, que ante una infección sea capaz de idear fármacos eficaces o vacunas para controlar la infección.
Con la mención de las vacunas me gustaría otra cosa, y de alguna manera conseguir superar los movimientos anti-vacunas. Es un problema muy grave y difícil de resolver, porque exige cambiar las creencias de esa gente. El valor de las vacunas es tan evidente, y aun así lo niegan… Me gustaría darle la vuelta.