¿Qué es lo que más te ha sorprendido, alterado o fascinado desde que empezaste a trabajar?
En nuestro ámbito se han producido grandes avances en los últimos años, impresionantes, pero si hay algo que destacar diría que es el wifi. Con ello se cerró un interesante bucle: Informática (aplicaciones) / Internet (comunicación digital) / Telefonía (uso casi universal). Así se construyó algo muy fuerte.
Desde otro punto de vista, recuerdo que antes decía con los virus informáticos “eso es imposible” y ahora, ¡mira! [Ríe] Entonces era profesor de sistemas operativos y arquitectura, y al principio no pensábamos que fuera posible, pero luego aprendimos cómo se hacían y qué medidas hay que tomar.
Desde el punto de vista negativo, cabe destacar el conocimiento de Google y su uso por parte de Google, sin apenas pedir permiso. Nos ofrecen un servicio muy bueno, teóricamente sin cobrar nada, pero pagamos, pagamos y el precio es la información. Al final, estas grandes multinacionales tienen más poder que los estados, porque tienen toda la información.
¿Qué le gustaría ser testigo de la revolución o el descubrimiento en su trayectoria?
No soy capaz de hacer predicciones a muy largo plazo, pero, por ejemplo, creo que dentro de diez años tendremos una traducción automática suficientemente desarrollada y tendremos la oportunidad de viajar a cualquier sitio donde hablemos en nuestra lengua, respondan ellos mismos y escuchen en su propio idioma lo que haya dicho el otro mediante un teléfono móvil o pulsera y un dispositivo de escucha. Creo que es factible en un plazo no demasiado largo, y creo que puede ser beneficioso para las lenguas minoritarias.
En otro orden de cosas, diría que en los próximos diez años veremos los cambios más importantes en el campo de la robótica y la inteligencia artificial. No sé qué será. Además, toda la tecnología es doble y no veo con claridad el camino que va a seguir. Pero seguro que el cambio vendrá.