En los vasos sanguíneos, la circulación de células cancerosas es a menudo causa de metástasis. Estas células cancerosas contaminan células sanas y la enfermedad se extiende a todo el cuerpo. Este es el mayor peligro del cáncer, la metástasis. Para evitarlo, un equipo de investigación de la Facultad de Química de San Sebastián analiza las relaciones entre estas células.
Estudian las proteínas que intervienen en estas relaciones intercelulares. Estas proteínas permiten la conexión entre células cancerosas y células sanas. Existen diferentes tipos de proteínas, en las que los investigadores seleccionan aquellas que tienen un único foco activo. Si esta zona se bloquea, la célula cancerosa no será capaz de unirse a una célula sana a través de esta proteína. De esta forma se dificulta al menos esta vía de extensión.
La primera tarea es por tanto estudiar la estructura de estas proteínas seleccionadas. Para ello utilizan ordenadores, ya que las proteínas son moléculas gigantes. Una vez conocida esta estructura y conocidas las características del lugar activo, se procede a diseñar una nueva molécula que bloquee el lugar activo.
La nueva molécula debe tener unas características muy especiales. Por un lado, lo importante es el tamaño, para que nuestro sistema inmunitario no lo detecte tiene que ser muy pequeño. De hecho, si la molécula sintetizada fuera relativamente grande, el sistema inmunitario reaccionaría contra ella hasta su eliminación.
Por otra parte, esta nueva molécula deberá imitar las características de la propia molécula que se une a este núcleo activo.
Se diseñan nuevas moléculas con estas características, es decir, se diseña una familia molecular. Y luego, por supuesto, se sintetizan. Hay que tener en cuenta que antes nadie ha producido estas moléculas ni están en la naturaleza, por lo que nadie sabe si serán estables.
El último paso es analizar si las moléculas sintetizadas cumplen realmente su función.
En primer lugar se realizan sesiones in vitro. Se analiza si las moléculas se unen al núcleo activo de la proteína y son capaces de eliminarla. Si la célula cancerosa no es capaz de contagiar otra célula, se suicida. Además, al diseñarse un conjunto de moléculas similares, es necesario comprobar cuál de ellas obtiene los mejores resultados, es decir, cuál es el más activo.
La molécula más activa en las sesiones in vitro debe demostrar que es la más activa en las sesiones in vivo y en muchas ocasiones los resultados varían. Es posible que alguna otra molécula de la familia obtenga mejores resultados, por lo que es muy importante realizar estas sesiones.
Una vez finalizados los estudios se puede tomar la decisión de mejorar la molécula o, cuando los resultados sean muy satisfactorios, se iniciarán los pasos para convertirla en un medicamento. Sin embargo, este no es el trabajo de los químicos, que se centran en la formación de moléculas contra otra proteína de cáncer.