John Herschel, testigo del padre

Etxebeste Aduriz, Egoitz

Elhuyar Zientzia

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Ed. Manu Ortega/CC BY-NC-ND

"Muchas veces me gustaría ver lo que estás haciendo para que puedas advertirte (si fuera necesario) de que no hagas demasiado trabajo, como lo hacía tu querido padre, -le escribió Caroline Herschel, sobrina John. Sé que una persona se siente desgraciada y enferma después de dos noches despierta, y me temo que no estés tan ansiosa en tu seis metros [telescopio]... Me sentiría un gran descontento, si no fuera suficiente para ver a usted bien casado... si tienes la oportunidad de encontrar a una joven buena, bonita y inteligente, a base de lobos, tenedlas en cuenta y no esperes a ser vieja y malvada".

John Herschel nació en 1792 en la Casa del Observatorio del mayor telescopio del mundo, construido por su padre. La música, la ciencia y la religión dominaban la casa y su tía Caroline fue una de las principales educadoras y docentes. Estudió matemáticas en la Universidad y llegó a un acuerdo con sus compañeros Dean Peacock y Charles Babbage: “hacer todo lo que podían en la vida para dejar el mundo más sabio que ellos mismos”.

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Herschel se graduó en 1813 y ya realizaba trabajos tan buenos de trigonometría y algebra que fue nombrado miembro de la Royal Society. Sin embargo, de repente decidió empezar a estudiar derecho. Sin obedecer a su padre, que quería entrar en la iglesia, fue a Londres a hacer prácticas de abogados. Pero pocos meses después se dio cuenta de que tenía mayores capacidades matemáticas y científicas y volvió a Cambridge para ejercer de profesor universitario.

Después, tras pasar el verano de 1816 con su padre, decidió seguir sus pasos. William Herschel tenía 78 años y estaba patento de salud. Su hijo sintió que el trabajo emprendido por él debía continuar alguien. Escribió a su amigo Babbage: "Me voy a Cambridge el lunes pagando las facturas, recogiendo mis libros y despidiendo a la universidad por un tiempo largo, quizás para siempre. Seguiré el camino de mi padre, tomando sus observaciones en el lugar que él dejó y explorando los cielos con poderosos telescopios".

Así, John volvió a su casa natal y empezó a colaborar con su padre. Su padre, al demostrarlo, hace su propio telescopio con el que va a realizar sus observaciones. Pronto se reputó entre los astrónomos británicos. Y en 1820 fue uno de los fundadores de la Astronomical Society.

Uno de sus primeros trabajos fue la revisión de las estrellas dobles de su padre, cuyo catálogo publicó en 1824, dos años después de la muerte de su padre. Recibió varios honores y premios por este trabajo. También siguió trabajando en matemáticas y en química. Y en 1830 publicó un libro de gran éxito: A todas las personas interesadas en participar en el Festival de Cine de San Sebastián Hablaba de métodos de investigación científica. Y decía que la naturaleza está gobernada por leyes difíciles de explicar matemáticamente, y que el mayor objetivo de la filosofía natural es comprender esas leyes.

Faraday le escribió: "Cuando salió su trabajo sobre filosofía natural, lo leí, como otros muchos, con mucho placer. (...) siento que me ha hecho un mejor pensador y un mejor experimentador, y que todo ello ha aumentado mi personalidad y que, si me permite decirlo, me ha hecho un filósofo mejor". Darwin también lo leyó y lo reconocería en su autobiografía, leyó en su época estudiantil aquel libro y Personal Narrative de Humboldt fue el trabajo que más le afectó.

Herschel decidió poner fin al catálogo del cielo iniciado por su padre. Para ello, como su padre estudió el hemisferio norte, él estudiaría el hemisferio sur. Así, en 1833, cogió su telescopio y se dirigió al cabo de la Buena Esperanza, en Sudáfrica, junto a su mujer y sus hijos.

Allí pasó cuatro años, como luego confesaría, probablemente el más feliz de su vida. Libre de la presión de ser el científico más continuo de la época, estuvo a gusto y tuvo tiempo para trabajar mucho. Además de las observaciones astronómicas, estudió su vegetación. Entre su mujer y ambas realizaron ilustraciones botánicas de gran calidad. Y reflexionó sobre el origen de las especies, la desaparición de unas y la génesis de otras: Describe este proceso como un "misterio de los misterios".

Con estos pensamientos en la cabeza, recibió la visita del joven Darwin. En 1836 el barco Beagle atracó en la Ciudad del Cabo y Darwin quiso visitar al gran maestro. "Sir J fue un feliz acontecimiento. Encuentro con Herschel. Cenamos en su casa y estuvimos un par de veces con él", escribiría Darwin. "Nunca hablaba mucho, pero merecía la pena escuchar cada palabra que pronunciaba".

Darwin dejaría claro que tenía muy en cuenta a Herschel en las primeras líneas de El Origen de las Especies: "...el origen de las especies, ese misterio de los misterios, como le llamó uno de nuestros grandes filósofos".

Herschel regresó a Inglaterra en 1838. Y tardó nueve años más en publicar en Sudáfrica todas las observaciones realizadas con su telescopio. De hecho, explicaría que "todas las observaciones, posteriores cálculos y estudios, así como todas las preparaciones para publicar las he realizado yo". Catalogó casi 70.000 estrellas, realizó importantes observaciones sobre varias nebulosas y galaxias, y dio nombre a las 7 lunas conocidas de Saturno (incluso cuatro de Urano años después).

Y en aquellos años también realizó experimentos y descubrimientos que fueron fundamentales para el desarrollo de la fotografía. Consiguió hacer fotos sostenibles utilizando el tiosulfato sódico como fijador. Por primera vez utilizó las palabras "positivo" y "negativo" y propuso también el término "fotografía", sin saber que Hercules Florence hizo lo mismo cinco años antes.

De hecho, Herschel sabía que la fotografía sería una herramienta muy importante para la astronomía. Hasta entonces la descripción de cualquier objeto celeste fue en palabras o dibujos, y gracias a la fotografía se iba a cambiar. Imagen del cielo atrapado en una fotografía, que cualquier astrónomo podía ver incluso horas o años después.

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