Clara Immerwahr: química, ama de casa, martiri

Etxebeste Aduriz, Egoitz

Elhuyar Zientzia

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Ed. Manu Ortega

El 2 de mayo de 1915, a las pequeñas horas de la noche, Clara Immerwarh, doctora en química ahogada con la delantal de la ama de casa, cogió la pistola del ejército de su marido y partió hacia el jardín, atormentada y desesperada por la actividad de su marido. Había tomado la decisión: su vida terminó.

Clara siempre fue una mujer inteligente. Desde joven demostró ser un alumno inteligente. Acompañaba a sus dos hermanas mayores a la escuela femenina. Le gustaban especialmente las ciencias naturales, y se enfadaba cuando los profesores hablaban de las "obligaciones de las mujeres". A diferencia de sus hermanas, cuyo principal objetivo era casarse, Clara quería seguir la senda de su hermano, que quería cursar estudios universitarios.

A los veinte años conoció al joven Fritz Haber en un curso de danza. Se enamoró, pero se negó a casarse con él porque soñaba con ser económicamente independiente. Así, empezó a cursar sus estudios de profesor y uno de ellos, viendo las capacidades de Clara, le dio a conocer el libro Conversations on Chemistry de Jane Marcet. La química quedó atrapada desde entonces. Su padre también era químico, y a él le gustaba que su hija le gustara la química. Siempre estaría dispuesto a colaborar con los estudios.

Una vez terminados los estudios de magisterio, Clara luchó por el examen de acceso a la universidad. Finalmente, en 1895 se autorizó a las profesoras a acudir a la universidad. Y Clara no sólo cursó estudios universitarios sino también doctorado. Se doctoró en 1900, siendo la primera vez que una mujer doctoraba en Alemania.

Durante un tiempo trabajó como investigadora y también impartió clases de "Física y química en casa" en las organizaciones e institutos de mujeres. Hasta que en agosto de 1901 contrajo matrimonio con Fritz. En un principio, Clara pensó que iba a ser capaz de hacer la vida matrimonial y la carrera juntos, pero le resultó imposible. Por un lado, su marido no le ayudó mucho y, por otro, un embarazo complicado, al principio, y el hecho de tener que cuidar a un hijo de mala salud, le obligaron a permanecer en casa.

Sin embargo, en casa ayudó a su marido, también químico, a escribir un libro sobre sus investigaciones y la termodinámica de las reacciones de los gases. Este libro, publicado en 1905, "lo dedicó a su querida mujer, Fritz--, la doctora Clara Haber, agradeciendo su colaboración silenciosa".

Además, continuó impartiendo clases para mujeres. Y se dio cuenta, con rabia, de que muchos pensaban que su marido preparaba esas clases.

Fritz, por su parte, estaba dando grandes pasos. Profesor del Instituto de Tecnología de Karlsruhe, junto a Carl Bosch desarrolló el proceso denominado Haber-Bosch. Este proceso permitía sintetizar amoniaco a alta temperatura y presión, a partir del nitrógeno y del hidrógeno. El proceso Haber-Bosch tuvo una gran importancia, ya que se podía conseguir por primera vez gracias a un producto sintetizable en un laboratorio con diferentes productos nitrogenados (fertilizantes, explosivos, etc.). La posibilidad de sintetizar los fertilizantes en todas sus formas ofrecía grandes ventajas por un lado, y por otro, este proceso permitió a Alemania producir explosivos.

Mientras tanto, en casa, Clara estaba descontenta de su matrimonio. Escribió a su ex director de tesis en 1909: "Lo que Fritz ha ganado en estos ocho años, eso --y mucho más - lo he perdido yo, y todo lo que me queda en mi me llena de descontento... la razón principal es la forma opresiva de Fritz de ponerse primero, que destruye a cualquier persona que no sea tan humillante como él. El resto de los valores humanos de las fritas, salvo la voluntad de trabajo, están a punto de agotarse y, por decirlo de alguna manera, es un viejo prematuro".

En 1911 se fundó el Instituto de Química Física y Electroquímica Kaiser Wilhelm y se nombró a Fritz, que actualmente lleva su nombre. Y también le dieron una cátedra en la Universidad de Berlín. Eran grandes logros y más teniendo en cuenta el antisemitismo de la época. De hecho, Fritz, y también Clara, eran judíos de origen, aunque ambos se convirtieron en cristianos.

No faltaba, sin embargo, gente que se quejaba de que Fritz no era totalmente alemán. Con la llegada de la Primera Guerra Mundial, tuvo ocasión de demostrar su patriotismo. Además de organizar la Sección de Guerra Química del Ministerio de la Guerra, fue responsable del desarrollo de las armas de destrucción masiva que se conocen y de diversos gases venenosos, incluido el gas mostaza. Y propuso el uso del gas cloro contra los enemigos.

Por su parte, Clara odiaba aquella guerra, que estaba provocando tantas muertes y tragedias. Y, sobre todo, no podía soportar la apasionada dedicación de su marido a la guerra química y utilizar su conocimiento científico para ese fin. Condenó a su marido como "perversión de los ideales de la ciencia". Desolado y asustado, le pidió en varias ocasiones que le abandonara. Pero su marido le respondió acusándole de hacer declaraciones de traición con la patria.

El primer ataque gasista tuvo lugar el 22 de abril de 1915, en Ypres (Bélgica). Fritz fue quien dirigió el ataque. Murieron 5.000 soldados. Fritz fue capitán y volvió a Berlín como héroe. Los periódicos estaban llenos de elogio al nuevo héroe. En casa, sin embargo, no tuvo una gran acogida. Tuvo una fuerte discusión con su mujer. Fue el último.

Sólo su hijo oyó el disparo y él avisó a su padre. Aquella misma mañana Fritz iba al frente este para dirigir los ataques de gas contra los rusos. Así lo hizo.

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