Solemos utilizar las palabras para decir lo que pensamos, pero muchas veces las palabras no son suficientes. Gestos, caricias, adornos, vestidos... Hay muchas formas de expresar sentimientos, deseos y creencias, y una de ellas es el arte. Si retrocedimos miles de años en la historia, también encontramos manifestaciones artísticas. Pero, ¿cuándo comenzó el ser humano a expresar de esa manera sus aspiraciones internas? Según un estudio realizado por un grupo de investigadores internacionales, miles de años antes de lo esperado. En la cueva de El Castillo, en Cantabria, se ha datado la pintura rupestre más antigua de Europa, una sucesión de discos de al menos 40.800 años de antigüedad.
La cueva de El Castillo se encuentra en el pueblo cántabro de Puente Vies. El agujero de la cueva es patrimonio de la humanidad y en él hay 275 pinturas que son testigos de la historia del hombre. Una de ellas es la obra de arte más antigua fechada en Europa, tiene al menos 40.800 años y es un gran punto o disco dibujado con pigmentos rojos. Según las dataciones realizadas hasta la fecha, los científicos atribuían a esta pintura una antigüedad de 30.000 años. Sin embargo, los nuevos datos indican que es 10.000 años más antiguo de lo que se pensaba.
"Creíamos que era necesario poner lo mismo que al arte de Labarreta, por eso iniciamos la investigación", explica el científico Marcos García Díez. Marcos García Díez es profesor del departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPV y uno de los cuatro científicos que han participado en la investigación. Junto a él trabajan el investigador de la Universidad de Southampton Alister Pike, el científico alemán Dirk Hoffman del centro de investigación de la Evolución Humana de Burgos (CENIEH) y el investigador portugués João Zilhão del Instituto de Investigación y Estudios Avanzados de Cataluña (ICREA). Los primeros resultados de su investigación fueron recogidos en la revista Science.
"Hasta ahora se trabajaba en el mundo de la hipótesis, datando por estilo, sin números reales", explica García Díez. Los científicos utilizan tradicionalmente dos sistemas de datación para datar el arte rupestre, ambos limitados: la técnica del carbono 14 y el estilo de la pintura. Con el sistema de carbono 14 se analizan los componentes orgánicos presentes en las pinturas, el carbón vegetal. Pero, según García Díez, esta técnica se puede utilizar en pocas pinturas. De hecho, "sólo entre el 15% y el 20% de las pinturas están elaboradas con materia orgánica, carbón vegetal, por lo que hasta el momento alrededor del 80% de las pinturas no han sido fechadas por métodos empíricos".
Este es el caso de la mayoría de los cuadros de Cantabria. Al carecer de carbono, se ha utilizado un sistema de datación por estilo para determinar la edad de estas obras. "En estos casos se falla básicamente una pintura comparada con otras, no de forma independiente --ha informado el investigador Dirk Hoffman -. Por tanto, este sistema es relativo, no se realiza una datación correcta y está basado en una convicción. Las personas que trabajan con el arte rupestre necesitan hacer dataciones directas, medir directamente la edad".
El Panel de Manos de la cueva de El Castillo es uno de los espacios más importantes del arte rupestre europeo por su número de imágenes, su variedad técnica y temática. En las paredes redondeadas de piedra se pueden ver cuadros de bisontes, dibujos de signos, y rudies más insólitos como las manos humanas dibujadas con pigmentos rojos.
Los grupos de investigadores internacionales han utilizado la técnica uranio/torio en este panel para datar el arte rupestre. El uso de esta técnica no ha sido muy habitual en la datación de las pinturas.
Mediante la técnica uranio/torio no se fata directamente la obra sino la capa de calcita que se ha formado sobre ella. "Si miramos a los muros, en algunas zonas vemos depósitos de calcita --ha resaltado García Díez-- originados por el agua que ha caído en la pared".
Sobre las pinturas se acumulan diferentes capas de calcita, de las que los investigadores analizan las muestras. "El cuadro no se toca. Este método no daña la pintura", ha subrayado García Díez. "Nosotros poco a poco sueltamos la calcita y tomamos muestras a diferentes profundidades. Así, no tendremos una sola datación, sino una serie de dataciones".
El objetivo es obtener muestras cada vez más profundas hasta que se aprecien las primeras huellas de la pintura. Ahí es donde dejan de raspar. "Si la calcita está situada sobre pintura rupestre, antes de que se acumulara la calcita que allí estaba --matiza Hoffmanek-, sabemos que la pintura es más antigua que la calcita que nosotros hemos rascado". Así, mediante la datación de la calcita, consiguen la edad mínima de estas pinturas.
El proceso que ha comenzado con la recogida de muestras continúa en el laboratorio. La muestra de calcita se analiza en el centro de investigación de la Evolución Humana de Burgos.
La técnica del uranio/torio no es nueva, tiene unos 40 años. Sin embargo, en los últimos quince años los espectrómetros de masas han experimentado un desarrollo tecnológico notable, lo que permite ahora trabajar con muestras muy pequeñas. "La técnica alfa es la espectrometría, es decir, se detectan productos de desintegración del uranio. Actualmente la masa necesaria para la medición es 10.000 veces menor que hace unos años. Gracias a ello, ahora es posible ir a la cueva y analizar las muestras tomadas de estas pequeñas zonas de calcita. Hace 10 años no era posible trabajar con ellos", explica Hoffman.
Hoffman separa los elementos químicos de la calcita en el laboratorio limpio. "El 99,9% de la muestra es calcita, y nosotros no queremos, queremos uranio y su concentración es muy baja: unos pocos cientos de nanogramos por gramo". El resultado de esta separación es una disolución que contiene uranio y torio. Mediante la espectrometría de masas miden los ratios de ambos elementos.
Con el tiempo, el isótopo de uranio-238 en la naturaleza se transforma en un torio. Como el tiempo necesario para esta transformación es conocido, el número de torios que se encuentran en las muestras determina la edad de la muestra. Es decir, el análisis determina el porcentaje de uranio que se ha convertido en un torio y, de este modo, el año en el que se produjo la calcita.
Los resultados de estos análisis han arrojado datos significativos al obtenerse dataciones más antiguas de lo esperado en algunos estudios. En la cueva asturiana de Tito Bustillo, por ejemplo, se ha datado por primera vez una figura humana antigua. Se trata de un cuadro de aspecto personal dibujado con pigmentos rojos y fechado entre 35.000 y 29.000 años. Dado que se ha datado la calcita inferior y superior de la pintura, se ha determinado entre qué fecha se realizó la pintura. "En la investigación del arte prehistórico no existe ninguna datación de una figura humana antigua --dice García Díez-, por eso es tan significativa".
También se han tomado muestras en el gran techo de los bisontes de la cueva de Altamira. Es una de las zonas más importantes de la cueva: un cielo decorado con bisontes, caballos, ciervos y signos. Concretamente, han conseguido determinar la edad de algunos signos con forma triangular, y según estos estudios tienen al menos 36.000 años. "Hace unos años se abrió un debate sobre las pinturas de la cueva de Altamira. Los científicos discutían si el techo de los bisontes se había realizado en un período corto o amplio. Es decir, si las pinturas se realizaron entre 20.000 y 12.000 años o en un periodo más amplio", ha señalado García Díez. "Se ha clarificado el debate con el dato que publicamos. Hoy se puede comprobar que en Altamira desde hace 36.000 años hasta los 12.000 años los humanos habían realizado obras pictóricas. La cueva de Altamira fue utilizada durante miles de años como arte rupestre. De alguna manera, las actuales catedrales se han utilizado durante siglos".
Las dataciones más antiguas se han realizado en la cueva de El Castillo, en Cantabria. Por ejemplo, una de las figuras de manos humanas encontradas en el hueco de la cueva tiene al menos 37.300 años. Además, han datado la pintura más antigua de Europa. La confirmación de que un disco dibujado con pigmentos rojos tiene al menos 40.800 años ha puesto nuevas hipótesis sobre la mesa. "Los resultados no sólo han sido significativos en este caso, sino que han sido extraordinarios al abrir un debate sobre los autores de estas pinturas. Se ha cuestionado si estas pinturas no figurativas fueron realizadas por neandertales", ha destacado García Díez.
Estas imágenes tienen al menos 40.800 años, y ahí está la frontera entre neandertales y hombres modernos, según los investigadores. Los científicos hacen interpretaciones o lecturas diferentes, pero entre los 39.000 y los 42.000 años puede haber una frontera entre ambos. "Si en las dataciones hubiéramos llegado un poco más atrás en el tiempo, el debate hubiera estado completamente cerrado", ha añadido.
En los próximos meses los científicos realizarán nuevos estudios en Andalucía, Francia, Asturias y Cantabria. Se centrarán en las imágenes no figurativas, que son las que dan las dataciones más antiguas, con el objetivo de obtener nuevos datos significativos en el debate sobre los autores.