El debate sigue en los tejados

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

El debate sigue en los tejados
01/01/2010 | Galarraga Aiestaran, Ana | Elhuyar Zientzia Komunikazioa
(Foto: Eider Carton)

Aunque las medidas de seguridad de las antenas de telefonía no son suficientes para algunas personas, según los físicos no hay peligro

En agosto del año pasado, el ICNIRP confirmó que los criterios de protección frente a las radiaciones no ionizantes son los adecuados. De hecho, en Europa las normativas sobre antenas de telefonía móvil y similares se basan en las recomendaciones de esta comisión. Sin embargo, hay personas que consideran que estas medidas no son suficientes. Sin embargo, los físicos creen que no hay razón para pensar.

ICNIRP es la Comisión Internacional para la protección contra la radiación no ionizante. Está formado por científicos independientes de diferentes campos: médicos, dermatólogos, epidemiólogos, biólogos, fotobiólogos, fisiólogos, físicos, ingenieros de electricidad y expertos en dosimetría. Entre otros, se encargan de determinar los límites de seguridad de las fuentes de radiación de baja frecuencia.

De hecho, ICNIRP decidió en 1998 esos límites máximos. Por ejemplo, a una frecuencia de 900 MHz (frecuencia habitual en telefonía móvil) se propuso una densidad de potencia máxima de 450 ?W/cm2. Estas limitaciones son recomendaciones y para su implantación se analizaron todas las investigaciones realizadas hasta el momento, con el fin de comprobar el valor de los organismos vivos que mostraban algún efecto. Pues bien, ICNIRP decidió que los límites máximos fueran 50 veces inferiores a esos valores.

Las recomendaciones del ICNIRP han contado con el visto bueno de la Organización Mundial de la Salud y de las principales organizaciones internacionales en el ámbito de la física y la ingeniería, en las que se basaron los responsables de los países de la Unión Europea en la elaboración de legislaciones. En algunos países se utilizan los mismos valores en las normativas y en otros se limitan aún más, como Italia, Suiza y Rusia. Incluso dentro de algunos países, en algunas comunidades, los valores máximos son inferiores a los fijados por el Gobierno. En España, por ejemplo, la densidad de potencia máxima autorizada en la Comunidad de Castilla-La Mancha es de 10 ?W/cm2.

Para aquellos que cuestionan la suficiencia de las medidas de seguridad, la existencia de este tipo de diferencias en las normativas de uno y otro tipo plantea la duda de que el hecho de que las recomendaciones que sustentan las normas sean tan antiguas, acentúa esta duda.

Sin embargo, ICNIRP ha revisado las investigaciones llevadas a cabo desde entonces y no ha encontrado ninguna razón para cambiar las recomendaciones, afirmando que las ratifica el pasado mes de agosto.

Por otra parte, las mediciones realizadas sobre las antenas de telefonía móvil muestran que la densidad de potencia emitida es muy inferior a la máxima establecida. Así, según datos del Ministerio de Industria español, en 2007 se midió el mayor valor en la Comunidad de Madrid, alcanzando los 2,32 ?W/cm2, muy por debajo del límite máximo establecido (450 ?W/cm2) (193,9 veces menor).

Hay quien pide que las antenas se pongan en el monte, lejos del pueblo. Pero cuanto más alejados estén, más potencia tienen que tener. Ed. : Valentín Gómez.

En Euskal Herria, en todas las mediciones que se han realizado, los valores recogidos han quedado muy lejos de los límites legales. Así nos lo han confirmado Nerea Zabala y Joseba Zubia, profesores del Departamento de Electricidad y Electrónica de la UPV/EHU y del Departamento de Electrónica y Telecomunicaciones respectivamente.

Además, Zabala no cree que la radiación emitida por las antenas pueda ser nociva. Según él, las radiaciones que utilizan los móviles y los sistemas sin cable tienen poca energía, por lo que no tienen peligro. Y añade, "por el contrario, a partir del ultravioleta tienen mucha energía, son ionizantes y tienen la capacidad de causar daño". Así pues, parece paradójico que la gente se preocupe más por la radiación que emiten las antenas que por la que emite el Sol.

Joseba Zubia está de acuerdo con Zabala y manifiesta con firmeza su postura. "Yo he participado en mesas redondas y debates dando mi opinión sobre lo que sé y lo que veo. Si los antenas me mostraran alguna prueba clara, no tendría ningún problema en pedir que se eliminen las antenas o que se afilaran las medidas de seguridad. Pero de momento todas las pruebas demuestran lo contrario, que no son peligrosas para la salud".

En estas mesas redondas se da cuenta de que la gente tiene falsas creencias. Por ejemplo, muchos piden que las antenas se instalen fuera del pueblo. "La pregunta es: ¿Se pueden poner en el monte? Y la respuesta es: Sí. Pero, ¿hay que colocarlos? Pues la respuesta es que no." Y es que si se colocan lejos, deberían tener más potencia. Por lo tanto, el Puente propone la instalación de pequeñas antenas alrededor de un vatio, con el fin de que la cobertura y los niveles de señal sean similares en todos los lugares. Es partidario de seguir investigando en esta línea.

Por otro lado, le sorprende que algunas personas tengan tanto miedo a las antenas y, sin embargo, utilicen el móvil, ya que "a través de los teléfonos reciben más radiación que las antenas. Y pone el ejemplo de que un móvil puede emitir una potencia de un vatio y el que habla tiene pegado al oído, mientras que una antena puede contener 20 vatios, pero a una persona a 10 metros sólo le llegarán 0,2 vatios.

Volviendo a las antenas, el Puente también tiene una sólida opinión sobre estudios epidemiológicos que relacionan el número de antenas con casos de cáncer. "Son como la investigación del cucarachas: a medida que se van quitando las patas, las cucarachas se vuelven sordas, ya que cuando se les llama no van al investigador. Pues esas conclusiones son erróneas". Y sigue: "si se relaciona el número de preservativos con los casos de cáncer, también se deduciría que tienen relación directa. Yo he probado con zapatos y sale".

Nanoantenas de oro: transmisión de datos en luz visible
Los ingenieros están utilizando cada vez más frecuencias de radio para transmitir más datos en menos tiempo. Hace unos años, los científicos demostraron que era posible transmitir datos a frecuencias superiores a las ondas de radio, las de luz visible. Sin embargo, el principal problema es el tamaño de las antenas.
Hans-jürgen Eisler y Mathias Wissert, investigadores del Instituto de Tecnología Karlsruhe, han desarrollado un método para la fabricación de nanoantenas. Ed. : LTI.
Las antenas dipolo son la clave de la comunicación entre emisor y receptor. Y para que la comunicación sea efectiva, lo ideal es que el tamaño de la antena sea la mitad de la longitud de onda. Por tanto, en las frecuencias de la luz visible serían necesarias nanoantenas. Por ejemplo, la frecuencia de la luz amarilla es de 500.000 GHz y tiene una longitud de onda de 600 nm. Así, la antena debería medir un máximo de 350 nm.
Imagen de una nanoantena al microscopio. Los colores muestran distintas frecuencias de transmisión. Ed. : LTI.
La realización de antenas de esta medida es muy difícil. Ahora, en el Instituto Alemán de Tecnología Karlsruhe, utilizando la litografía por haces de electrones, han conseguido fabricar antenas de oro de menos de 100 nm. Las nanoantenas de oro funcionan como las de radio, pero son 10 millones de veces menores que ellas (las de radio miden alrededor de un metro) y su frecuencia es un millón de veces mayor que la de radio (100.000 GHz frente a 100 MHz).
Esta frecuencia permite una modulación muy rápida de la señal, lo que permite una transmisión muy rápida de muchos datos. Según los investigadores, la transmisión de datos puede ser 10.000 veces más rápida y consumiría menos energía. Además, nadie pone en duda que la luz visible no es peligrosa para las personas ni para los animales y las plantas.
Galarraga de Aiestaran, Ana
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