El proyecto de la ONU para el Medio Ambiente y el Desarrollo, el PNUMA, ha realizado un diagnóstico de la evolución del medio ambiente a nivel global desde la conferencia de Río de Janeiro de 1992 y ha sacado conclusiones sobre el incumplimiento de los objetivos entonces fijados.
Ante ello, y con el objetivo de revolucionar la situación, presentará en Río+20 una propuesta basada en dos pilares. Uno de los pilares es la economía verde y el otro la estructura institucional para el desarrollo sostenible.
A lo largo de la última década, las crisis climáticas, de la biodiversidad, del combustible, de los alimentos y, por último, del sistema financiero y del conjunto de la economía se han unido. A pesar de que las causas de estas crisis son varias, el PNUMA considera que en todas prevalece el mismo elemento: la asignación errónea de capital.
De hecho, según el PNUMA, en los últimos 20 años una parte importante del capital se ha destinado a bienes, combustibles fósiles y activos financieros, y en contraste, se ha invertido muy poco en energías renovables, eficiencia energética, transporte público, agricultura sostenible, protección de ecosistemas, diversidad ecológica y conservación de la tierra y el agua. La crisis que vivimos ahora se debe a una mala orientación del capital.
En cualquier caso, el PNUMA cree que la crisis (o las crisis) permiten un cambio, es más, está convencido de que estamos en el momento adecuado para cambiar. En ese cambio, tiene la esperanza de que la economía verde sea clave y de cuál debería ser el camino hacia la nivelación de la economía.
La economía verde para el PNUMA es una economía que mejora el bienestar de las personas y la igualdad social, a la vez que reduce los riesgos ambientales y las deficiencias ecológicas, y para conseguirlo propone invertir el 2% del producto interior bruto (PIB) mundial, desde hoy y hasta 2050. En total, ha estimado en 1.300 mil millones de dólares al año y ha determinado el ámbito al que se debe destinar esta inversión. Se trata de diez ámbitos: agricultura, construcción, energía, pesca, silvicultura, industria, turismo, transporte, agua y gestión de residuos.
La guía para diseñadores de políticas, elaborada por el PNUMA, explica en qué y cómo utilizar las inversiones en cada uno de estos ámbitos. Pero antes ha dejado claro que el crecimiento económico y el desarrollo sostenible no son incompatibles y ha afirmado que la economía verde impulsa el trabajo y el desarrollo económico. En este sentido, ha anunciado que la evaluación económica ha tenido en cuenta no sólo el PIB sino otros aspectos como los puestos de trabajo, el uso de recursos, las emisiones y el impacto ecológico.
Así, en la Guía del PNUMA se prevén los beneficios en cada ámbito, pero eso sí, advierte de que estamos muy lejos de la meta. De hecho, divide casi todos los países en dos grupos. Se trata de un conjunto de países con altos niveles de desarrollo económico y bienestar que han perdido recursos naturales y calidad ambiental. En el otro grupo se encuentran aquellos países con escasa huella ecológica pero con importantes carencias en servicios y bienestar material.
Teniendo en cuenta esto, los caminos de la nivelación económica no podrán ser los mismos en todos los casos, pero habrá que hacer un esfuerzo similar. Para ello, la ONU ha anunciado que el congreso Río+20 será un hito, ya que considera imprescindible la participación de gobiernos, empresas y organizaciones y agentes internacionales para avanzar hacia una economía verde. Así, una de sus metas es promover acuerdos y colaboraciones entre unos y otros.
Reconociendo que el camino puede ser largo, el PNUMA ha afirmado que el cambio hacia la economía verde ya se está produciendo. Eso no es poco, y ese cambio está siendo más rápido que nunca, según él. Para demostrarlo, aporta una serie de datos: Las inversiones en energías renovables realizadas en 2010 son aún mayores que las previstas gracias a países de fuera de la OCDE, especialmente Brasil, China e India. La participación de estos países en las inversiones en energías renovables pasó del 27% al 40% en un único año (2007 a 2008), tendencia que se mantiene.
De hecho, ha calificado el ejemplo chino como representativo: El gobierno chino prometió invertir 354.230 millones de euros en los sectores verdes en 2011 y en los cinco años anteriores invirtió un total de 159.710 millones de euros. Esta inversión se centró principalmente en tres áreas: reciclaje y reutilización del agua, tecnologías limpias y energías renovables. Por supuesto, el gobierno chino espera que esta inversión dé sus frutos. De hecho, prevé que el crecimiento de estas áreas sea entre 8 y 10 veces superior al de otros sectores industriales.
Según el PNUMA, los beneficios de la nivelación económica no se limitan al crecimiento del PIB, sino que incide directamente en el bienestar de las personas y en la igualdad social. Reconoce la existencia de riesgos y desafíos en el camino y hace falta un gran esfuerzo para redefinir las formas de medir la riqueza, la prosperidad y el bienestar. Pero también menciona qué es lo más peligroso para todos: mantener la situación actual y seguir por el mismo camino. Por lo tanto, en Río+20 apostará por una economía igualada.