Desde que los primeros pastores trajeron sus ovejas al País Vasco han pasado miles de años adaptándose a la zona. Las ovejas mejor adaptadas han dejado más descendientes, por lo que las ovejas que tenemos hoy en día conocen perfectamente el entorno en el que viven. Dicho de otra manera, han modelado su instinto para sobrevivir lo mejor posible en Euskal Herria. Gracias a su instinto, aunque continúan en el campo cuando llueve, cuando llega el granizo, se ponen al abrigo, bien en el establo o bajo una roca. Ni siquiera con los grandes calores de verano pueden estar a pleno sol, y son capaces de predecir grandes truenos.
Las ovejas siguen a su instinto para escapar de las grandes tormentas y el granizo, pero ¿siguen a su marido para comer? ¿Qué hábitat eligen? ¿O en lugar de elegir, comen lo que tienen enfrente?
Para poder responder a estas preguntas es necesario conocer los desplazamientos que realizan las ovejas a diario y si explotan todos los lugares con la misma intensidad. Esto se denomina zona de uso y calcula la intensidad de pastoreo en la zona de pastoreo de las ovejas. Sin embargo, para poder hacer el cálculo, se necesitan ubicaciones de ovejas, para ello se seleccionaron 40 ovejas de tres rebaños y se les colocó un collar de GPS durante dos meses para registrar sus posiciones (Figura 1).
Con la utilización de estos puntos de ubicación se determinaron las zonas de uso de las ovejas (Figura 2) y se concluyó que las ovejas explotan el territorio de forma heterogénea, es decir, pasan más tiempo en unas zonas que en otras. En general, las zonas más utilizadas son las cercanas a las chabolas de los pastores, pero si bien las zonas más oscuras de la imagen corresponden a las chabolas, también existen otras zonas bastante utilizadas. Con esta información, pudimos responder a la primera pregunta: las ovejas eligen dónde caminar, prefieren unos lugares a otros.
Una vez respondida la primera pregunta, empezamos con la segunda, ¿qué hábitat les gusta? Para ello es necesario conocer el área de vida del animal (Figura 3), es decir, el terreno necesario para que los animales puedan desarrollar todas sus actividades. Y es que, aunque en algunos lugares haya poco tiempo, es posible que sea necesario en determinadas épocas de la vida. En la época de cría, por ejemplo, toman una dieta especial para producir correctamente la leche, por lo que utilizan regiones que no la usarían a lo largo del año.
Las áreas de vida estimadas eran plantaciones de entre 59 y 170 ha, que hacían que los pastores retornaran las ovejas dos veces al día a la cabaña, por lo que las ovejas no podían utilizar el territorio deseado. La distancia máxima que se alejaba de la chabola era de 3 km, lo que permitía encontrar un hábitat adecuado en estas hectáreas.
Una vez conocida la ubicación de las ovejas, faltaba conocer los tipos de hábitats presentes en la zona.Para ello, nos basamos en mapas de vegetación y vimos que la zona ocupada por las encinas estaba formada por cinco hábitats:
La localización de las ovejas y los mapas de vegetación nos permitieron conocer la comunidad vegetal en la que se encuentra cada uno de los puntos de ubicación, lo que nos permitió conocer cuáles eran los hábitats más utilizados. Sin embargo, esto no es suficiente, ya que en los hábitats más abundantes había más puntos de localización que en el resto. Por ello, comparamos el hábitat utilizado por las ovejas con su disponibilidad. Es decir, si las ovejas se desplazaran de forma aleatoria, sin prioridad alguna, utilizarían el hábitat más presente en el territorio y el menos abundante. El número de puntos de ubicación en cada hábitat permite conocer si utilizan lo esperado aleatoriamente, si lo utilizan menos o más. Y, por tanto, se puede observar claramente si las ovejas tienden a elegir un hábitat o lo evitan expresamente (figura 4).
En la figura 4 se puede observar que las ovejas usaban todos los hábitats, es decir, necesitaban todas las comunidades vegetales de su área de vida para vivir bien. Sin embargo, a pesar de la importancia de todos los hábitats, está claro que los matorrales tenían menos importancia. Tan pequeño que desde que estaban a su alcance (la barra blanca de la imagen) se utilizó muy poco (barra gris).
El denso pastizal, totalmente formado por plantas herbáceas, utilizaban menos de lo que tenían disponible, pero las ovejas pasaban mucho tiempo allí. Las ovejas necesitan mucho comer, ya que la hierba es un alimento poco energético. El hábitat más presente en la zona de uso de las ovejas es el pastizal denso, que es aprovechado por las ovejas como gran fuente de energía tras los pastos de transición (Figura 4).
Por otra parte, los pastizales de transición, las zonas nitrófilas y los bosquetes son elegidos especialmente; gustaban por su hábitat potencial, hasta el punto de que los puntos de ubicación de las ovejas se encontraron con mayor frecuencia que los esperados aleatoriamente en los pastos de transición, zonas nitrófilas y zonas arboladas (figura 4). Los pastizales de transición son el medio existente entre el denso pastizal y el pedregoso, es decir, si bien son pastizales extensos, aparecen ocasionalmente piedras que, como consecuencia de esta singular estructura, presentan una mayor diversidad debido a la presencia de especies tanto de pastos rocosos como de prados densos. Las ovejas eligen zonas de gran diversidad, ya que de esta manera pueden comer gran cantidad de hierbas en un espacio reducido, optimizando la dieta, maximizando la calidad y minimizando el esfuerzo.
Los medios nitrófilos y arbolados también son muy utilizados, pero no para alimentarse, sino para reflexionar. Las ovejas, animales rumiantes, tardan mucho en digerir la celulosa y en esos momentos tienden a estar tumbadas. Cuando están tumbados, liberan nitrógeno al suelo, ya que allí se defienden, formando hábitats nitrófilos. En los días más calurosos, por el contrario, se protegen bajo los árboles, por lo que se utilizan tanto arbolado. En cuanto al pastizal pedregoso, no lo eligen ni lo rechaza, es decir, lo utilizan como se esperaba aleatoriamente.
En definitiva, se puede afirmar que las ovejas tienen una clara preferencia por los hábitats más accesibles. Sin embargo, la elección de estos hábitats es relativamente clara y, además, dan un uso diferente a cada tipo de hábitat. Los animales no explotan el medio al azar, tienen pastos de transición para alimentarse con gusto y son necesarios prados densos para que las ovejas coman lo suficiente. Para la reflexión utilizan medios sombríos y nitrogenados.
De esta manera, con este trabajo se ha podido comprobar que las ovejas siguen su instinto a la hora de comer y que les gustan los pastos de gran diversidad y las zonas de sombra para la reflexión. Saben qué les conviene comer en cada época y qué les aporta los alimentos y la energía que necesitan. Es imprescindible conocer toda esta información si queremos mantener entornos como Aralar. Y es que necesitamos diferentes tipos de pastos para mantener la salud de las ovejas y de ovejas para mantenerlas. ¿Qué sería Aralar sin ganado?
Burt, W. H. (1943). Territoriality and home range as applied to mammals. Journal of Mammology, 24, 346–352.
Feng, C., Ding, S., Zhang, T., Li, Z., Wang, D., Wang, L., Liu, C., Sun, J., Peng, F. (2016). High plant diversity stimulates foraging motivation in grazing herbivores. Basic and Applied Ecology, 17(1), 43–51.
Wang, L., Wang, D., He, Z., Liu, G., & Hodgkinson, K. C. (2010). Mechanisms linking plant species richness to foraging of a large herbivore. Journal of Applied Ecology, 47(4), 868–875.