Desde el ábaco utilizado en la antigüedad para enseñar los principios generales de la aritmética se ha pasado un largo tiempo al actual ordenador eléctrico. En el camino hacia la automatización, el primer ordenador electrónico fue creado por el profesor Howard Aiken en 1944 en Estados Unidos. Esta máquina funcionaba mediante relés, además de las órdenes e instrucciones grabadas en las tarjetas perforadas, trabajaba con los datos almacenados en la memoria.
A partir de entonces, se han realizado esfuerzos para que estas máquinas tengan un tamaño cada vez menor, al tiempo que han ido aumentando su capacidad y velocidad de procesamiento de datos. Gracias a un software complicado, hoy en día cualquier usuario de ordenador puede ser, aunque sólo tenga un poco de conocimiento del ordenador.
Por otra parte, la extensión de la llamada informática o ciencia para el tratamiento automático de la información es una de las causas del rápido cambio social que vivimos. En cuanto al mundo jurídico, esta nueva ciencia nos ofrece medios para llegar a un Derecho más concreto y claro, tanto a nivel de uso como en la propia aplicación.
Es más, la nueva tecnología está cambiando la forma de pensar de los juristas. Por ello, no le queda más remedio que adaptarse a estos nuevos métodos al profesional del Derecho, aunque sólo sea para abordar cuestiones viejas desde una perspectiva diferente y adaptar su actividad jurídica al desarrollo tecnológico.
La relación entre Informática y Derecho se concreta en dos ámbitos. Por un lado, la actividad actual en el día del Derecho puede contar con el apoyo de la informática, denominada Informática Jurídica. Por otro lado, gobernar la influencia de la Informática en la sociedad es una tarea de Derecho, el Derecho informático.
Dado que el objeto de este artículo es dar a conocer una aplicación concreta del primer campo, nos encargamos ahora de dar una introducción y una visión general a esta ciencia. Como ya se ha sugerido anteriormente, la Informática Jurídica presta un gran apoyo a la actividad profesional del Derecho. En la actualidad, esta ciencia ha desarrollado tres aplicaciones diferenciadas: el apoyo a la gestión de la actividad jurídica (por ejemplo, procesadores de textos y programas de gestión para uso en oficinas de abogados); la posibilidad de guardar y recuperar documentación jurídica en soporte magnético (bases de datos para la consulta de legislación, jurisprudencia y doctrina); la posibilidad de ayudar a la resolución y resolución de litigios por ordenador (conocidos como Sistemas Expertos).
La reciente aplicación de los profesores de Derecho Civil de la Facultad de Derecho de San Sebastián, en colaboración con el equipo informático de Elhuyar, cumple con una variante muy interesante la segunda de las funciones anteriormente citadas, ya que el sistema automatizado ideado y ejecutado por este grupo, además de reunir la legislación y la doctrina para tratar un determinado ámbito del Derecho civil, permite realizar ejercicios prácticos sobre este ámbito.
El objetivo del proyecto era elaborar un método que pueda ayudar al aprendizaje del Derecho civil. En definitiva, ofrecer una alternativa a los métodos tradicionales a través de la cual los usuarios de la aplicación:
Podrá localizar rápidamente datos sobre el tema concreto que le interesa. La aplicación cuenta con una serie de menús que recogen los principales epígrafes del tema, lo que permite al usuario conocer de inmediato dónde va a encontrar. Esto tiene la ventaja de que los sumarios de los libros de texto no tienen ninguna ventaja, es decir, que al dar al ordenador una llave de referencia (una palabra, un número, cualquier otro signo) se apantallen inmediatamente las peticiones al usuario. Si lo desea, también puede acceder a la información solicitada a través de una impresora.
En cuanto a los ejercicios (teniendo en cuenta que el usuario puede acudir directamente a esta parte del programa si así lo desea y una vez introducidos los ejercicios se puede volver a la parte dogmática atrás), al igual que en el apartado anterior, se le da al usuario un menú en el que los ejercicios corresponden a cada uno de los apartados de la parte teórica en que los encuentra. En el momento de resolverlas, el programa desempeña la función de docente, indicando en primer lugar si la respuesta que ha dado al usuario es correcta o no; en caso de no acertar, ofreciendo ayuda antes de darle la opción de volver a contestar; y en caso de que no consiga responder correctamente después de la última sesión.
Por otro lado, hay que decir que al plantear los ejercicios se ha actuado con el concepto de aleatoriedad tan utilizado en informática. Esto permite crear un conjunto de ejercicios a partir de un enunciado. Por ejemplo, entre las posibles respuestas que se ofrecerán en preguntas tipo test, siempre habrá una correcta (puede ocurrir que ésta también sea diferente de una sesión a otra) pero el resto de opciones no siempre serán las mismas. Este sistema requiere una reflexión más profunda, y aunque se repiten más de una vez los mismos ejercicios, se descarta el hábito de respuesta automática.
Cuando se selecciona un apartado del tema, el orden de los ejercicios es fijo, ya que como primer paso se ha considerado más adecuado resolver los ejercicios en el orden lógico que el tema requiera. Sin embargo, si se quiere utilizar la aplicación como un repaso, también se ofrece la posibilidad de pedir ejercicios mezclados.
Los frutos de la primera sesión de esta aproximación entre profesores de derecho e informáticos exigen una continuidad. Y es que, siendo una de las actividades más valoradas en la sociedad actual la capacidad de información y procesamiento de la información, los juristas no pueden eludir este nuevo reto. Menos aún cuando los resultados del trabajo han sido tan positivos y tan útiles.