Nuevo cine 3D

Roa Zubia, Guillermo

Elhuyar Zientzia

Las películas que ofrecen una sensación tridimensional no han tenido mucho éxito, salvo en el Futuroscope y en parques temáticos como éstos. Sin embargo, este mercado no está descartado; Disney, por ejemplo, está apostando en los últimos años por películas tridimensionales. Gracias a las nuevas técnicas, vuelve el cine tridimensional.
Nuevo cine 3D
01/09/2008 | Roa Zubia, Guillermo | Elhuyar Zientzia Komunikazioa

(Foto: G. Roa)
Es fácil engañar a los ojos para que vean una imagen tridimensional donde hay un par de imágenes bidimensionales. Lo más difícil es que esa ilusión óptica sea buena, es decir, simular bien la realidad tridimensional sin que el espectador se canse y se desmaye. Quizá por eso nunca se ha extendido mucho el mercado de películas tridimensionales.

Sin embargo, el mercado no está agotado, al menos las grandes compañías no lo consideran agotado. Las películas tridimensionales están (o han existido) expuestas en diferentes parques temáticos y en algunas exhibiciones de expo. Se trata de qué hacer para ampliar el mercado. El problema es a la vez tecnológico y económico. Se han desarrollado buenos sistemas de creación de imágenes tridimensionales, pero son muy costosos.

Dos ojos, dos imágenes

La base es sencilla y económica. La clave está en dar una sola imagen a cada ojo, y que sean muy similares. Es lo que hacen los ojos para ver la realidad tridimensional: cada ojo recibe una imagen muy parecida pero diferente.

Entre ambos ojos hay unos seis centímetros, por lo que cualquier objeto que se encuentre delante de la nariz lo vemos desde dos ángulos. El ojo derecho ve la parte delantera y derecha de las cosas y los ojos izquierdo, delantero y izquierdo. Cuanto más cerca esté el objeto a ver, mayor es la diferencia entre las dos imágenes. El cerebro es el que crea la ilusión óptica de las tres dimensiones (y la sensación de la distancia) cuando mezcla las imágenes. En definitiva, es un tipo de triangulación.

Este par de imágenes son un ejemplo de estereoscopia. Se pueden mezclar y enfocar a simple vista y el cerebro crea una ilusión tridimensional.
G. Roa

El efecto es evidente con la propia imagen de la nariz; cada ojo lo ve desde muy diferentes puntos de vista. Sin embargo, es imposible mirar la nariz simultáneamente con dos ojos para crear una representación tridimensional. Está demasiado cerca para ello. Pero si las imágenes tienen una semejanza mínima y a cada ojo se le da una imagen tomada del ángulo correspondiente, el cerebro hace el trabajo.

Y ese es el efecto que se utiliza en las películas tridimensionales. Crean dos imágenes por fotograma. El efecto de las tres dimensiones se obtiene normalmente con un ángulo entre los dos puntos de vista de 5-6 grados. Una imagen a cada ojo y el cerebro produce el efecto. Este proceso se denomina estereoscopia.

Gafas

Las dificultades técnicas comienzan cuando se envía cada imagen a un ojo concreto. En las películas, las dos imágenes están unidas en la pantalla, pero tienen un distintivo, es decir, una característica que sirve para diferenciarlas. La separación se realiza mediante gafas delante de cada ojo.

La NASA utiliza un sistema anaglífico, por ejemplo, para ofrecer imágenes tridimensionales de la portada de Marte en Internet. Esta imagen produce un efecto tridimensional visto con gafas de dos colores.
ANDÉN
Un ejemplo conocido es el sistema de gafas rojo-azules: anaglifo. Las imágenes se separan mediante filtros de colores. El filtro rojo broncea el color azul y el filtro azul ennegrece el rojo. Para aprovecharlo, una imagen de anaglifo elimina el componente rojo y el otro el componente azul. Finalmente, cada imagen atraviesa un filtro que llega a un solo ojo.

Se consigue el efecto, pero no es una buena técnica porque distorsiona los colores. La imagen queda mal enfocada y la distorsión debe ser compensada por el propio filtro. Por ejemplo, con gafas con filtro de celofán, la distorsión es muy grande, el mejor resultado se consigue con lentes acrílicas, aunque debe compensar una media dioptría en la parte roja.

La otra opción es polarizar ambas imágenes y que los filtros de las gafas tengan filtros para luz polarizada. Si una imagen está formada por líneas verticales y la otra está formada por líneas horizontales, se distinguen fácilmente por filtros con forma de parrilla, uno vertical y otro horizontal. Pues la luz polarizada es así, pero aplicada a la onda de la luz. El problema surge cuando el espectador se inclina la cabeza, por lo que en algunos casos se utiliza la polarización circular, es decir, aquella que gira en la misma o en la contraria dirección de las agujas del reloj al avanzar la onda polarizada. Este sistema da mucho mejor resultado que el anaglife. Eso sí, exige la polarización de las imágenes.

IMAX

En la Expo de Osaka, en 1990, se presentó un nuevo sistema sin imagen polarizada aplicado a la tecnología IMAX: IMAX SÓLIDO. Juega con el tiempo. El cine muestra 24 fotogramas por segundo; IMAX, en lugar de presentar las dos imágenes de estereoscopia simultáneamente, las va alternando, una para el ojo izquierdo y otra para el derecho. En total son 48 fotogramas en un segundo. Junto a esto, hay que cubrir un ojo en la mitad del fotograma y el otro en la otra mitad, y ahí está el trabajo de las gafas: las gafas tienen un obturador en las ventanas y están sincronizadas con la exhibición de la película.

Futuroscope es el único cine del sistema IMAX SÓLIDO de toda Europa.
G. Roa

La principal ventaja de IMAX es que utiliza un solo proyector, ya que no proyecta las dos imágenes de la estereoscopia simultáneamente. Esto simplifica mucho la tecnología del proyector, pero hace mucho más compleja la de las gafas. Al final es un producto muy caro, porque todos los espectadores que están en el cine tienen que tener esas gafas tecnológicas.

El sistema no es comercialmente viable, al menos a gran escala. Además de en la Expo de Osaka, en la de Sevilla en 1992, la única de toda Europa se encuentra en el parque temático Futuroscope. En definitiva, los resultados son buenos, pero el sistema es muy caro.

Real D

IMAX SÓLIDO no es la última tecnología en películas tridimensionales. La compañía Disney ha desarrollado un nuevo sistema denominado Real D, que supuestamente pretende reabrir películas en tres dimensiones al cine comercial. En 2005 presentó su primera película con este sistema: 3D de Little Chicken, versión tridimensional de Chicken Little. Desde entonces ha realizado (y lo está haciendo) tanto versiones de las existentes como nuevas películas para el sistema tridimensional.

Disney estrenó su primera película con el Real D en noviembre de 2005. Fue una versión tridimensional de la película de Little Chicken. Para tener éxito en el mercado utilizaron un sistema más barato que el IMAX. La principal diferencia entre ambas son las gafas, el Real D funciona con gafas baratas de cristal polarizado.
Iceten; Disney
El sistema Real D es la tecnología más avanzada en el mercado tridimensional. Sin embargo, no está basada en nuevas ideas, sino en tecnologías ya utilizadas.

Por un lado, al igual que en el IMAX, las imágenes de ambos ojos no se proyectan simultáneamente, sino por turnos. Por eso necesitan un solo proyector, aunque es un proyector muy rápido. Para hacer la imagen más estable proyectan tres veces el mismo fotograma para obtener una mejor calidad: cada ojo, en vez de recibir 24 fotogramas por segundo, recibe 72 fotogramas. El proyector debe funcionar por tanto a 144 fotogramas por segundo.

Por otro lado, utilizan luz polarizada circularmente. Por tanto, las gafas del Real D no deben cubrir uno u otro ojo en cada fotograma. No es necesario sincronizar las gafas con el proyector. En lugar de jugar con gafas, el propio proyector polariza los fotogramas mediante un par de filtros. Estos filtros son alternados por el proyector 144 veces en un segundo. Este sistema requiere un proyector rápido y complejo, pero al utilizar gafas baratas, el sistema es más adecuado y más económico para su uso en salas comerciales.

Sin embargo, es una apuesta. Para utilizar el Real D, los propietarios de las salas comerciales deben adquirir un complejo proyector. Parece que este sistema nunca tendrá tanto éxito como el cine convencional, pero también puede tener un mercado. Lo mismo ocurre con los planetarios, que necesitan un proyector especial y caro, y que tienen menos planetario que las salas de cine convencionales, pero el Real D es más extensible que el IMAX SÓLIDO.

(Foto: G. Roa)

Según Disney, con Chicken Little 3D en tres dimensiones ganaron más dinero que con Bidimensional. Hay que analizar, sin embargo, si este dato es representativo de la industria cinematográfica.

Pero está claro que, al menos en estos momentos, el mercado se está expandiendo tanto en Estados Unidos como en Europa (Kinepolis, por ejemplo, abrió en 2007 17 salas para ver el Real D, 10 en Bélgica, 6 en Francia y una en España). Con este sistema se han estrenado siete películas y está en marcha la producción de otras nueve. Se han traducido películas tridimensionales.

¿Distancias o zona extensa?
(Foto: G. Roa)
Los animales que ponen los dos ojos mirando al mismo punto lo ven en tres dimensiones, lo que les permite medir distancias. Sin embargo, muchos animales tienen otra estrategia visual: tienen los dos ojos muy separados y no pueden medir distancias, pero ven una amplia zona. La industria del cine también ha querido imitar esta estrategia. Las salas de cine de 360 grados lo hacían proyectando en todo momento una panorámica de la gira. Sus dificultades técnicas son menores. En definitiva, se puede conseguir gracias a un objetivo que rueda grandes ángulos. El problema es que la biología humana no ayuda a este tipo de cine. El cerebro produce las tres dimensiones de forma espontánea, por lo que el cerebro trabaja con la imagen adecuada de los ojos. Pero para ver una zona extensa, como la de 360 grados, el hombre debe girar la cabeza y siempre tendrá una parte de la zona fuera de la vista. De ahí que los cines 360 grados tengan menos éxito que los tridimensionales.
Puente Roa, Guillermo
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